Se quedó admirando aquel regalo, sonriendo de oreja a oreja y abrazándolo suavemente.
Ni siquiera tenía palabras, no las necesitaba, lo había adorado en el mismo instante que llegó a sus manos.
Ni siquiera tenía palabras, no las necesitaba, lo había adorado en el mismo instante que llegó a sus manos.
Se quedó admirando aquel regalo, sonriendo de oreja a oreja y abrazándolo suavemente.
Ni siquiera tenía palabras, no las necesitaba, lo había adorado en el mismo instante que llegó a sus manos.
0
turnos
0
maullidos