—Suspiró hastiado. Uno ya no podía ir ni a ponerse hasta las cejas a un antro de mala muerte sin que el ambiente se pusiera deprimente. Al final, le saldría más a cuenta quedarse bebiendo en el Hotel y no salir de ahí. De la rabia, dio incluso una patadita a una piedra —
—Suspiró hastiado. Uno ya no podía ir ni a ponerse hasta las cejas a un antro de mala muerte sin que el ambiente se pusiera deprimente. Al final, le saldría más a cuenta quedarse bebiendo en el Hotel y no salir de ahí. De la rabia, dio incluso una patadita a una piedra —
