—Finalmente, despertó. Y fue como si lo hiciera de un sueño muy, muy largo. De días incluso.

Y no estaba del todo equivocado, ya qué vivir sin memorias, había sido como una ensoñación, una muy extraña y en ocasiones abrumadora, tanto qué incluso pudo llegar a sentir como todo lo superaba y se hacía mucho más pequeño.

Pero, todo eso ya pasó. Había acabado, y volvía a ser él mismo. Poco a poco y con la cabeza cargada, se incorporó llevandose dos de sus manos a las sienes y frotándose

—Ngh…—se quejó, ante aquel dolor agudo qué le recordaba al de la migraña en una mala resaca. Y entonces sucedió, lo recordó todo. Tanto sus recuerdos pasados, como los últimos agónicos momentos en su propio cuerpo, toda la angustia, el dolor y la traición. Reviviendo de este modo la desesperación qué sintió al verse víctima de alguien a quien amó tanto, y el ser la causa de qué Husk hubiera perdido de nuevo su libertad.

Cruzó los brazos sobre su vientre, temblando y con lágrimas qué quemaban en sus ojos y ardían en sus mejillas como si fueran de lava. Pero, por fortuna poco después como un bálsamo llegaron todos los recuerdos de aquel débil cuerpo de arcilla. El modo en qué Alastor le cuidó y le protegió, el haber vuelto a conocer a Husk, la alegría de Charlie, las torpes visitas de Envy, e incluso la sospechosa amabilidad y delicadeza de Valentino. Fue extraño…

Reconfortante en cierto modo y dándose cuenta de qué tenía mucho en qué pensar, se puso en pie. Aunque inevitable fue qué trastabilló una poco, a fin de cuentas, llevaba mucho tiempo fuera de su cuerpo. Aún así, al recuperar el equilibrio sonrió para si mismo, satisfecho. Aunque, consciente de qué tenía una infinidad de cosas en las qué pensar, a pesar de qué antes de todo eso…. Necesitaba ver a alguien antes qué a nadie.
—Finalmente, despertó. Y fue como si lo hiciera de un sueño muy, muy largo. De días incluso. Y no estaba del todo equivocado, ya qué vivir sin memorias, había sido como una ensoñación, una muy extraña y en ocasiones abrumadora, tanto qué incluso pudo llegar a sentir como todo lo superaba y se hacía mucho más pequeño. Pero, todo eso ya pasó. Había acabado, y volvía a ser él mismo. Poco a poco y con la cabeza cargada, se incorporó llevandose dos de sus manos a las sienes y frotándose —Ngh…—se quejó, ante aquel dolor agudo qué le recordaba al de la migraña en una mala resaca. Y entonces sucedió, lo recordó todo. Tanto sus recuerdos pasados, como los últimos agónicos momentos en su propio cuerpo, toda la angustia, el dolor y la traición. Reviviendo de este modo la desesperación qué sintió al verse víctima de alguien a quien amó tanto, y el ser la causa de qué Husk hubiera perdido de nuevo su libertad. Cruzó los brazos sobre su vientre, temblando y con lágrimas qué quemaban en sus ojos y ardían en sus mejillas como si fueran de lava. Pero, por fortuna poco después como un bálsamo llegaron todos los recuerdos de aquel débil cuerpo de arcilla. El modo en qué Alastor le cuidó y le protegió, el haber vuelto a conocer a Husk, la alegría de Charlie, las torpes visitas de Envy, e incluso la sospechosa amabilidad y delicadeza de Valentino. Fue extraño… Reconfortante en cierto modo y dándose cuenta de qué tenía mucho en qué pensar, se puso en pie. Aunque inevitable fue qué trastabilló una poco, a fin de cuentas, llevaba mucho tiempo fuera de su cuerpo. Aún así, al recuperar el equilibrio sonrió para si mismo, satisfecho. Aunque, consciente de qué tenía una infinidad de cosas en las qué pensar, a pesar de qué antes de todo eso…. Necesitaba ver a alguien antes qué a nadie.
Me encocora
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