Lo había decidido, iba a matarlo, a quedarse con lo que quería, aún que le tomara toda la vida, que podía perder un exterminador que no tenía a nadie.
Una ducha fría y un cigarrillo por la mañana.
Una ducha fría y un cigarrillo por la mañana.
Lo había decidido, iba a matarlo, a quedarse con lo que quería, aún que le tomara toda la vida, que podía perder un exterminador que no tenía a nadie.
Una ducha fría y un cigarrillo por la mañana.
