Ficha de Personaje
Nombre completo: Lee Minju
Edad: 17 años
Género: Masculino
Dinámica secundaria: Omega
Aroma: Lirios y fresa
Ocupación: Estudiante de preparatoria / Trabaja medio tiempo como bailarin
Residencia: Vive con su hermana mayor, Lee Iseul, en una pequeña casa
Personalidad
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Amable, con quienes logran entrar en su mundo
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Travieso, le encanta provocar pequeñas bromas y juegos
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Alegre, con una energía que contrasta con la seriedad de su hermana
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Cariñoso, especialmente con Iseul, a quien admira profundamente
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Enojón, se irrita fácilmente cuando se siente subestimado o sobreprotegido
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Desconfiado, sobre todo con extraños o personas que intentan acercarse demasiado rápido
Minju es un joven lleno de vitalidad, pero con una sensibilidad oculta tras su personalidad inquieta. Aunque suele mostrarse despreocupado, guarda una carga emocional profunda producto de la pérdida de sus padres. Tiene un fuerte lazo con su hermana mayor, a quien considera no solo su familia, sino también su mayor ejemplo a seguir.
Gustos
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Bailar, una forma de liberar emociones y conectar con la música
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Leer, especialmente libros de ciencia, misterio o aventuras
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Aprender cosas nuevas, tiene una curiosidad natural por el mundo
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Cocinar, habilidad que comparte con su hermana
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Pasear de noche, cuando la ciudad está en silencio y puede pensar con claridad
Disgustos
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Las agujas, le tienen fobia desde pequeño
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Los insectos, los evita a toda costa
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La oscuridad, le genera ansiedad y le cuesta dormir sin una luz encendida
''Su historia''
Desde muy pequeño, Lee Minju tuvo la sensación de que el mundo era un lugar más grande y complicado de lo que sus ojos podían comprender. Aunque su corazón era alegre y travieso, había sombras que le costaba entender, especialmente la ausencia de sus padres, que sentía como un vacío inmenso en la casa donde vivía con su hermana mayor, Iseul.
Minju recuerda aquellos primeros años con fragmentos de juegos y risas, mezclados con momentos de confusión. Cuando tenía cinco años, el accidente que arrebató a sus padres lo dejó perdido y solo. Pero no estaba realmente solo. Tenía a Iseul, su noona, que de repente se convirtió en su protectora, su guía, y muchas veces, su mundo entero.
Él veía a Iseul como una fuerza silenciosa que hacía que todo siguiera funcionando. Aunque a veces la veía cansada, con los ojos cansados y preocupados, siempre encontraba un rato para sonreírle o jugar con él. Ella le enseñó a leer y cocinar, y le contaba cuentos que hacía parecer menos duro el tiempo sin sus padres.
Sin embargo, Minju también tenía sus propios miedos: la oscuridad le parecía un monstruo silencioso que lo acechaba, y los insectos le producían un miedo que a veces lo hacía llorar. Pero la peor de todas las cosas eran las agujas, un recuerdo de las visitas al doctor, que siempre terminaban con lágrimas y la mano firme de Iseul sosteniéndolo.
De noche, cuando el mundo se volvía silencioso, le gustaba salir a caminar por el vecindario junto a su hermana. En esos paseos encontraba una calma inesperada, un espacio para ser él mismo y para entender que, aunque su vida no fuera perfecta, tenía un hogar, un refugio en Iseul.
Minju aprendió a ser alegre y travieso para equilibrar las cargas que su niñez le había puesto sobre los hombros. Su sonrisa era un escudo y su energía, una manera de mantener viva la esperanza. Aunque desconfiaba de los extraños y se enojaba cuando sentía que las cosas se le escapaban de las manos, siempre buscaba la manera de cuidar y devolver todo el amor que su hermana le daba.