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- [Rol Privado] Poder, Traición y Muerte {Empusa/Lumiel}
[Rol Privado] Poder, Traición y Muerte {Empusa/Lumiel}
Aradia jamás pensó en encontrar a alguien con las mismas intenciones, descender, extinguirse por completo, "Belial" seguía haciendo sus intentos patéticos de sobrevivir a lo que pensó —¿Ella?, yo la conozco. *Su mano seguía aferrada, enganchada en lo más profundo de las tierras para no seguir más adelante, aquella agua ácida los había empapado, en ese momento el demonio parásito revelo algo que cambiaria el rumbo de esta historia.
*****Aradia, ¡tonta escucha!, deja de bloquear mis pensamientos.- Inerte como si ella misma hubiera cosechado su propia alma, solo miraba hacia arriba sin poner atención a ninguno de los dos, el brillo de sus ojos se había extinguido. ***** Ella es nuestra única esperanza, ella mantiene en su poder el cráneo de Hades, y con tan solo revocar su alba podría liberarte de la maldición, ella es Lumiel "La dama sangrienta", conocida por muchos de los gremios demoniacos, en la tierra y en el universo.
*Como si el alma le volviera al cuerpo, Aradia despertó poco a poco de aquel trance tétrico, escucho la voz del parásito, ladeando su cabeza a la dirección de la tal Lumiel y mirándola fijamente respondió*
—¿De verdad podrá ayudarnos?.
*Belial fue un comandante del inframundo, en aquella batalla donde muchos demonios de la tierra fueron asesinados por aquella deidad que con tan solo chasquear los dedos destrono a Hades decapitándolo y desapareciendo para no volver a saber de él*
****Deseo seguir viviendo Aradia tanto como tú aunque lo niegues, pero ella es nuestra única esperanza.
—¡Lumiel!.
Los poderes sobrenaturales de la demonesa le permitían escuchar fragmentos de aquella conversación espectral, al principio solo mostró una mirada de desinterés seguida de repudio al identificar cierta voz que le desagradaba, por lo que Lumiel únicamente se limitó a torcer su boca además de fruncir el ceño en un gesto de asco
— ¿Eres un demonio de la tierra? ¿Qué haces tan alejada de tus dominios? —preguntó, pero luego fulminó con la mirada a cierto paracito que ya había logrado percibir — No vuelvas a decir mi nombre, sucia escoria —Sus palabras firmes y amenazantes eran dirigidas a la otra presencia el que respondía al nombre de Belial
—¿Quién eres tú? —Ahora su tono de voz era más sereno y era más que obvio que ahora se dirigía a la mujer tirada en el suelo sin esperanza alguna —No te conozco, pero tu energía… tu presencia se me es familiar —Lumiel clavó el hacha del decapitador sobre la tierra y se quedó pensativa por unos minutos —A quién me recuerdas…—Un recuerdo borroso se manifestó en su mente y poco a poco comenzó a ser más claro, hace años había invadido el infierno con la ayuda de su amante, Helhest y el mismo le había cortado la cabeza al Rey demonio de la tierra el cual tenía muchos nombres pero el más común era Diablo —Ya veo.
****** ¡Maldita bruja!.- "Belial" comenzó a sentir que el cuerpo que habitaba como parasito tomaba control, Aradia se sentó por unos segundos en aquel campo santo, sin dejar de mirar a la mencionada "Dama Sangrienta", uso sus manos y rodillas para apoyarse, quedando de pie frente a ella con la piel desnuda.
—¡Es verdad lo que dice "Belial"!, ¿Tienes el cráneo de mi padre en tu poder?, ¿Puedes ayudarme?.
*Logro acercarse lo más pronunciadamente posible, la llamativa cornamenta renacía de su cabeza, mostrando una parte de su verdadero ser, las prendas aparecieron como manos de humo cubriendo el cuerpo de la demoneza, mostrando el atuendo de siempre, el parásito estaba renuente, pues sabía el poder de la ajena.
*****De cualquier manera, Aradia no te confíes, es una maldita perra, por alguna razón está en este lugar.
*La parte del ojo que este dominaba se movía buscando algo, rápidamente de arriba hacia abajo y a los laterales, mientras que el otro estaba estático viendo a Lumiel, este movimiento daba un toque tétrico pero gracioso a la vez.
—¿por qué estás en este valle de perdición y muerte?.
Lumiel elevó una ceja mientras llevaba ambas manos a sus caderas, luego y negó lentamente con una sonrisa ladina en sus pálidos labios
— Solo los demonios de tan bajo nivel se valen de artimañas para seguir existiendo, ser un parásito es una verdadera vergüenza hacia la estirpe demoniaca ¿Porque una criatura como tú, tan temprano insignificante sigue viva? — sus palabras frías iban dirigidas a Belial para finalmente colocar su diestra bajo su mentón tratando de analizar y responder la primera pregunta de aquella mujer
—Tú eres Aradia ¿Cómo lo se? Pues escuché el simplón de tu amigo decirlo tengo buenos sentidos y supongo que ya te habló de mi...en fin, el cráneo qué buscas me sirvió por un tiempo como catalizador mágico, además... admito que fue un bueno regalo de compromiso — parecía sonrojarse entre su locura recordando así viejos momentos con su amante
— pero...lamentablemente ya no lo tengo en mi poder, sin embargo se quién lo posee ahora, aunque no será fácil que lo devuelva — finalmente lanzó una carcajada — ¿Que hago aquí? Pues no todos venimos a morir, algunos como yo nos gusta ver a otros agonizar...veo que decidiste echarte para atrás en el último momento por lo menos debiste haber dejado que tu parásito inservible se pudriera — parecía tener una especie de resentimiento contra el demonio Belial.
Se quedó pensando, considerando en las palabras, que la rey demonio Lumiel , no sería mala idea liquidar al Belial, ya que ya había obtenido lo que necesitaba.
Lumiel no creyó que sus palabras fueran tomadas en cuenta o por lo menos no tan enserio — ¿Quién es el parásito aquí? Yo no — se dijo ala vez que sonreía con malicia y veía como Aradia se alajaba para finalmente explotar
— Que interesante poder — recalcó mientras su largo cabello se movía violentamente por la onda de energía despedida por la gran explosión qué terminó por aniquilar al parásito demoníaco— Bien, creo que ya se puede hablar tranquilamente — cruzó ambos brazos frente a su pecho y escuchó la pregunta de su contraria, a lo que Lumiel antes de hablar únicamente suspiró con cierta pesadez
— No se que tan importante para ti sea ese cráneo, pero ciertamente en su momento aumentó mucho mi poder, actualmente se convirtió en un objeto cualquiera que resguardé como cualquier cachivache arrumbado en un rincón, pese a esto a quién le llamó la atención fue a mi engendro, no se si quiera devolverlo...tal vez no o tal vez si — Lumiel le sonrió y se alejó lentamente de Aradia
— si deseas que te guíe hacia él es necesario salir de este lugar tan decadente ya que aquí los portales a otras dimensiones no se puedes abrir — Lumiel salió del valle de las lágrimas para abrir un portal a las afueras de este justamente enfrente de los centinelas
Centinela 1: ¿¡Que demonios!?
Centinela 2: ¡¿Tú haz estado dentro del valle todo este tiempo!?
Lumiel les observó con cara de repugnancia y luego dijo con desdén— Si, y que! — después se adentró al portal esperando a que Aradia hiciera lo mismo.