Era la primera vez que visitaba la tumba de su hermana. La primera y la última.
Ella fue la única en su familia con quien podía hablar, compartir sueños y esperanzas. Juró protegerla por encima de todo y al final...

Fracasó, como había fracasado en todo el su vida, una y otra vez. No una sola buena decisión, y aunque hasta ahora había podido huir de sus recuerdos, escapar del dolor... Estar allí, hizo que todo lo atrapaste de golpe y más estando sobrio.

Todos aquellos buenos recuerdos se convirtieron en puñales que atravesaron su corazón hasta llegar a lo más profundo de su alma, despedazando lo sin compasión mientras dejaba un ramo de rosas blancas sobre la tumba. Las favoritas de Molly. De camino a casa pido distraerse, al menos lo suficiente como para poder llegar a su destino, pese a escuchar la llamada de el vacío bajó aquel puente por el que debía de cruzar. Pero, una vez en su habitación, las sombras lo atraparon, el dolor se volvió demasiado grande el sufrimiento, implacable. No podía permanecer un instante más consciente así que, tomó cuantas botellas encontró en la bodega de su padre y con drogas dibujó un pequeño paso de cebra sobre uno de los muebles, snifando la líneas una tras otra entre botella y botella, luchando por olvidar. Tratando de que todo a su alrededor se desvaneciera así como el fantasma de su gemela.

Quería acallar su consciencia y sus lágrimas a cualquier precio, tumbado en la cama hasta que finalmente, lo consiguió. Todo se desvaneció y tan solo quedó silencio. Silencio y nada más.
Era la primera vez que visitaba la tumba de su hermana. La primera y la última. Ella fue la única en su familia con quien podía hablar, compartir sueños y esperanzas. Juró protegerla por encima de todo y al final... Fracasó, como había fracasado en todo el su vida, una y otra vez. No una sola buena decisión, y aunque hasta ahora había podido huir de sus recuerdos, escapar del dolor... Estar allí, hizo que todo lo atrapaste de golpe y más estando sobrio. Todos aquellos buenos recuerdos se convirtieron en puñales que atravesaron su corazón hasta llegar a lo más profundo de su alma, despedazando lo sin compasión mientras dejaba un ramo de rosas blancas sobre la tumba. Las favoritas de Molly. De camino a casa pido distraerse, al menos lo suficiente como para poder llegar a su destino, pese a escuchar la llamada de el vacío bajó aquel puente por el que debía de cruzar. Pero, una vez en su habitación, las sombras lo atraparon, el dolor se volvió demasiado grande el sufrimiento, implacable. No podía permanecer un instante más consciente así que, tomó cuantas botellas encontró en la bodega de su padre y con drogas dibujó un pequeño paso de cebra sobre uno de los muebles, snifando la líneas una tras otra entre botella y botella, luchando por olvidar. Tratando de que todo a su alrededor se desvaneciera así como el fantasma de su gemela. Quería acallar su consciencia y sus lágrimas a cualquier precio, tumbado en la cama hasta que finalmente, lo consiguió. Todo se desvaneció y tan solo quedó silencio. Silencio y nada más.
Me entristece
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