—Ya llegué.
El hombre la recibe con singular alegría, besando las mejillas y las manos de Skylar con suma devoción y luego de darle besos en sus heridas se la lleva a la cama. Como siempre ella no hace nada y sólo tiene la vista fijada en el techo, con las manos detrás de su cabeza mientras que él encima de ella y gimiendo de una manera algo grotesca la embiste.
Él se desespera y le grita que gima, que le diga "mi amor" a lo que ella sigue en silencio, el hombre sigue con su ataque hasta terminar manchando tanto las sábanas como el abdomen de ella.
Al acabar, se da una ducha y se coloca su lencería, él también toma un baño, se viste y se va a trabajar. Al sentir la puerta cerrarse sonríe tranquila, porque si dejarse violar le aseguraba techo, comida y dinero iba a seguir dejándose así él se canse de rogarle que le diga apodos cariñosos.
#BrokeGirl
El hombre la recibe con singular alegría, besando las mejillas y las manos de Skylar con suma devoción y luego de darle besos en sus heridas se la lleva a la cama. Como siempre ella no hace nada y sólo tiene la vista fijada en el techo, con las manos detrás de su cabeza mientras que él encima de ella y gimiendo de una manera algo grotesca la embiste.
Él se desespera y le grita que gima, que le diga "mi amor" a lo que ella sigue en silencio, el hombre sigue con su ataque hasta terminar manchando tanto las sábanas como el abdomen de ella.
Al acabar, se da una ducha y se coloca su lencería, él también toma un baño, se viste y se va a trabajar. Al sentir la puerta cerrarse sonríe tranquila, porque si dejarse violar le aseguraba techo, comida y dinero iba a seguir dejándose así él se canse de rogarle que le diga apodos cariñosos.
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—Ya llegué.
El hombre la recibe con singular alegría, besando las mejillas y las manos de Skylar con suma devoción y luego de darle besos en sus heridas se la lleva a la cama. Como siempre ella no hace nada y sólo tiene la vista fijada en el techo, con las manos detrás de su cabeza mientras que él encima de ella y gimiendo de una manera algo grotesca la embiste.
Él se desespera y le grita que gima, que le diga "mi amor" a lo que ella sigue en silencio, el hombre sigue con su ataque hasta terminar manchando tanto las sábanas como el abdomen de ella.
Al acabar, se da una ducha y se coloca su lencería, él también toma un baño, se viste y se va a trabajar. Al sentir la puerta cerrarse sonríe tranquila, porque si dejarse violar le aseguraba techo, comida y dinero iba a seguir dejándose así él se canse de rogarle que le diga apodos cariñosos.
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