Nace la brillante luna
Fandom Mo Dao Zu Shi (The Untamed)
Categoría Fantasía
Montaña Celestial.- En una mañana tranquila cuando los primeros rayos tocaban las grandes montañas que rodeaban ese hermoso sitio onírico, poco a poco las copas de los arboles, pinos, cedros se bañaban de ese hermoso color dorado, dejando atrás el manto oscuro lleno de estrellas, para dar paso al canto de las aves, para el despertar de los animales que buscaban su alimento para subsistir dentro de aquel sitio que casi podía considerarse sagrado y cuyas criaturas estaban protegidas por los brazos amorosos de las montañas y los mismos seres que habitaban aquella secta.
Tal como su nombre lo indicaba, montaña celestial le hacia honor a su nombre pues una mujer se encargó por muchos años de mantener protegido ese sitio del exterior, de un mundo donde las guerras estaban a la orden del día, donde los hombres cometían crímenes, la violencia, la hambruna, la envidia eran palabras que no se escuchaban dentro de las murallas que la gran maestra BaoShan Sanren protegía a sus discípulos, tanto así que coloco una barrera alrededor de la montaña para que solo ellos pudieran entrar. Esta barrera producía una especie de espora azul que flotaba en el aire agregando mas misticismo al lugar.
Conocida en el mundo del cultivo como una mujer excepcionalmente hábil en el mundo de la medicina, tanto que su cultivo no se comparaba con ninguno de los lideres de los distintos clanes, capaz de poder revivir a los muertos, y aliviar muchos de los males; respetada y venerada por generaciones; se decía que su poder espiritual esta por sobre muchos considerada inmortal.
Era una mujer de gran belleza, largos cabellos platinados que llegaban hasta la espalda y los cuales solía atarlos con una horquilla blanca que hacía juego con esa túnica blanca que la hacia ver como una hermosa deidad que no parecía que sus pies tocaran el piso firme, sino flotar entre nubes, poseía una piel blanca y aunque sus ojos grisáceos eran hermosos luceros, su mirada era firme e inexpresiva así como su temperamento. Se podría decir que aquella brillante mujer poseía la responsabilidad de guíar a cada uno de sus alumnos por el camino correcto llegando a ser demasiado estricta en ocasiones por mucho que los quisiera como sus hijos, buscaba la perfección, pero conocía a cada uno de ellos como la palma de sus manos.
Desde que su primer alumno se retiró Yanlin Daoren y tras recibir las lejanas noticias que había fallecido, se empersinó en proteger y ser mas estricta con sus demás discípulos, en protegerlos de todo mal, enseñándoles a cuidarse, protegerse, su segunda alumna Cange era una joven adolescente cuando llegó el pequeño Xiao Xingchen, nombrado así por su tutora, un pequeño que no recordaba sus padres, apareciendo entre las montañas cubiertas de nieve en un pequeño canasto, y ser cuidado casi de manera maternal por su maestra, siendo asi el ultimo discípulo de Baoshan.

El pequeño Xiao creció como cualquier otro niño, sin embargo a su corta edad de 8 años, tenia la responsabilidad de meditar, cultivar con esmero, destacándose en las matemáticas, la caligrafía, incluso la música, aun con la espada cada vez que las clases terminaban el menor solía quedarse hasta tarde entrenando y perfeccionando sus pasos, algo de lo que Baoshan estaba orgullosa, Xiao Xingchen era su pequeño capullo que protegía y cuidaba, pero sobre todo, protegería del mundo exterior.

Un pequeño de piel blanca, rasgos delicados, unos tiernos labios como cerezo en flor, y largos cabellos perfumados gracias a las hermosas flores y narcisos que se encontraban en la secta y perfumaban el ambiente, lo mas característico no eran sus ropajes blancos que lo hacían lucir como ser celestial, o la porte que desde muy pequeño desarrolló al seguir a su maestra, sino los ojos azules del pequeño, claros y brillantes que reflejaban la ternura, la inocencia pura de ese pequeño.

Xiao Xingchen, era el discípulo mas joven que Baoshan poseía y a quien enseñaba con dedicación y reglas estrictas que el menor tenía que cumplir, empezando así ser nombrado pequeña luna.
Montaña Celestial.- En una mañana tranquila cuando los primeros rayos tocaban las grandes montañas que rodeaban ese hermoso sitio onírico, poco a poco las copas de los arboles, pinos, cedros se bañaban de ese hermoso color dorado, dejando atrás el manto oscuro lleno de estrellas, para dar paso al canto de las aves, para el despertar de los animales que buscaban su alimento para subsistir dentro de aquel sitio que casi podía considerarse sagrado y cuyas criaturas estaban protegidas por los brazos amorosos de las montañas y los mismos seres que habitaban aquella secta. Tal como su nombre lo indicaba, montaña celestial le hacia honor a su nombre pues una mujer se encargó por muchos años de mantener protegido ese sitio del exterior, de un mundo donde las guerras estaban a la orden del día, donde los hombres cometían crímenes, la violencia, la hambruna, la envidia eran palabras que no se escuchaban dentro de las murallas que la gran maestra BaoShan Sanren protegía a sus discípulos, tanto así que coloco una barrera alrededor de la montaña para que solo ellos pudieran entrar. Esta barrera producía una especie de espora azul que flotaba en el aire agregando mas misticismo al lugar. Conocida en el mundo del cultivo como una mujer excepcionalmente hábil en el mundo de la medicina, tanto que su cultivo no se comparaba con ninguno de los lideres de los distintos clanes, capaz de poder revivir a los muertos, y aliviar muchos de los males; respetada y venerada por generaciones; se decía que su poder espiritual esta por sobre muchos considerada inmortal. Era una mujer de gran belleza, largos cabellos platinados que llegaban hasta la espalda y los cuales solía atarlos con una horquilla blanca que hacía juego con esa túnica blanca que la hacia ver como una hermosa deidad que no parecía que sus pies tocaran el piso firme, sino flotar entre nubes, poseía una piel blanca y aunque sus ojos grisáceos eran hermosos luceros, su mirada era firme e inexpresiva así como su temperamento. Se podría decir que aquella brillante mujer poseía la responsabilidad de guíar a cada uno de sus alumnos por el camino correcto llegando a ser demasiado estricta en ocasiones por mucho que los quisiera como sus hijos, buscaba la perfección, pero conocía a cada uno de ellos como la palma de sus manos. Desde que su primer alumno se retiró Yanlin Daoren y tras recibir las lejanas noticias que había fallecido, se empersinó en proteger y ser mas estricta con sus demás discípulos, en protegerlos de todo mal, enseñándoles a cuidarse, protegerse, su segunda alumna Cange era una joven adolescente cuando llegó el pequeño Xiao Xingchen, nombrado así por su tutora, un pequeño que no recordaba sus padres, apareciendo entre las montañas cubiertas de nieve en un pequeño canasto, y ser cuidado casi de manera maternal por su maestra, siendo asi el ultimo discípulo de Baoshan. El pequeño Xiao creció como cualquier otro niño, sin embargo a su corta edad de 8 años, tenia la responsabilidad de meditar, cultivar con esmero, destacándose en las matemáticas, la caligrafía, incluso la música, aun con la espada cada vez que las clases terminaban el menor solía quedarse hasta tarde entrenando y perfeccionando sus pasos, algo de lo que Baoshan estaba orgullosa, Xiao Xingchen era su pequeño capullo que protegía y cuidaba, pero sobre todo, protegería del mundo exterior. Un pequeño de piel blanca, rasgos delicados, unos tiernos labios como cerezo en flor, y largos cabellos perfumados gracias a las hermosas flores y narcisos que se encontraban en la secta y perfumaban el ambiente, lo mas característico no eran sus ropajes blancos que lo hacían lucir como ser celestial, o la porte que desde muy pequeño desarrolló al seguir a su maestra, sino los ojos azules del pequeño, claros y brillantes que reflejaban la ternura, la inocencia pura de ese pequeño. Xiao Xingchen, era el discípulo mas joven que Baoshan poseía y a quien enseñaba con dedicación y reglas estrictas que el menor tenía que cumplir, empezando así ser nombrado pequeña luna.
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Grupal
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