Después de que Araminta aceptara nuestro trato yo misma confesé que aquel Wisthledown me rompió en varios pedacitos, era solo un sueño.

Solo se hizo una sola copia y era aquella, queríamos hacerla creer que toda la aristocracia lo sabría.

La verdad solo la sabemos los Bridgerton, Lady Danbury, varios miembros que trabajan para ella y su familia.

Sé que Benedict y Anthony no les parece bien que se lo confesara, si lo hice fue para dejarlas bien claro que habló completamente enserio.

 

Hubo una modificación en el trato con la cual al principio no estaba de acuerdo, luego hablando las dos solas accedí.

Las tres montaron en el mismo carruaje que usaron para llegar al hogar de los Bridgerton, para poner rumbo de vuelta a la mansión.

Sus sirvientes ya deben de haber recogido gran parte de sus equipaje, detrás montados cada uno en sus respectivos caballos van Anthony y Benedict. Quieren asegurarse de que solo recogen lo que las pertenece y que cumplen su trato.

 

Quise ir con ellos para ver como salen de la cuidad pero eso también implicaría ver como también se llevan consigo a la pobre Posy. Mi intención era que viviéramos juntas, pero sabía que Araminta no iba a permitirlo.

Soy una mala amiga en comparación a todas las ayudas que siempre me brindó.

 

Aún no he pensado cuál va a ser el futuro de la mansión Gunningworth, si viviré con ella o se quedará en el baúl de los recuerdos malos de mi infancia y adolescencia.

Conservo muy pocos buenos recuerdos de cuando aún vivía en dicha casa, sé que esos pocos recuerdos deberían  prevalecer por encima de los malos.

Nunca sentí que fuera mi hogar.

 

Para el resto del mundo Araminta y sus hijas pasarán fuera una larga temporada visitando a unos familiares.

Mi camino para ser feliz no ha hecho más que comenzar, voy hacer todo lo posible por que Posy acabe viviendo conmigo.

Quiero que ella también sea libre de las garras afiladas de su madre y la mala lengua de Rosamund.

 

A la mañana siguiente por la tarde ya toda la aristocracia se enteró de la apresurada marcha de las Gunningworth, todos hablan sobre ello.

Legalmente soy la única y verdadera heredera del Conde, por lo que solo yo debería llamarme Lady Gunningwworth.

Nunca he querido dicho título, ni la fortuna, ni las proiedades.

Lo único que siempre he querido es que mi padre me reconociera legalmente como su hija.

 

Yo siempre voy a ser Sophie Beckett.