Desde el recorrido en carruaje de vuelta a casa, madre hablaba y hablaba sobre toda la velada. En cambio yo, mi cabeza no para de repetir una y otra vez, las últimas palabras que me dijo Penélope antes de que Lady Danbury nos llamará a los dos.Ella se marchó enseguida de mi lado, vi como caminaba hacia las mujeres con las que había asistido a la velada musical.

—¿Te sucede algo querido?.

Madre me observa muy detenidamente, con su habitual rostro de preocupación. Siempre he sido muy hablador, a parte de mí, Eloise de todos los hermanos no calla ni debajo del agua. No deseó preocupar a madre. Ha disfrutado mucho la velada de está noche, no me gustaría arruinarse lo y no pienso hacerlo.

—Solo estoy un poco cansado.
—Me habías preocupado.
—Estoy bien.
—Me ha hecho muy feliz que me acompañaras está noche. Lo he pasado muy bien, ha sido una noche muy productiva.

Yo mismo me cambie de ropa, por un simple pantalón que uso normalmente para dormir. 
No me puse la camisa, mi pecho está completamente al descubierto.

Llevó casi media hora tumbado en la cama mirando el techo de mi habitación. Fui un completo idiota, ahora entiendo a la perfección por qué Penélope nunca respondió a ninguna de mis cartas y cuando la vi en el primer baile de está nueva temporada.

Me saludó como si fuera un desconocido, no la culpo por qué no quisiera hablarme.

Nunca debí decir las cosas que dije aquella noche, no me he comportado con Penélope como un buen amigo.
Si no, todo lo contrario.

 

Mi intención desde luego nunca fue hacerla daño. Soy un miserable, no hay palabras de consuelo que pueda decir para que no siga pareciendo una mala persona. 
Al no poder conseguir quedarme dormido, salgo de un salto de la cama. Me pongo una camisa larga blanca, busco una vela, para poder salir al pasillo.

Fuera está todo oscuro, camino por el largo pasillo, al princio pensé en ir a buscar una copa. Pero el alcohol en está situación no va a ayudarme, además cuándo dije todas aquellas tonterías, estaba borracho.

Luego pensé en bajar hasta las cocinas. Pero la culpabilidad me ha quitado por completo el gran apetito que siempre tengo, a todas horas del día o de la noche.

Mientras bajo las escaleras alumbrado por la luz de la vela, decidí salir al jardín. A lo mejor me ayuda a acabar cogiendo el sueño después de dar varios paseos, a la luz de la luna.

Fui de un lado a otro, recorriendo cada palmo del jardín.  Observo la parte trasera de la mansión, un soplo de aire  fresco acaricia mis brazos, mis mejillas y remueve mi cabello. 

Continuó dando dos vueltas más, mientras levanto la cabeza hacia el cielo.

Todavía no sé como voy a conseguir el perdón de Penélope, lo único que se con gran certeza, es que voy a hacer todo lo que haga falta para conseguirlo.

Quiero que nuestra relación vuelva a ser la que siempre fue, desde que nos conocimos.

 

La extrañó.

Mi amistad con Penélope es muy importante para mí.