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El viento salado de la tarde jugaba con el cabello rosa vibrante de Rini, lanzando mechones salvajes alrededor de su rostro mientras las últimas luces del día pintaban el cielo con tonos melancólicos. A pesar del frío creciente, ella solo llevaba un elegante vestido azul adornado con perlas, sus hombros desnudos expuestos a la brisa. Estaba inmersa en su papel, cada fibra de su ser proyectando una mezcla de vulnerabilidad y desafío.
-¡Corte! ¡Perfecto, Rini!- la voz del director resonó a través del megáfono, pero ella tardó un momento en salir de su personaje. Sus ojos, antes llenos de una tristeza profunda, parpadearon volviendo a la realidad, aunque una chispa de esa emoción aún persistía. Se tocó la garganta, sintiendo el nudo de las emociones que había estado interpretando.
-¿Cómo estuve?-preguntó , girándose para mirarle, una pequeña sonrisa cansada asomando en sus labios. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla era casi un murmullo, el telón de fondo perfecto para el drama que acababan de filmar.
-Creo que lo capturamos esta vez. La desesperación... el adiós...-
Suspiró, el aliento empañándose ligeramente en el aire fresco. Parecía agotada, pero también había una innegable satisfacción en sus ojos. La escena era la culminación de un doloroso adiós en la playa, un momento clave en la película, y la dama había vertido su alma en cada toma.