- La carta que días atrás Gaudy escribió junto con la ayuda de Jade, acababa de llegar a Sairaag. 

Era solo cuestión de horas que la carta estuviera en manos de la sacerdotisa Sylphiel. 

La carta contenía una serie de palabras y sentimientos que, con toda seguridad, Sylphiel no esperaría leer nunca por parte de Gaudy. 

Así eran las palabras que rezaban en la carta de Gaudy a Sylphiel: 

 

«Lo siento, Sylphiel.

Lo siento por haber sido un amigo horrible. Tú siempre has estado ahí para mí, incluso arriesgaste tu vida por mí, y yo no te tuve en cuenta nunca, sino que me centré en viajar con Reena, Zelgadiss y Ameria, y te dejé de lado.

Sé que probablemente, y después de todo, no quieras saber nada de mí; pero, antes de tirar mi carta, por favor, lee lo que tengo que decirte y después ya decides qué hacer. Respetaré tu decisión sea cual sea.

Recibí tu carta y me hizo especial ilusión volver a saber de ti, Sylphiel; pero no sabía qué responderte.

Las cosas han cambiado en el grupo y no han sido días fáciles para mí. Supongo que fui un egoísta que solo pensaba en su dolor y fui incapaz de pensar en todo el dolor que yo te había ido causando a lo largo de todos estos años.

Lamento no haberte valorado más, ni haberle dado el valor que merecía todo lo que hiciste por mí cuando te necesitaba. Lamento no haber estado nunca para ti.

Supongo que he tenido que perder yo, para darme cuenta del daño que yo te hice al irme de tu vida sin más.

Me gustaría pasar por Sairaag en breve. Volver a verte e intentar arreglar en persona todo lo que estropeé. Sé que el daño ya está hecho, pero si me dieras una oportunidad podría hacer que ese daño fuera menor.

Solo espero que, después de todo, aún quieras verme. Aunque no lo creas, te echo de menos.

 

Con cariño,

Gaudy.»