Al fin, aquella mañana despertó.
Sus ojos se abrieron lentamente, sin embargo se sintió incapaz de acostumbrarse a la luz cegadora que se filtraba por la ventana... a pesar de que eran tan solo los primeros rayos de sol.
Con movimientos lentos y sintiendo su cuerpo excesivamente dolorido, se sentó en la cama.
Después apoyó sus pies desnudos en el frío suelo y se puso de pie.
Alya se acercó a la ventana y corrió las cortinas impidiendo que entrara más luz natural en el interior de su habitación.
No recordaba nada de lo que le había sucedido por lo que no tenía ni idea de qué hacía en la habitación de un hospital.
Entró en el cuarto de baño y se miró al espejo. Físicamente se la veía perfectamente... pero internamente sentía que todo dentro de ella iba mal...
Se llevó una mano a la cabeza. Sentía un agudo dolor palpitante en su cráneo. Era como si su mente se estuviera esforzando, sin éxito alguno, en recordar.
—¿Qué me ha pasado...?
Sus ojos se abrieron lentamente, sin embargo se sintió incapaz de acostumbrarse a la luz cegadora que se filtraba por la ventana... a pesar de que eran tan solo los primeros rayos de sol.
Con movimientos lentos y sintiendo su cuerpo excesivamente dolorido, se sentó en la cama.
Después apoyó sus pies desnudos en el frío suelo y se puso de pie.
Alya se acercó a la ventana y corrió las cortinas impidiendo que entrara más luz natural en el interior de su habitación.
No recordaba nada de lo que le había sucedido por lo que no tenía ni idea de qué hacía en la habitación de un hospital.
Entró en el cuarto de baño y se miró al espejo. Físicamente se la veía perfectamente... pero internamente sentía que todo dentro de ella iba mal...
Se llevó una mano a la cabeza. Sentía un agudo dolor palpitante en su cráneo. Era como si su mente se estuviera esforzando, sin éxito alguno, en recordar.
—¿Qué me ha pasado...?
Al fin, aquella mañana despertó.
Sus ojos se abrieron lentamente, sin embargo se sintió incapaz de acostumbrarse a la luz cegadora que se filtraba por la ventana... a pesar de que eran tan solo los primeros rayos de sol.
Con movimientos lentos y sintiendo su cuerpo excesivamente dolorido, se sentó en la cama.
Después apoyó sus pies desnudos en el frío suelo y se puso de pie.
Alya se acercó a la ventana y corrió las cortinas impidiendo que entrara más luz natural en el interior de su habitación.
No recordaba nada de lo que le había sucedido por lo que no tenía ni idea de qué hacía en la habitación de un hospital.
Entró en el cuarto de baño y se miró al espejo. Físicamente se la veía perfectamente... pero internamente sentía que todo dentro de ella iba mal...
Se llevó una mano a la cabeza. Sentía un agudo dolor palpitante en su cráneo. Era como si su mente se estuviera esforzando, sin éxito alguno, en recordar.
—¿Qué me ha pasado...?