—¿¡En que mente enferma cabe usar el aroma de mi ex mujer!?

Y no era una locura sólo por como carajos lo había conseguido, si no porque no pensaba ni sentía deseo por ella desde que encontró a su cervatillo y menos le daría a creer que era el reemplazo de su ex esposa.
—¿¡En que mente enferma cabe usar el aroma de mi ex mujer!? Y no era una locura sólo por como carajos lo había conseguido, si no porque no pensaba ni sentía deseo por ella desde que encontró a su cervatillo y menos le daría a creer que era el reemplazo de su ex esposa.
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados