En un día cualquiera, al menos para un tercero, aquel habría decidido que sería su último día en aquel mundo, no se entraría mucho en detalles del porqué, pero su rostro agotado miraría con desgana el arma con la que se apuntaba, y en cuestión de solo un parpadeo el disparo habría acertado con éxito sin darle mucho tiempo para percibir más allá del fuerte sonido posterior al impacto... Lo siguiente a ello no sería más que una infinita oscuridad ni cómoda ni incomoda, era difícil de poner en palabras, siendo a lo mejor aquello denominado como la nada absoluta, pero cuando por fin creyó hallar paz, una abrumadora aura envolvía los vestigios de su consciencia, y desde algún lugar unas palabras resultarían resonar perfectamente desde donde estaba aunque el lenguaje empleado le resultaría desconocido, dicho eso, lo cierto es que lo comprendía, por alguna extraña razón así era, y esas palabras solo repetían lo mismo: ❝No te he concedido dicha paz, más sin embargo la tomasteis, ahora estarás condenado a vagar sin descanso hasta los confines del tiempo❞. Para cuando lograría darles forma a dichas palabras sus ojos serian encandelillados por la luz del sol, era como si volviese a verle por primera vez en toda su vida y sus ojos no estuvieran hechos para caminar debajo de la calidez del día, pero lentamente se acostumbra al nuevo ambiente, viendo con el ceño fruncido que estaba en medio de la nada en alguna clase de bosque, eso solo podía significar una cosa por lo menos... Había vuelto a la vida, el solo pensamiento lo inunda en una desesperación tal que se mordería fuertemente la lengua al punto de cortársela en el instante, cayendo en el suelo enroscado por el intenso dolor que sentía, soltando lamentables gritos y llantos, pero a los segundos se vería envuelto en una situación incluso más surrealista, atreviéndose a pensar de esa forma a pesar de tener en cuenta todas las cosas locas que han pasado en menos de 24 horas.. “Si su lengua habría sido cortada porque escuchaba su voz a la perfección..?”. Fue tan chocante tal revelación que su dolor habría pasado a segundo plano, aunque volviendo a ello, el dolor físico como tal se había desvanecido, solo en su mente es que habría seguido como una sensación residual, instintivamente movió su lengua sintiéndola intacta, pero por más que la idea de haberse vuelto loco le llegase a la cabeza las manchas de sangre en el piso parecían corroborar la veracidad de sus recuerdos, en el proceso también se percataría del cambio físico sufrido, y de esta forma, y sin saberlo, aquel habría sido el comienzo de su eterna y vacía vida como un No-muerto en un mundo desconocido.