En la historia vieja y por los siglos de los siglos se hablo de un errante. Un joven con el don de la juventud eterna, uno que profesaba sus creencias de pueblo en pueblo salvando una o mil vidas en el proceso.

Proveniente de una tierra muerta, dónde sus recuerdos yacen enterrados, sus manos rezan por la salvación de la humanidad, por la paz y la generosidad.

 

¡Idiotas incrédulos!.

 

Bajo el manto de la religión profesa sus propias creencias torciendo la realidad y levantando el odio de los menos afortunados contra sus enemigos, levantando guerras civiles dónde no hay vencedores y dejando atrás pozos de cadáveres, un tributo a sí mismo.

 

Skáh Novachrono, sacerdote de la corrupción a sus servicios.