— Ya habían pasado varios días desde que Ameria le informó de que Reena había despertado, aún así, no había querido decirle nada a [DragonLady]. La razón era que quería ver a Reena una última vez.

Y así fue.

Aquella mañana pudo verla una última vez.

Cuando la vio en la distancia, sus primeros impulsos fueron acercarse a ella, pedirle perdón por lo sucedido y decirle que realmente estaba arrepentido; pero... ¿verle ayudaría a Reena o solo la destruiría un poco más?

Finalmente el guerrero optó por conformarse con verla. Sentía que era lo más adecuado.

Le alegró verla bien, a fin de cuentas. Reena era como un fénix, renacía de las cenizas las veces que fueran necesarias pero no se quedaba llorando en sus cenizas.

Después de verla, Gaudy regresó a la tasca de la madre de Jade, Telma.

Buscó a Jade durante unos minutos y, finalmente la encontró. —

Podemos irnos.

— Le dijo con una sonrisa que finalmente no fue más que una mueca. —




— Ya habían pasado varios días desde que Ameria le informó de que Reena había despertado, aún así, no había querido decirle nada a [DragonLady]. La razón era que quería ver a Reena una última vez. Y así fue. Aquella mañana pudo verla una última vez. Cuando la vio en la distancia, sus primeros impulsos fueron acercarse a ella, pedirle perdón por lo sucedido y decirle que realmente estaba arrepentido; pero... ¿verle ayudaría a Reena o solo la destruiría un poco más? Finalmente el guerrero optó por conformarse con verla. Sentía que era lo más adecuado. Le alegró verla bien, a fin de cuentas. Reena era como un fénix, renacía de las cenizas las veces que fueran necesarias pero no se quedaba llorando en sus cenizas. Después de verla, Gaudy regresó a la tasca de la madre de Jade, Telma. Buscó a Jade durante unos minutos y, finalmente la encontró. — Podemos irnos. — Le dijo con una sonrisa que finalmente no fue más que una mueca. —
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