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Alemania – Stuttgart – Ubicación: [Redactada]
01/06/1993
︴➤ “Reporte investigativo N° 3, Cirugía craneoencefálico intento número 1.
Después de enterrar al hombre donde pertenece decidí tomarme un descanso. El hedor de su cadáver ni siquiera pudo sacarme la sequedad que sentía en mi garganta ese día. Me sentía enfermo, la sangre fría en mis venas, era como si de alguna forma, mi mundo se estaba cayendo a pedazos frente de mi. Qué irónico.
(Una pausa. El sonido de una cerilla al encenderse y una breve inhalación sugieren que ha encendido un cigarrillo. Exhala lentamente.)
“Esto se me está pasando de las manos... mis compañeros no saben del caso del hombre que había sufrido tanto, incluso por mis manos, y todavía se como se siente. Cada vez estoy bajando a un agujero a mi propia culpa, me pregunto si todavía sigue pasando.
(inhalación)
Quizás todavía está pasando...
(Silencio, escuchandose el sonido de una tela moverse y luego el chillido de una silla.)
Está mañana fui a beber un poco, se que el olor nauseabundo del alcohol me dolía la cabeza, pero hasta donde se, incluso los más sensibles enfrentan sus dolores, hasta que me lo encontré. Un hombre, 29 años, sin antecedentes penales, se golpeó la cabeza en el bar después de una pelea de borrachos. Hay hinchazón, presión en el cerebro... Quizás lo pensé demasiado y lo lleve a casa. Quizás fui demasiado apresurado, pero no me arrepiento. Todavía quiero enmendar lo que acabó con Fritz. Quizás fui demasiado terco. Está vez no lo dejaré pasar, tengo que hacer esto.
(Pausa, se escucha el sonido de un vaso chocar, luego un suspiro)
Derrepente... Tuve un sueño extraño. Estaba denuevo en la guerra, luchando y arañando por sobrevivir. Había tanta sangre. Vinieron a mí en manadas, gritando mi nombre, rogándome que los salvara. Lo intenté. Entiendo cómo lo intenté. Pero hay un límite a lo que un hombre puede hacer cuando caen las bombas, ¿no? Todos estábamos desesperados, destrozados... Y, sin embargo... Sin embargo de alguna manera, creí que podía arreglarlos a todos.
Que equivocado estaba cuando sali al frente como un suicida sin control. Me encontraba desolado en un desierto de cuerpos y almas en el cielo de rojo vivo.
Recuerdo... Que cuando seguía caminando, el aire podia sentir el olor al hierro y el humo de los disparos, y a pocos metros de mi apareció un soldado, vestido con ese característico abrigo del Ejército Rojo.
(Pausa dramática, luego el choque de un vaso y el sonido del tragar de una garganta)
El soldado gritó algunas maldiciones rusas mientras se arrodillaba y se agarraba la herida de bala en la espinilla. Estaba... Por así decirlo, jodido. Derrepente ya parecía moribundo cuando solo era un río de sangre debajo suyo y yo, sin pensarlo, me acerque a él. ¿Por qué lo hice? Ni siquiera yo mismo tenía idea.
(Risa ronca y agridulce)
Me acerque al soldado soviético, acostado de forma lateral y apenas podia escuchar sus respiraciones profundas, sin embargo, tan pronto como lo hizo la sangre salpicó su ropa, torretas de rojo oscuro llenando sus labios... Y su barbilla. Recuerdo que me miro con ojos llenos de desesperación y miedo, como si me estuviera diciendo "¿Que vas hacer?” ... Y “¿Por qué estas haciendo esto?”
¿Yo qué carajos iba a saber en ese momento?
(Silencio, otro choque de vaso)
Cuando me arrodille a su lado y trate de buscar su herida, él parecía como si estuviera apuntó de matarlo, no fue así, y trate de decirle que no le haría daño, pero incluso si mi ruso apenas era deficiente, todavía recuerdo al soldado burlarse de mi acento... Ja.
Fue entonces que incluso si ambos seguíamos en el mundo de la muerte, habiamos tenido un tema de conversación que tratar.
(Imitando voz profunda)
“¿Por qué ayudas a un enemigo?” Me pregunto el soldado.
(Voz normal)
"No eres mi enemigo. Una vida es una vida."
(Voz profunda)
“Hmm... Entonces, piensas diferente a los demás alemanes... ¿Eres un nazi?”
(Voz normal)
Yo simplemente respondí “No.”
(Pausa, optando voz firme y decidida)
No soy uno de ellos, incluso si aun tenía su símbolo en mis brazos de mi uniforme con la sangre de cada aliado que he recibido, yo jamás sería un monstruo como ellos... Yo soy un hombre, no un monstruo.
(Sonido de papeles, choque en madera)
Entonces... El soldado me pregunto qué era lo que tenía en mi bolsillo, yo me lo desabroche y saque un cuaderno, viejo y apenas intacto. Le dije que ahí escribía letras de canciones, acordes para tocar guitarra, y alguna que otra palabra del diccionario viejo ruso que habia conseguido de la biblioteca después de irme a la batalla... Incluso recuerdo que el hombre me dijo un juego de palabras que no entendí mucho, pero que sin embargo saco una risa de mi. Ambos nos reímos. Como dos niños en un juego de Simón dice.
(Su voz se vuelve suave, como si se escuchará también un astibio de una sonrisa)
Le dije que me recordaba a mi familia las cartas que tenía guardadas, él me dijo que era un apego infantil, y sin embargo corrobore que todos somos niños en la guerra, llorando por sus madres mientras observan la vida pasar por sus ojos... Me sentía como uno en ese momento que olvide lo bien que se sentía hablar con alguien igual de humano que tú.
(Pausa, voz más tensa)
Entonces me pidió que leyera algo de mi cuaderno y lo único que mis ojos habían alcanzado era las pequeñas letras del cuento que mi madre solía leerme para que me durmiera, dudé contárselo en alemán, sin embargo, el soldado ruso solo me respondió lo que nunca pensé que iba a llegar a recordar.
“No. De todas formas... Léemelo. Léemelo en alemán para no tener que entenderlo.”
(Silencio pequeño, suspiro tembloroso)
Lo hice, se lo leí en alemán mientras le sostuve de su mano contra la mia, sentía que sus ojos cada vez que hablaba se ponian vidriosos y la respiración había dejado de salir de sus pulmones.
... Pulmones... Mmm... Y lo único que pude darme cuenta es que su vida se le acabo de sus entrañas. Una vista desagarradora... Lo se. Ahora me di cuenta que incluso yo quería olvidar que esta estúpida guerra existía.
(Silencio de 15 segundos, luego, sonido de chirrido contra el metal en el suelo)
Me pregunto... ¿en qué momento me cambió? Hubo un tiempo en el que estaba orgulloso de mi trabajo, en el que creí que podía sanar el mundo. Pero ahora, me siento... más frío. Tal vez sea la maldición de la supervivencia, la supervivencia del más fuerte como dicen... ¿Pero como se que es realmente verdad? ¿Hasta el día en que ya me haya muerto?
(Sonido de movimiento incómodo, toqueteo contra madera)
Intentaré salvar primero a este hombre, hasta entonces, quizás no todo había sido perdido después de volver a casa. Quizás los buenos momentos sean los nuevos momentos. O los nuevos momentos se conviertan en buenos momentos. Pero lo que sí se... Es que ese sueño que fui obligado a no despertar, ya había sido real. Ya había pasado.
... Fin de la grabación.”