Eva en jardín, brotó como un lirio entre la hierba fresca. Sus ojos, dos luceros, buscaban el misterio, y sus labios, aún vírgenes, anhelaban el deseo. Adán, el primer hombre, la miró con asombro, sus manos temblorosas rozaron su piel de alabastro. Eva, la costilla robada, la esencia de su ser, se convirtió en su razón de existir. Bajo la sombra de un árbol antiguo, se encontraron en un abrazo sin fin. Eva, con su risa de manantial, despertó en Adán un fuego ancestral. Sus cuerpos se entrelazaron como lianas, sus almas danzaron al ritmo del viento. Eva, en su desnudez, era un poema de curvas, y Adán, en su deseo, un verso sin fin. Se amaron en el crepúsculo dorado, cuando el sol se ocultaba tras las colinas. Eva, en su entrega, se convirtió en fruto prohibido, y Adán, en su pasión, probó el sabor del Edén. Así fue el primer amor, la danza de dos almas, la creación de un mundo nuevo en su abrazo. Eva amando a Adán, y Adán, en su rendición, descubrieron que el amor era el principio y el fin. 🌿🍎