Rei nunca dudó de sus habilidades artísticas, pues en su corazón albergaba la certeza de ser un idol de renombre, un artista impecable que llenaba con su presencia los conciertos y estadios más grandes. ¿Acaso alguna vez había cometido un error? ¡Ja! Era evidente que merecía ser galardonado por su perfección, pues se había convertido en una leyenda sobre los escenarios, un idol inalcanzable cuya mera existencia inspiraba admiración. Ah~ quizás debería moderar un poco su entusiasmo, aunque solo fuera un poco.
El vampiro, en ese momento, se encontraba en una situación desconcertante, con su guitarra entre las manos, sentado y experimentando una extraña sensación de desmayo inminente. ¿Serían los nervios los que le jugaban una mala pasada? Ugh, definitivamente el hábito de ver demasiadas películas románticas y leer novelas estaba empezando a afectarle negativamente, no sabía si era él quien estaba loco por haberle propuesto a Neill que escuchara su canto y su música, o si, en cambio, era Neill quien se había vuelto loco al aceptar la oferta.
Una risita nerviosa escapó de los labios temblorosos del vampiro, quien nunca antes había experimentado una sensación así, ni siquiera en su primer concierto había sentido una agitación tan intensa. Esta vez, decidió interpretar una canción de su artista favorito, pero los nervios eran tan abrumadores que no lograba concentrarse.
Sus dedos comenzaron a moverse lentamente sobre las cuerdas de la guitarra, creando una melodía suave mientras su voz se alzaba, entonando una balada en japonés. Sin embargo, algo ocurrió. Algo que solo podía suceder en las peores pesadillas de Rei. Sus dedos temblaban y su voz se volvía inestable, el rubor se extendió por sus mejillas y bajó la mirada, tratando de enfocarse y presentar la canción de la mejor manera posible. Después de todo, Neill no era cualquier otro espectador, era la persona más importante a la que Rei tenía la suerte de cantarle, y eso solo intensificaba aún más sus nervios. Definitivamente el amor se había apoderado de él, convirtiéndolo en una versión más débil y vulnerable de sí mismo.
—Lo siento. —susurró Rei con suavidad, tratando de apartar la mirada. —Normalmente, soy mucho mejor. —aseguró, sin embargo, no ofreció ninguna otra explicación ni hizo ningún comentario gracioso. En ese momento, era simplemente Rei, mostrando sus sentimientos más sinceros.
El vampiro, en ese momento, se encontraba en una situación desconcertante, con su guitarra entre las manos, sentado y experimentando una extraña sensación de desmayo inminente. ¿Serían los nervios los que le jugaban una mala pasada? Ugh, definitivamente el hábito de ver demasiadas películas románticas y leer novelas estaba empezando a afectarle negativamente, no sabía si era él quien estaba loco por haberle propuesto a Neill que escuchara su canto y su música, o si, en cambio, era Neill quien se había vuelto loco al aceptar la oferta.
Una risita nerviosa escapó de los labios temblorosos del vampiro, quien nunca antes había experimentado una sensación así, ni siquiera en su primer concierto había sentido una agitación tan intensa. Esta vez, decidió interpretar una canción de su artista favorito, pero los nervios eran tan abrumadores que no lograba concentrarse.
Sus dedos comenzaron a moverse lentamente sobre las cuerdas de la guitarra, creando una melodía suave mientras su voz se alzaba, entonando una balada en japonés. Sin embargo, algo ocurrió. Algo que solo podía suceder en las peores pesadillas de Rei. Sus dedos temblaban y su voz se volvía inestable, el rubor se extendió por sus mejillas y bajó la mirada, tratando de enfocarse y presentar la canción de la mejor manera posible. Después de todo, Neill no era cualquier otro espectador, era la persona más importante a la que Rei tenía la suerte de cantarle, y eso solo intensificaba aún más sus nervios. Definitivamente el amor se había apoderado de él, convirtiéndolo en una versión más débil y vulnerable de sí mismo.
—Lo siento. —susurró Rei con suavidad, tratando de apartar la mirada. —Normalmente, soy mucho mejor. —aseguró, sin embargo, no ofreció ninguna otra explicación ni hizo ningún comentario gracioso. En ese momento, era simplemente Rei, mostrando sus sentimientos más sinceros.
Rei nunca dudó de sus habilidades artísticas, pues en su corazón albergaba la certeza de ser un idol de renombre, un artista impecable que llenaba con su presencia los conciertos y estadios más grandes. ¿Acaso alguna vez había cometido un error? ¡Ja! Era evidente que merecía ser galardonado por su perfección, pues se había convertido en una leyenda sobre los escenarios, un idol inalcanzable cuya mera existencia inspiraba admiración. Ah~ quizás debería moderar un poco su entusiasmo, aunque solo fuera un poco.
El vampiro, en ese momento, se encontraba en una situación desconcertante, con su guitarra entre las manos, sentado y experimentando una extraña sensación de desmayo inminente. ¿Serían los nervios los que le jugaban una mala pasada? Ugh, definitivamente el hábito de ver demasiadas películas románticas y leer novelas estaba empezando a afectarle negativamente, no sabía si era él quien estaba loco por haberle propuesto a Neill que escuchara su canto y su música, o si, en cambio, era Neill quien se había vuelto loco al aceptar la oferta.
Una risita nerviosa escapó de los labios temblorosos del vampiro, quien nunca antes había experimentado una sensación así, ni siquiera en su primer concierto había sentido una agitación tan intensa. Esta vez, decidió interpretar una canción de su artista favorito, pero los nervios eran tan abrumadores que no lograba concentrarse.
Sus dedos comenzaron a moverse lentamente sobre las cuerdas de la guitarra, creando una melodía suave mientras su voz se alzaba, entonando una balada en japonés. Sin embargo, algo ocurrió. Algo que solo podía suceder en las peores pesadillas de Rei. Sus dedos temblaban y su voz se volvía inestable, el rubor se extendió por sus mejillas y bajó la mirada, tratando de enfocarse y presentar la canción de la mejor manera posible. Después de todo, Neill no era cualquier otro espectador, era la persona más importante a la que Rei tenía la suerte de cantarle, y eso solo intensificaba aún más sus nervios. Definitivamente el amor se había apoderado de él, convirtiéndolo en una versión más débil y vulnerable de sí mismo.
—Lo siento. —susurró Rei con suavidad, tratando de apartar la mirada. —Normalmente, soy mucho mejor. —aseguró, sin embargo, no ofreció ninguna otra explicación ni hizo ningún comentario gracioso. En ese momento, era simplemente Rei, mostrando sus sentimientos más sinceros.
