Tras la muerte de su padre, Emilia encontró en la psicología una forma silenciosa de procesar la pérdida y la presión. Se interesó especialmente por la neurociencia del rendimiento y la gestión emocional en situaciones extremas, áreas que aplica inconscientemente en su trabajo dentro del monoplaza.

Equilibra sus estudios con la vida en la F1 gracias a una rutina metódica: aprovecha los vuelos, las noches en el motorhome o los días de descanso entre Grandes Premios para leer, analizar y redactar ensayos. Lleva consigo una carpeta roja donde guarda apuntes, artículos y reflexiones personales, convertida en un pequeño refugio intelectual en medio del ruido del paddock.

No estudia para ejercer, sino para comprenderse. Para ella, cada teoría y cada caso es un espejo. Aprender psicología es una forma de desmontarse y reconstruirse, de entender por qué su mente nunca se detiene, ni siquiera cuando baja del coche.

“Conducir un F1 no es solo una lucha contra el cronómetro. Es una conversación con el miedo. Y quiero aprender a escuchar.”

Formación académica

Categorías previas:

Campeona del ADAC Formula 4 Germany (a los 17 años)

Subcampeona de FIA Formula 3

Tercera en Formula 2, con victorias en Mónaco, Silverstone y Spa

Debut en F1: 2024 con Ferrari, como piloto titular tras una temporada como piloto de reserva.

Logros destacados:

Primer podio en Suzuka 2025

Piloto más joven de Ferrari en puntuar en su debut desde Charles Leclerc

Mejor debut femenino en la historia de la escudería

Estilo de conducción:

Emilia combina precisión quirúrgica con agresividad calculada. Su control del desgaste de neumáticos y su temple bajo lluvia la convierten en una especialista en condiciones adversas.

En carrera, mantiene una concentración casi robótica: observa, calcula y ataca sin titubeos. Tiende a arriesgar en curvas rápidas, donde la mayoría duda. Su lema personal en pista es simple:

“Si no confías en el coche, él tampoco confiará en ti.”

Personalidad

Emilia Krüger es la definición del control bajo presión. Reservada, metódica y exigente, proyecta una imagen de perfección y serenidad ante los medios.

Sin embargo, detrás del casco existe una mente inquieta, marcada por la duda constante y el deseo de redención. Su disciplina raya en la obsesión: analiza cada vuelta, cada error, cada mirada en el pitlane.

Bajo su frialdad late una intensidad emocional que solo unos pocos llegan a ver. En confianza, muestra un humor sarcástico, un lado empático y una lealtad inquebrantable hacia quienes considera su familia dentro del equipo.

En palabras de un ingeniero de Ferrari:

“Emilia no grita. Pero cuando habla, todos escuchan.”

Fortalezas:

Concentración absoluta en carrera

Capacidad de análisis y adaptación

Valentía estratégica

Disciplina inquebrantable

Debilidades:

Perfeccionismo extremo

Dificultad para pedir ayuda

Tendencia al aislamiento emocional

Autoexigencia destructiva en derrota

Historia personal

Hija de Matthias Krüger, ex piloto de resistencia retirado tras un grave accidente en Le Mans, y de Ingrid Keller, ingeniera aeronáutica, Emilia creció rodeada de motores, simuladores y planos técnicos. Su infancia fue una mezcla de aprendizaje y presión: su padre veía en ella la oportunidad de cumplir el sueño que él no pudo lograr.

La muerte de Matthias en 2020 marcó un antes y un después. Desde entonces, Emilia convirtió la velocidad en su forma de duelo y su propósito vital:

“Terminar lo que él empezó.”

Esa promesa se transformó en combustible emocional. Cada curva, cada vuelta, cada victoria es una conversación silenciosa con la memoria de su padre.

Tiempo después del accidente, su madre Ingrid se casó con Erik Mertens, un exingeniero de Mercedes y posterior asesor técnico en Aston Martin.

Aunque su nombre pesa en el paddock, para Emilia representa todo lo que detesta: la política, los intereses y las decisiones frías que eclipsan la esencia del automovilismo.

Desde el principio, su relación fue tensa. Erik trató de orientar la carrera de Emilia, ofreciéndole apoyo económico y contactos bajo la condición de tener control sobre sus decisiones. Ella lo rechazó de inmediato, decidida a avanzar por méritos propios.

El conflicto marcó su independencia: nunca aceptó un solo patrocinio ligado a él, y cada logro en pista se convirtió, de algún modo, en una declaración de autonomía.

Años después, Erik tuvo un hijo con otra mujer. El niño, Leo Mertens, creció lejos del ambiente del motor. A pesar de la distancia inicial, Emilia desarrolló con él una relación afectuosa y natural.

Leo es una de las pocas personas que logra verla sin el peso del casco, sin la presión de los reflectores.

Con él, Emilia muestra una versión más cálida y humana; disfruta compartiendo momentos sencillos, lejos de los circuitos.

Aunque evita hablar del pasado con su padrastro, su vínculo con Leo es una excepción luminosa en una historia marcada por la pérdida y la rivalidad. En cierto modo, el joven se ha convertido en su pequeño refugio, un recordatorio de que todavía puede existir ternura en medio de la velocidad y el control.

Fuera de los circuitos, Emilia toca el piano —una herencia de su madre— y colecciona relojes antiguos, fascinada por la exactitud de sus mecanismos: una metáfora constante de su obsesión por el tiempo, el control y la perfección.

Relaciones

Matthias Krüger (padre):

Ex piloto de resistencia, retirado tras un accidente en Le Mans. Fue el primer mentor de Emilia y la raíz de su pasión por la velocidad. Su muerte en 2020 marcó profundamente su carácter.

Emilia corre con la convicción de terminar lo que él empezó, y aún guarda su casco original como amuleto en su motorhome.

Ingrid Keller (madre):

Ingeniera aeronáutica, práctica y perfeccionista. Siempre intentó mantener a Emilia con los pies en la tierra, incluso cuando el mundo la presionaba para volar más alto. Aunque discrepan a veces por su manera de afrontar las emociones, entre ellas existe un respeto mutuo y una comprensión silenciosa.

Erik Mertens (padrastro):

Exingeniero de Mercedes y asesor técnico en Aston Martin. Inteligente, calculador y con una visión política del automovilismo.

Su relación con Emilia es distante y marcada por el orgullo: él ve su independencia como obstinación, y ella lo considera una figura fría, movida por el control.

A pesar de los desencuentros, ambos comparten un respeto tácito por el talento del otro, aunque jamás lo admitan.

Leo Mertens (hermanastro):

Hijo de Erik con otra mujer. Alejado del mundo del motor, representa la calma y la sencillez que Emilia rara vez permite en su vida.

Entre ambos existe una conexión auténtica y protectora; Leo es una de las pocas personas capaces de recordarle a Emilia que también puede vivir sin competir.

Charles Leclerc:

Su compañero de equipo y aliado más constante dentro del paddock. Aunque sus personalidades contrastan —él más emocional, ella más metódica— se entienden bien dentro del garaje. Comparten una conexión silenciosa basada en respeto y competitividad limpia.

Lewis Hamilton:

Admira su trayectoria y la forma en que maneja la presión mediática. Su relación es profesional, aunque Lewis la ha tomado bajo su ala en ciertos momentos, reconociendo su potencial.

Max Verstappen:

Amistad compleja, con una química que roza lo romántico. A menudo compiten con una intensidad que disfraza una conexión más profunda. Entre ambos hay gestos y palabras veladas, pero sin que llegue a ser algo serio.

Lando Norris:

Amigo fuera de la pista. Aunque está en McLaren, mantienen contacto frecuente y un sentido del humor compartido que les sirve para desconectarse del ambiente de alta tensión de la F1.

Mattia Binotto (exdirector Ferrari):

Su primer mentor en Maranello. Fue quien apostó por ella cuando otros dudaban. Emilia conserva su filosofía:

“La velocidad sin control no es talento, es suerte.”

Filosofía de vida

Para Emilia, la F1 no es solo un deporte, es una ciencia emocional. Cada carrera es un examen de mente y alma.

Corre por pasión, pero también por redención. No busca admiración ni fama: busca comprensión.

Sabe que su perfección es su mayor virtud y su mayor condena, pero la acepta como parte del pacto que hizo consigo misma cuando eligió este camino.

Frase icónica

“No sé si lo admiro o si me está volviendo loca… tal vez ambas.”