—Ay, Osiris...llévame pronto.—dice mientras se rasca la frente, negando con la cabeza.

La razón de su frustración: se ha caído una de las estanterías de la biblioteca del Per-Ankh y se han revuelto absolutamente todos los libros. Algunos, incluso, se han roto. Y tardarían meses en copiarlos de nuevo, por no hablar de que la nueva plantación de papiros aún no está lista para ser cosechada (mucho menos para preparar hojas).

Ahí está la disyuntiva: recogerlo todo y arriesgarse a liarla aún más o esperar las dos semanas que quedan para recoger dichos papiros sin tocar nada.

—Bendita sea la paciencia que los dioses me dieron.—se resigna. Ella ya tiene bastante con organizar las festividades venideras.
—Ay, Osiris...llévame pronto.—dice mientras se rasca la frente, negando con la cabeza. La razón de su frustración: se ha caído una de las estanterías de la biblioteca del Per-Ankh y se han revuelto absolutamente todos los libros. Algunos, incluso, se han roto. Y tardarían meses en copiarlos de nuevo, por no hablar de que la nueva plantación de papiros aún no está lista para ser cosechada (mucho menos para preparar hojas). Ahí está la disyuntiva: recogerlo todo y arriesgarse a liarla aún más o esperar las dos semanas que quedan para recoger dichos papiros sin tocar nada. —Bendita sea la paciencia que los dioses me dieron.—se resigna. Ella ya tiene bastante con organizar las festividades venideras.
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