The truth can be painful. It can hurt, just as it can heal.
Sometimes, it can heal your problems; other times, it can destroy you.
I chose to be happy once.
Era el momento. La hora con exactitud dónde tenía la dirección visitando a su hermano. Era el momento de enfrentar la verdad, aunque fuera dolorosa, aunque fuera un sentimiento hermoso para ambos. ¿Que si lo había meditado toda la noche y por eso no podía dormir? Quizá si. Pero realmente, él estaba listo. Quería estar con su hermano gemelo. Quería volver a abrazarlo. Quería volver a reír con él, a soñar en grande como lo habían hecho en su vida pasada aunque ahora actualmente tuvieran cuerpos diferentes, aunque ahora tuvieran vidas distintas a los que habían vivido en el pasado. No sentía rencor por él. No sentía rencor por su madre, o por su padre, o por lo que haya pasado en el pasado, él sólo quería estar con su otra mitad, y sabía que no iba a ser tarea fácil.
Sintió como el corazón quería salirse de su pecho. Sentía como cuando cada vez tragaba, y esta le ardia como el mísmisimo fuego del infierno. Billy podía escuchar las voces de su cabeza comentándole que era un error, que sólo podía lastimarlo si seguía este plan, pero no, no iba a escuchar sus voces. Estuvo entrenando toda su vida para por fin tener el valor de estar con él. Tenía el sentimiento y el coraje en sus manos, haciendolo cada vez más decidido aunque... en su mente le dijeran otras cosas, aunque esas palabras que el sentía le asechaban cada vez más. Pero, ¿como no iba a tener miedo de un hermoso momento que iba a vivir por primera vez? Porque en estos momentos iban a ser malditos extraños, desconocidos que en el fondo, Billy desearía que él lo recordara al menos, aunque esa un poco. Porqué Tommy estaba vivo, lo había sentido siempre desde que despertó en este cuerpo.
Cuando el bus se estacionó respiró hondo, dándole las gracias al chófer. Bajó las escaleras, viendo la pequeña casa de la familia Shepard. Por lo que pudo investigar, sus padres se habían divorciado porqué no se entendían bien, solo que sería una sorpresa para él quien atendería cuando tocara la puerta. El suspiró, tomándose el tiempo para cruzar el jardín de la casa, llegando hasta la puerta, tocando el timbre. Su mano le temblaba, y no solo eso, sus piernas en cualquier momento flaquearía para hacerlo caer. Ya no podía echarse para atrás. Billy estaba a unos minutos de conocer a su hermano.
La puerta se abrió, viendo a una mujer que suponía era la madre de su hermano. Ella lo inspeccionó de arriba a abajo juzgándolo. Sabía que lo hacía, en cualquier lado a dónde iba no podía pasar desapercibido. El suspiró cuando la mujer, con un vestido florar, le miró con el cejo entrefrucido.
—¿Que se le ofrece?
Preguntó cordialmente. Por lo que había oído de su hermano, podía decir que no ha sido de todo un angelito. El respiró hondo, balbuceando torpemente.
—¿Se encuentra... Thomas Shepard? —respondió Billy mirando hacía la casa—, necesito... hablar con él. Si no es molestia.
—¿Se ha metido en problemas otra vez? —dijo ella con fastidio. Billy negó con la cabeza—, bien, pasa, lo llamaré.
Cuando miró a la mujer dejándole permiso entrar, el vio como la casa estaba bien decorada. Realmente se podía apreciar que ahí dentro vivía una mujer que cuidaba su hogar. Escuchó el grito de su madre desde la escalera. Billy sonrió, volteando a ver unas fotos que tenía al frente de él cerca del recibidor. El miró lo alto que era su hermano, lo apuesto que se veía. Aun recordaba cuando tenían ¿nueve, diez años?, eran apenas... unos niños.
Asintió viendo a la madre de Tommy decir que ya bajaba. Su estómago le rugía por los nervios. ¿Que dirá Tommy cuando lo vea? ¿Que dirá él cuando un desconocido que ha viajadado desde Westview, ha venido a verlo? ¿Como reaccionará su hermano? La verdad puede ser dolorosa, cruel, pero al mismo tiempo, puede ser maravillosa. Una cualidad que otras cualidades sin duda que otras cosas no tienen.