— ¿Temblar ante mí? Oh, por favor, eso sería demasiado aburrido. — Anunció con desdén, sus palabras cargadas de una soberbia que irradiaba seguridad absoluta. — Después de todo, ¿quién podría culparte por sentir un miedo paralizante ante mi mera presencia? —
— ¿Temblar ante mí? Oh, por favor, eso sería demasiado aburrido. — Anunció con desdén, sus palabras cargadas de una soberbia que irradiaba seguridad absoluta. — Después de todo, ¿quién podría culparte por sentir un miedo paralizante ante mi mera presencia? —
