El lugar se tornó tan decadente, una oscuridad infinita que ahogaba, aquellos que lo pudieron sentir quedaron perplejos.
—No deberían estar aquí.
Esa voz, era profana, en aquel ser conocido como: La rey demonio de la condena, Emperatriz de Tártaro.
—No deberían estar aquí.
Esa voz, era profana, en aquel ser conocido como: La rey demonio de la condena, Emperatriz de Tártaro.
El lugar se tornó tan decadente, una oscuridad infinita que ahogaba, aquellos que lo pudieron sentir quedaron perplejos.
—No deberían estar aquí.
Esa voz, era profana, en aquel ser conocido como: La rey demonio de la condena, Emperatriz de Tártaro.
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