Tras toda una noche con Asmodeo, se sentía terriblemente agotado y aún con mal genio pues parecía que de nada le sirvió esa visita.
Terminó vaciando su veneno como una vibora en laboratorio una tras otra vez hasta que se sentía tan mareado como para poder seguir, estando a nada de liquidar al pecado por no ayudarlo si no sólo usarlo como dispensador de lujuria en vivo.
—Maldita gallina turuleca...
Murmuró y entró a su alcoba, desvistiendose al arrojar todo al piso, no tenía ni las ganas ni los modos de ser prolijo, tumbandose a la cama para intentar dormir un poco por lo menos antes de que el hotel empezara a parecer mercado con tanto ruido de un lado a otro.
Terminó vaciando su veneno como una vibora en laboratorio una tras otra vez hasta que se sentía tan mareado como para poder seguir, estando a nada de liquidar al pecado por no ayudarlo si no sólo usarlo como dispensador de lujuria en vivo.
—Maldita gallina turuleca...
Murmuró y entró a su alcoba, desvistiendose al arrojar todo al piso, no tenía ni las ganas ni los modos de ser prolijo, tumbandose a la cama para intentar dormir un poco por lo menos antes de que el hotel empezara a parecer mercado con tanto ruido de un lado a otro.
Tras toda una noche con Asmodeo, se sentía terriblemente agotado y aún con mal genio pues parecía que de nada le sirvió esa visita.
Terminó vaciando su veneno como una vibora en laboratorio una tras otra vez hasta que se sentía tan mareado como para poder seguir, estando a nada de liquidar al pecado por no ayudarlo si no sólo usarlo como dispensador de lujuria en vivo.
—Maldita gallina turuleca...
Murmuró y entró a su alcoba, desvistiendose al arrojar todo al piso, no tenía ni las ganas ni los modos de ser prolijo, tumbandose a la cama para intentar dormir un poco por lo menos antes de que el hotel empezara a parecer mercado con tanto ruido de un lado a otro.
