Desde pequeña pensó que era distinta a las demas niñas, casi no tenia amigos y se refugiaba en la musica y los libros.
Era callada la mayoria del tiempo, no le temia a casi nada, pero eso cambiaba cuando el sol se ocultaba y las noches le traían más que sueños: le traían otras realidades. Se despertaba con palabras en lenguas que no conocía, con cicatrices que no estaban allí antes de dormir. Últimamente, todo ha ido empeorando. Las visiones no terminan al despertar. En los reflejos del agua, ve a personas que jamás ha conocido llorarle desde otras existencias. Las sombras en la pared se mueven sin luz. Las voces la llaman por nombres que no son suyos.
Un día, al quedarse dormida en la biblioteca, su espíritu es arrastrado por un hilo de plata hacia un plano que no existe en ningún mapa: El Nexo del Velo, el umbral entre realidades.
Allí, un ente sin rostro —El Tejedor de Ciclos— le revela que su alma está rota, dividida entre siete planos astrales, cada uno reflejo de un fragmento de su verdad. Cada noche que sueña, viaja a uno de ellos. Pero algo ha comenzado a colapsar: los planos están filtrándose entre sí, y el límite con el mundo físico se ha vuelto frágil. Lo que sueña, ahora puede nacer. Lo que teme… también.