Mizan fue creada como el "Ángel del Equilibrio", la guardiana de la Ley y la última árbitra de la justicia. En el Cielo, donde el Orden de los Serafines era Ley (liderados por su propio hermano, Eragon), su misión era simple: evaluar la pureza de cada existencia y asegurarse de que el universo no se desviara del "Códice" establecido.

 

Sin embargo, Mizan estaba cansada de la guerra estancada. Los ángeles clamaban por la supremacía del Orden; los demonios, por el caos de la Libertad. Ella creía firmemente que la verdad no residía en ninguno de los extremos, sino en el centro.

 

 

Esa fe se confirmó con el nacimiento del primer Mestizo, fruto del romance prohibido entre un ángel y un demonio.

Para el Consejo Celestial, esa criatura era la herejía definitiva, una aberración que debía ser aniquilada de inmediato para preservar la pureza. El mandato ya había sido proclamado: la muerte del Mestizo era el único camino.

Mizan fue encargada de ejecutar la orden. Ella debía aplicar el "Códice del Mandato Mayor" y eliminar la existencia. Pero al evaluar al Mestizo, vio más allá de la luz y la oscuridad: vio la oportunidad, un catalizador, la única fuerza capaz de demostrar que ambos bandos podían coexistir y de paso, terminar la guerra.

 

Mizan decidió que su lealtad al Equilibrio estaba por encima de su obediencia al "Códice". Ella se presentó ante el Consejo y juró haber cumplido el Mandato. Mintió con una serenidad que solo un Ángel del Equilibrio podía conjurar. Ni siquiera su hermano, "Eragon", el más fiel a la Ley, pudo detectar la verdad en su rostro, aunque la sospecha se grabó en su alma.

En secreto, Mizan escondió a la pareja y a su primer hijo, dispuesta a arriesgar su eternidad para probar su punto. Su "experimento" comenzó a rendir frutos: alentados por el rumor del Mestizo sobreviviente, ángeles y demonios empezaron a desafiar la Ley, buscando en secreto el romance prohibido y la promesa de una paz en el mundo. 

La esperanza de Mizan se convirtió en su perdición. El primer Mestizo no fue suficiente; la pareja tuvo un segundo hijo. Este segundo nacimiento, y la ola de romances prohibidos que se desató, fue una señal demasiado poderosa para ignorar. El velo de Mizan se rompió y el Consejo Celestial descubrió su traición.

 

La ira del Cielo fue inmediata y total.

El Consejo irrumpió en el escondite, ejecutaron al segundo Mestizo en un acto de terror y mataron a la ángel madre. El demonio, con el corazón roto, logró escapar con su primer hijo, llevándolo a un laberinto maldito en el Abismo, un purgatorio para inmortales donde los Mestizos supervivientes han encontrado un refugio sombrío.

 

Mizan fue despojada de su rango y exiliada. El castigo no fue la muerte, sino la condena a vivir en el mundo de los humanos, un plano de desequilibrio constante, hasta que pudiera reparar el Orden que había roto.

Cayó a la Tierra con el peso de la sangre y el fracaso. Su nueva identidad humana es Kim.

En la Tierra, Mizan encuentra consuelo en la imperfección. Como tatuadora, ella evalúa las carencias humanas y les ofrece una ley de vida uno de los 5 Códices para que ellos encuentren su propio equilibrio.

Sus otras pasiones humanas, como aprender a tocar instrumentos, son su forma de penitencia y recuerdo. Cada melodía que toca es una suave canción de cuna dedicada a esos Mestizos perdidos en el laberinto, la prueba viva del equilibrio que ella sacrificó todo por proteger.

Ahora, "Mizan" es "Kim", y vive a la sombra de su propia Ley, esperando el día en que su acto de traición demuestre haber sido, el mayor acto de equilibrio de todos.