¡Oye, Kagome! ¡Mira! —Reía mientras jugaba con su hija. Claro, hasta que la soltó por accidente y se le fue de cara al piso — Ups... —Se agachó para comprobar que estuviera bien y acabó riendo. Fue solo un golpe no era tanto... Claro. La risa se le terminó cuando el escalofrío en el cuerpo lo recorrió al darse cuenta que tenía a Kagome detrás.... —

¡¡iihh!! —Sobresalto que se llevó al ver lo que de repente se había encendido en las manos de Kagome— ¿¡Qué es eso Kagome!? —Ya hasta se estaba quitando su haori para ponérselo encima Kagome y que ese extraño fuego no la quemase hasta que él se ocupara—

¡No me parezco a ninguno de ustedes en absoluto!

—Con expresión deprimida, observó el interior del pozo devorador de huesos, lugar por el que Kagome solía ir y venir de su extraño mundo— Ah... —Suspiró con sus orejas abajo. No iba a admitirlo en voz alta, pero extrañaba a Kagome, pensando en ir a buscarla.—

Tsk... Maldición.... —Una de las desventajas de la era antigua, sin duda, era el clima. Aún cuando había cosas de la era moderna que no comprendía, sí sabía que al menos allí, si hacía calor como esa noche, podían aliviarse con extraños artefactos. Pero de donde él venía no era así, y estando ahora en la cabaña de Kaede, con el calor que hacía aún de noche, se vió obligado a desvestirse un poco para refrescarse un poco— #SeductiveSunday (mejor tarde que nunca y acá todavía es domingo(?)

Oye, Kagome, este lugar es increíble!! —Feliz, tragaba más que comer, la comida que traían una detrás de la otra—