Se la pasó tarareando durante la mañana tras ir al mundo humano para disfrutar de los pequeños espacios similares al Edén en la naturaleza, especialmente de ver a sus adorados patitos y, más aún, al encontrar uno dentro del peculiar hotel que parecía algo ansioso.
No le pareció correcto dejarlo ahí, era un patito de la tierra y no entendía como pudo haber llegado, aunque era extraño pues parecía recordarle un poco, lo suficiente para ponerle el mismo nombre que ya tenía antes de su tragedia.

—Lulu, vamos a que te refresques en un gran lago~
Pobrecillo, encerrado en el infierno, debiste sentirte sofocado con ese calor abrazador~

Acariciaba su plumaje, ignorando que era [Alastor] quien lo cuidaba, él sólo vio un patito y fue de bruces por él.