Nadie del servicio se comunica conmigo desde que Araminta lo descubrió todo, ahora estoy en su punto de mira. Logré que solo me castigara a mí y no al resto, pero con la vigilancia de Sullivan puesta en todos mis compañeros y sobre todo en mí.

Los pocos del servicio que me siguen hablando son la cocinera, el mayordomo Smith y la ama de llaves.                                                                                                            La señora Pottins.

Cuando no tenemos sobre nuestras nucas la atenta vigilancia de Sullivan, puedo hablar con ellos como siempre.

El resto del servicio entiendo que no quieran jugarse sus puestos de trabajo por hablar conmigo.

No las juzgo, al contrario, entiendo sus puntos de vista y las respetó.

 

La señora Bowths con ayuda de su joven ayudante preparan juntas un pastel de chocolate para acompañarlo con el té y también aparte un plato para Posy.

 

Araminta nuevamente la ha puesto a régimen, aunque la cocinera dejará un trozo para Posy. Casi todo el servicio siente lástima por ella, pero sobre todo la tenemos cariño.

De las tres Posy es la única que siempre ha tratado al servicio con amabilidad y respeto. Solo cuando está su madre o a su hermana se ve obligada a tener que tratar mal a un miembro del servicio, pero cuándo ninguna de las dos están se siente tan culpable que enseguida se disculpa por haberle tratado mal.

Antes de entrar en la cocina me aseguré de que Sullivan no está, las observó cocinar mientras me siento en un taburete. No puedo dar ni un paso más, cierro los ojos soltando un largo suspiro.

-Ten cuidado, esa mujer tiene ojos en todos lados.

-¿Te encuentras mal?.

Niego ante la pregunta de preocupación de la joven Maggie, negando con la cabeza.

-No se preocupen. ¿Como llevan el cocinado?.

-Puse el pastel a calentar, lo que no me gusta es el plato que tenemos que prepararla a la señorita Posy.                                                                                          Huele fatal.

-¿Qué has dicho Maggie?.

-Voy a por las patatas.

Maggie sale volando de las cocinas con la cabeza agachada, sea librado por muy poco de la regañina.

-Ojalá fuera igual de espabilida en la cocina.

-No se lo tome en cuenta.

-Lo has estropeado, vuelve a repetirlo de inmediato y está vez sin fallos.

-Ayuda a Maggie con las patatas, yo distraigo a esa horrible mujer.

-Gracias señora Bowths.

 

Maggie y yo guardamos silencio mientras escuchamos muy atentas la conversación de las dos mujeres.

-¿Ha perdido a esa boba?.

-Tengo mucho trabajó, no tengo tiempo ni tampoco ganas de conversar con usted. 

-¡Cuide su lengua!

-¿Por qué ha venido a mi cocina?.

-¿Desde cuándo es su cocina?.

 

La cocinera la señala con una gigantesca cuchara de madre, pocas veces desde que la conozco, sea metido en una discusión.

Las pocas veces que lo hace siempre consigue poner a la otra persona en su lugar. Sullivan y ella nunca se han llevado y con el paso del tiempo su relación se vuelve cada vez más tensa.

De echo, la cocinera es la única a la que Sullivan no va contra ella. Siempre pensé que la tiene miedo, algunas criadas tienen la teoría de que las dos mujeres se conocen de mucho tiempo atrás.

Antes incluso que cuando comenzaron a trabajar en esta casa.

-Dígame donde se encuentra esa muchacha.

-Creía que usted se ocupadaba de la señora, no de ser la niñera de las criadas.

-¿Acaso la esta ocultando?.

-No tengo ni la más remota idea de donde está. Yo estoy esperando a mi ayudante, ha ido a la despensa.

-Seguro que sea perdido.

-Aquí no está. Siga buscándola o empiece acortar esas zanahorias y cebollas que tienen delante de sus narices.

-Jamás me rebajaría hacer su trabajo.

Responde Sullivan intentando con su tono autoritrio dañarla, pero consiguió el efecto contrario.

-Cierto. Usted es más de dedicarse a otros más "delicados trabajos"

-¡CÁLLESE!

Maggie aparece justo en aquel momento llevando en sus manos un saco grande donde se encuentra algunas patatas y otros ingredientes que recogió de la despensa.

Sullivan salió de la cocina avergonzada y soltando pestes sobre la cocinera, la cuál se siente orgullosa por ponerla en su lugar, como en otras ocasiones  hizo.

 

-Sophie me dijo que fuera volando para evitar que fuera a más.

-Empieza a ocuparte de las zanahorias, cebollas y también con las patatas. Y tú, mejor será que vuelvas con tus tareas.

-Por supuesto.

 

El resto del día continúe con mis labores, Sullivan no dio conmigo hasta al día siguiente.