• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Buenas, espero que todos estén bien. Volví desde la tumba para intentar interactuar nuevamente.

    No hay mucho para contar, realmente. Estoy buscando rol para mi homúnculo. Es un experimento biológico que no tiene recuerdos concretos, sólo sabe que está destinado a convertirse en el predador absoluto.

    Usa una fachada de detective privado para moverse entre los humanos y alimentarse, al mismo tiempo en que intenta obtener respuestas sobre si mismo.

    Si quieren saber más, tengo una ficha y a cada tanto subo información extra sobre él. Obviamente se pueden llevar a cabo más géneros de lo que parece en un principio. Ah, y uso naturalmente un físico 2D, pero también puedo usar 3D (Por suerte el aspecto físico es conocido y hay cosplays decentes(?))

    Nada, gracias por leer!
    || Buenas, espero que todos estén bien. Volví desde la tumba para intentar interactuar nuevamente. No hay mucho para contar, realmente. Estoy buscando rol para mi homúnculo. Es un experimento biológico que no tiene recuerdos concretos, sólo sabe que está destinado a convertirse en el predador absoluto. Usa una fachada de detective privado para moverse entre los humanos y alimentarse, al mismo tiempo en que intenta obtener respuestas sobre si mismo. Si quieren saber más, tengo una ficha y a cada tanto subo información extra sobre él. Obviamente se pueden llevar a cabo más géneros de lo que parece en un principio. Ah, y uso naturalmente un físico 2D, pero también puedo usar 3D (Por suerte el aspecto físico es conocido y hay cosplays decentes(?)) Nada, gracias por leer!
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  • Estaba en casa de mis padres haciendo una visita normal para comer y charlar del negocio pero ellos se veían tan bien y tan conectados que de cierta forma me generaba una especie de sueño frustrado, y los miraba de esa forma hasta que voltearon a mirarme y estos rieron un poco.

    Mr. Scarlatti: Que ocurre Alessandro? No nos mires feo


    Mrs. Scarlatti: Yo te dí la vida y yo te la puedo quitar


    Amenazó está ferozmente y yo me reí un poco para ignorar sus amenazas y luego escuchar.


    Mr. Scarlatti: Alessandro, cuando nos vas a presentar a alguna pareja? Es necesario para el negocio que ya busques a alguien con quién compartir tu vida o por lo menos a alguien para el baile de hoy.



    — Padre, no estoy interesado en nadie en este momento, y honestamente, quisiera un amor como el tuyo con mi madre pero luego recuerdo que mamá es muy... Temperamental, y se me quitan las ganas


    Me burlé un poco y continúe.


    — Y para está noche buscaré a alguien que me acompañe temporalmente, seguramente una dama para no despertar revuelos.


    Luego de eso entre en mi teléfono para colocar un comunicado.


    — "Las señoritas que deseen pasar una encantadora velada conmigo, puede escribirme y le daré la información necesaria para la reunión de la mafia está noche, espero su mensaje señorita...~".
    Estaba en casa de mis padres haciendo una visita normal para comer y charlar del negocio pero ellos se veían tan bien y tan conectados que de cierta forma me generaba una especie de sueño frustrado, y los miraba de esa forma hasta que voltearon a mirarme y estos rieron un poco. Mr. Scarlatti: Que ocurre Alessandro? No nos mires feo Mrs. Scarlatti: Yo te dí la vida y yo te la puedo quitar Amenazó está ferozmente y yo me reí un poco para ignorar sus amenazas y luego escuchar. Mr. Scarlatti: Alessandro, cuando nos vas a presentar a alguna pareja? Es necesario para el negocio que ya busques a alguien con quién compartir tu vida o por lo menos a alguien para el baile de hoy. — Padre, no estoy interesado en nadie en este momento, y honestamente, quisiera un amor como el tuyo con mi madre pero luego recuerdo que mamá es muy... Temperamental, y se me quitan las ganas Me burlé un poco y continúe. — Y para está noche buscaré a alguien que me acompañe temporalmente, seguramente una dama para no despertar revuelos. Luego de eso entre en mi teléfono para colocar un comunicado. — "Las señoritas que deseen pasar una encantadora velada conmigo, puede escribirme y le daré la información necesaria para la reunión de la mafia está noche, espero su mensaje señorita...~".
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  • •Rol:libre•

    Ella yacía frente a la chimenea del salón privado del "Kiss Paradise", el club clandestino más exclusivo y temido de la ciudad.
    La luz del fuego delineaba cada curva de su figura, envuelta en un vestido blanco demasiado delicado para un lugar donde la traición era la moneda de cambio. Su presencia no pasaba desapercibida: era hermosa, sí, pero también inquietante. En ese club, la belleza nunca venía sin un precio.

    Cuando él cruzó la puerta, se detuvo por un instante. No era fácil sorprenderlo —no en un ambiente donde había visto de todo—, pero ella tenía una forma de dominar la habitación sin siquiera moverse. Nadie sabía quién era realmente. Su nombre cambiaba según a quién se lo dijera, y aun así, todos coincidían en una cosa: había que tenerle miedo.

    Ella alzó la mirada hacia él, como si supiera exactamente en qué segundo aparecería.
    No sonrió. No hizo falta.

    —Llegas tarde —dijo con una voz suave, aunque cargada de un peso que solo tienen los secretos.

    Él se tensó. Su nombre, en ese lugar, debía ser un fantasma, pero ella lo pronunció como si lo hubiera guardado muy cerca del corazón… o muy cerca del arma adecuada.

    Ella se incorporó lentamente, dejando que el vestido blanco cayese a su alrededor como una lágrima de seda.
    —Tenemos un trato pendiente —continuó, con esa calma peligrosa que solo tienen quienes conocen el valor exacto de la información—. Y en este club… la casa nunca pierde.

    Él entendió entonces que no era solo una mujer misteriosa recostada frente al fuego. Era una encrucijada. Una puerta. Una promesa de salvación… o una sentencia disfrazada de deseo.

    Y mientras la veía acercarse, él comprendió algo con absoluta claridad: ya había apostado por ella. Y en el "Kiss Paradis", las apuestas siempre tienen un precio.
    •Rol:libre• Ella yacía frente a la chimenea del salón privado del "Kiss Paradise", el club clandestino más exclusivo y temido de la ciudad. La luz del fuego delineaba cada curva de su figura, envuelta en un vestido blanco demasiado delicado para un lugar donde la traición era la moneda de cambio. Su presencia no pasaba desapercibida: era hermosa, sí, pero también inquietante. En ese club, la belleza nunca venía sin un precio. Cuando él cruzó la puerta, se detuvo por un instante. No era fácil sorprenderlo —no en un ambiente donde había visto de todo—, pero ella tenía una forma de dominar la habitación sin siquiera moverse. Nadie sabía quién era realmente. Su nombre cambiaba según a quién se lo dijera, y aun así, todos coincidían en una cosa: había que tenerle miedo. Ella alzó la mirada hacia él, como si supiera exactamente en qué segundo aparecería. No sonrió. No hizo falta. —Llegas tarde —dijo con una voz suave, aunque cargada de un peso que solo tienen los secretos. Él se tensó. Su nombre, en ese lugar, debía ser un fantasma, pero ella lo pronunció como si lo hubiera guardado muy cerca del corazón… o muy cerca del arma adecuada. Ella se incorporó lentamente, dejando que el vestido blanco cayese a su alrededor como una lágrima de seda. —Tenemos un trato pendiente —continuó, con esa calma peligrosa que solo tienen quienes conocen el valor exacto de la información—. Y en este club… la casa nunca pierde. Él entendió entonces que no era solo una mujer misteriosa recostada frente al fuego. Era una encrucijada. Una puerta. Una promesa de salvación… o una sentencia disfrazada de deseo. Y mientras la veía acercarse, él comprendió algo con absoluta claridad: ya había apostado por ella. Y en el "Kiss Paradis", las apuestas siempre tienen un precio.
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  • Exploración negligente
    Fandom Free/Open
    Categoría Ciencia ficción
    El desconocimiento total sobre el sitio donde ha aterrizado, junto con la información que ha capturado a través de sus orbes, caminando como una bestia cuadrúpeda entre estructuras orgánicas que forman un patrón peculiar pero con el espacio suficiente para desplazar su cuerpo entre los árboles.

    Aunque no se encuentra completamente recargado, es capaz de pasar horas caminando, explorando hastas que finalmente capta con sus orbes ambarinos la ausencia de vida vegetal, como el borde de un espacio con otro.

    Atraviesa ese borde donde la vegetación termina y capta puntos de luz ajenos al cielo y unas interesantes líneas de donde viaja mucha energía, por lo que abre sus fauces pára atrapar esos cables logrando su comprobar su teoría, una fuente de energía, precaria pero suficiente para esta noche, ignorando que muchos asentamientos remotos pasarán una noche sin luz eléctrica, derribando los cables y los postes de concreto.

    Unas enormes alas de metal se alzan sobre su propia columna, apartando el humo producto del contacto de la corriente electrica con su piel
    El desconocimiento total sobre el sitio donde ha aterrizado, junto con la información que ha capturado a través de sus orbes, caminando como una bestia cuadrúpeda entre estructuras orgánicas que forman un patrón peculiar pero con el espacio suficiente para desplazar su cuerpo entre los árboles. Aunque no se encuentra completamente recargado, es capaz de pasar horas caminando, explorando hastas que finalmente capta con sus orbes ambarinos la ausencia de vida vegetal, como el borde de un espacio con otro. Atraviesa ese borde donde la vegetación termina y capta puntos de luz ajenos al cielo y unas interesantes líneas de donde viaja mucha energía, por lo que abre sus fauces pára atrapar esos cables logrando su comprobar su teoría, una fuente de energía, precaria pero suficiente para esta noche, ignorando que muchos asentamientos remotos pasarán una noche sin luz eléctrica, derribando los cables y los postes de concreto. Unas enormes alas de metal se alzan sobre su propia columna, apartando el humo producto del contacto de la corriente electrica con su piel
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  • 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜𝐨𝐧𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨 𝐔́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐒𝐨𝐜𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐀𝐦𝐞𝐫𝐢𝐜𝐚𝐧𝐚.
    Fandom Harry Potter
    Categoría Romance
    STARTER PARA ───── 𝑸𝑼𝑬𝑬𝑵𝑰𝑬 𝐆𝐎𝐋𝐃𝐒𝐓𝐄𝐈𝐍


    Edificio Woolworth.
    Nueva York, Estados Unidos de América.

    El cómo había llegado hasta allí era una pregunta que llevaba planteándose incluso desde antes de que se iniciara su viaje. Sabía bien que debería dirigirse hacia el MACUSA para realizar un par de trámites que a él le parecían desde luego innecesarios.

    La seguridad se había extremado aquellos días dado el actual peligro en el mundo mágico. Las cosas no estaban tan bien como el Ministro aseguraba, y el pueblo lo sabía. ¿Cómo no saberlo?

    El Ministerio de Magia Británico también estaba al tanto del peligro que representaban aquellos que deseaban presentarse próximamente a las elecciones generales para liderar el mundo mágico. Grindelwald estaba entre ellos, y aunque la inmensa mayoría deseaba que gobernara puesto que sus ideales eran compartidos por gran parte de la comunidad mágica, sus ideas eran descabelladas para muchos. La pureza de la sangre, los no-mags (gente no mágica) y muchas otras cosas más tenían al mundo patas arriba. El miedo los dominaba, claro; era comprensible.

    Pero por suerte, Abraxas pertenecía a ese bando al que no le preocupaba lo que sucediera con los derechos de las personas no mágicas. La pureza de sangre siempre había existido en su familia, era parte de esa gran mayoría que apoyaba la causa. Aunque, para ser sinceros, a él poco le importaban esas luchas.

    Había oído hablar de Grindelwald y se había interesado en formar parte de sus filas. Dado su poder como cambiaformas, podría resultar de gran utilidad como espía. Cambiando su aspecto a voluntad —ya fuese un animal, una persona (incluyendo géneros diversos)—, Abraxas era capaz de adquirir la forma que quisiera en su propio beneficio.

    Su familia había apoyado y defendido con suma satisfacción su decisión de viajar hasta Nueva York para presentarse ante Grindelwald y servir a sus propósitos. Lo que en absoluto le apetecía era tener que presentarse al MACUSA y entregar toda aquella información sobre él.

    Allí todos lo observaban de cerca, su apellido era bien conocido y aunque, precisamente, una Lestrange trabajara para el Ministerio Británico de Magia como ayudante del Jefe del Departamento de Seguridad Mágica, el rostro de Abraxas ya despertaba ciertas sospechas de que sus intenciones podrían no llegar a ser las esperadas.

    —¿Queda algo más? ¿O ya puedo visitar su hermoso país? —preguntó, después de firmar el que creyó (y esperó) que fuese el último pergamino de permisos del MACUSA.
    —Oficina del permiso de varitas. Una planta más abajo.
    —¿Permiso de varitas?

    Pero la ventanilla del servicio en el que se encontraba se cerró de malas formas. Abraxas apretó los dientes, marcándose su mandíbula bajo los pómulos. Tragó saliva y removió sus cabellos, apartándolos de su rostro. Si había algo que no soportaba era que tocaran sus cosas, y su varita era tal vez lo más preciado que tenía en posesión. Podría resultar extraño que alguien se aferrara tanto a su varita, pero para él simbolizaba demasiado como para que un funcionario estúpido se dedicara a toquetearla sin más.

    De alguna forma era como que alguien toqueteara a tu esposa, a tu hija, y tú no pudieras hacer nada. Su varita era una extensión de sí mismo, una de sus fuentes de poder. Si alguien la tocaba con sus malditas manos podría apropiarse de ese poder o incluso mermarlo de alguna forma. No, no permitiría que nadie tocara su varita.

    Abraxas no era especialmente conocido por su buen comportamiento con respecto a la ley. Así que no tuvo que lidiar demasiado con la duda de si marcharse de allí sin presentar el último trámite o quedarse y ser un ciudadano ejemplar.

    Lestrange bajó, cruzó la entrada principal y en seguida alguien lo detuvo. Un tipo de uniforme policial llamó su atención. Era un sujeto corpulento, calvo y de piel más roja que blanca. En su camisa había restos del desayuno, migas de rosquilla. Y si se acercaba lo suficiente, su boca desprendería el olor del café que había ingerido horas antes.

    —Caballero.
    Abraxas se detuvo en seco, girándose.
    —La Oficina del permiso de varitas está por aquí.

    No era de extrañar que lo supiera. Allí todo el mundo lo sabía todo. La seguridad se había extremado y algo tan simple como revisar una varita parecía ser de especial importancia aquellos días. Menuda estupidez, pensó.

    Pero no pudo hacer mucho: el guardia lo llevó hasta la oficina y, para cuando quiso darse cuenta, estaba esperando para ser atendido.

    Su mirada repasó por completo todo el lugar y a las personas que allí se encontraban. No podía imaginarse a ninguna de ellas tocando su varita. ¿Deberían hacerlo? ¿Formaba acaso eso parte del procedimiento?

    —¿Sr. Lestrange? —preguntó una voz femenina tan dulce que logró confundirlo.

    Su mirada buscó en dirección a la voz, hacia su derecha. Una mujer rubia, con aspecto reluciente, aguardaba con una dulce sonrisa.

    —Sí.
    —Está en el lugar indicado. Venga conmigo.

    ¿Contigo?

    Lestrange volvió a mirar al resto de mesas; nadie allí se había levantado para recibir a nadie, así que supuso que era simplemente una funcionaria que se dedicaba a distribuir a los clientes a las mesas asignadas. Pero los pasos seguían avanzando y las mesas vacías se iban alejando. Entonces ella tomó asiento tras un escritorio. “Queenie Goldstein”, rezaba el cartel sobre la madera de roble.

    —Por favor, siéntese.

    Una sonrisa por cada palabra. Pero en el gesto de él no había ninguna sonrisa, sino más bien desconfianza; una evidente desconfianza y una clara incomodidad que ni siquiera se molestó en ocultar.

    —Tranquilo, no le robaré mucho tiempo, tan solo necesito un par de documentos y su varita. Será rápido, ya lo verá…
    —No voy a darle mi varita.

    Quizá aquella fue la primera vez en toda su vida que alguien se negaba a algo tan sencillo como mostrar su varita. Normalmente solían presentarse más molestos cuando les solicitaba que les entregara todos los documentos que eran necesarios, ¿pero aquello?

    La mirada de Abraxas se mantenía fija en los ojos de la bruja de manera severa. Bien sabía él que la cosa no se terminaba ahí, pero seguiría firme en su respuesta.
    STARTER PARA [L3GEREMENS] Edificio Woolworth. Nueva York, Estados Unidos de América. El cómo había llegado hasta allí era una pregunta que llevaba planteándose incluso desde antes de que se iniciara su viaje. Sabía bien que debería dirigirse hacia el MACUSA para realizar un par de trámites que a él le parecían desde luego innecesarios. La seguridad se había extremado aquellos días dado el actual peligro en el mundo mágico. Las cosas no estaban tan bien como el Ministro aseguraba, y el pueblo lo sabía. ¿Cómo no saberlo? El Ministerio de Magia Británico también estaba al tanto del peligro que representaban aquellos que deseaban presentarse próximamente a las elecciones generales para liderar el mundo mágico. Grindelwald estaba entre ellos, y aunque la inmensa mayoría deseaba que gobernara puesto que sus ideales eran compartidos por gran parte de la comunidad mágica, sus ideas eran descabelladas para muchos. La pureza de la sangre, los no-mags (gente no mágica) y muchas otras cosas más tenían al mundo patas arriba. El miedo los dominaba, claro; era comprensible. Pero por suerte, Abraxas pertenecía a ese bando al que no le preocupaba lo que sucediera con los derechos de las personas no mágicas. La pureza de sangre siempre había existido en su familia, era parte de esa gran mayoría que apoyaba la causa. Aunque, para ser sinceros, a él poco le importaban esas luchas. Había oído hablar de Grindelwald y se había interesado en formar parte de sus filas. Dado su poder como cambiaformas, podría resultar de gran utilidad como espía. Cambiando su aspecto a voluntad —ya fuese un animal, una persona (incluyendo géneros diversos)—, Abraxas era capaz de adquirir la forma que quisiera en su propio beneficio. Su familia había apoyado y defendido con suma satisfacción su decisión de viajar hasta Nueva York para presentarse ante Grindelwald y servir a sus propósitos. Lo que en absoluto le apetecía era tener que presentarse al MACUSA y entregar toda aquella información sobre él. Allí todos lo observaban de cerca, su apellido era bien conocido y aunque, precisamente, una Lestrange trabajara para el Ministerio Británico de Magia como ayudante del Jefe del Departamento de Seguridad Mágica, el rostro de Abraxas ya despertaba ciertas sospechas de que sus intenciones podrían no llegar a ser las esperadas. —¿Queda algo más? ¿O ya puedo visitar su hermoso país? —preguntó, después de firmar el que creyó (y esperó) que fuese el último pergamino de permisos del MACUSA. —Oficina del permiso de varitas. Una planta más abajo. —¿Permiso de varitas? Pero la ventanilla del servicio en el que se encontraba se cerró de malas formas. Abraxas apretó los dientes, marcándose su mandíbula bajo los pómulos. Tragó saliva y removió sus cabellos, apartándolos de su rostro. Si había algo que no soportaba era que tocaran sus cosas, y su varita era tal vez lo más preciado que tenía en posesión. Podría resultar extraño que alguien se aferrara tanto a su varita, pero para él simbolizaba demasiado como para que un funcionario estúpido se dedicara a toquetearla sin más. De alguna forma era como que alguien toqueteara a tu esposa, a tu hija, y tú no pudieras hacer nada. Su varita era una extensión de sí mismo, una de sus fuentes de poder. Si alguien la tocaba con sus malditas manos podría apropiarse de ese poder o incluso mermarlo de alguna forma. No, no permitiría que nadie tocara su varita. Abraxas no era especialmente conocido por su buen comportamiento con respecto a la ley. Así que no tuvo que lidiar demasiado con la duda de si marcharse de allí sin presentar el último trámite o quedarse y ser un ciudadano ejemplar. Lestrange bajó, cruzó la entrada principal y en seguida alguien lo detuvo. Un tipo de uniforme policial llamó su atención. Era un sujeto corpulento, calvo y de piel más roja que blanca. En su camisa había restos del desayuno, migas de rosquilla. Y si se acercaba lo suficiente, su boca desprendería el olor del café que había ingerido horas antes. —Caballero. Abraxas se detuvo en seco, girándose. —La Oficina del permiso de varitas está por aquí. No era de extrañar que lo supiera. Allí todo el mundo lo sabía todo. La seguridad se había extremado y algo tan simple como revisar una varita parecía ser de especial importancia aquellos días. Menuda estupidez, pensó. Pero no pudo hacer mucho: el guardia lo llevó hasta la oficina y, para cuando quiso darse cuenta, estaba esperando para ser atendido. Su mirada repasó por completo todo el lugar y a las personas que allí se encontraban. No podía imaginarse a ninguna de ellas tocando su varita. ¿Deberían hacerlo? ¿Formaba acaso eso parte del procedimiento? —¿Sr. Lestrange? —preguntó una voz femenina tan dulce que logró confundirlo. Su mirada buscó en dirección a la voz, hacia su derecha. Una mujer rubia, con aspecto reluciente, aguardaba con una dulce sonrisa. —Sí. —Está en el lugar indicado. Venga conmigo. ¿Contigo? Lestrange volvió a mirar al resto de mesas; nadie allí se había levantado para recibir a nadie, así que supuso que era simplemente una funcionaria que se dedicaba a distribuir a los clientes a las mesas asignadas. Pero los pasos seguían avanzando y las mesas vacías se iban alejando. Entonces ella tomó asiento tras un escritorio. “Queenie Goldstein”, rezaba el cartel sobre la madera de roble. —Por favor, siéntese. Una sonrisa por cada palabra. Pero en el gesto de él no había ninguna sonrisa, sino más bien desconfianza; una evidente desconfianza y una clara incomodidad que ni siquiera se molestó en ocultar. —Tranquilo, no le robaré mucho tiempo, tan solo necesito un par de documentos y su varita. Será rápido, ya lo verá… —No voy a darle mi varita. Quizá aquella fue la primera vez en toda su vida que alguien se negaba a algo tan sencillo como mostrar su varita. Normalmente solían presentarse más molestos cuando les solicitaba que les entregara todos los documentos que eran necesarios, ¿pero aquello? La mirada de Abraxas se mantenía fija en los ojos de la bruja de manera severa. Bien sabía él que la cosa no se terminaba ahí, pero seguiría firme en su respuesta.
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    Aquellos que quieran que les publique un starter inicial para interactuar con Soomin, si no tienen la ficha de su personaje anclada en el perfil, deberán pasarme toda la info de su personaje x DM; ya que sin información inicial, no puedo crear el starter más adecuado acorde a las características de ambos. Nos leemos
    Aquellos que quieran que les publique un starter inicial para interactuar con Soomin, si no tienen la ficha de su personaje anclada en el perfil, deberán pasarme toda la info de su personaje x DM; ya que sin información inicial, no puedo crear el starter más adecuado acorde a las características de ambos. Nos leemos 💋
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  • Lo habían llamado hacía no mucho a un apartamento en el centro de la ciudad, una mujer que sonaba desesperada y destruida, el llanto apenas haciendo sentido a las palabras. Koda pudo sacar información suficiente como para saber a dónde tenía que dirigirse y qué pasó según la mujer.

    —Llegué a casa del... del... trabajo y... lo vi... en-en la silla y... muerto... —habló la mujer del otro lado de la línea telefónica, tratando de calmarse.

    —Está bien, voy a encontrar al culpable, señora, no se preocupe.

    —Gracias, pero tu-... tu... ¿no eres- no eres un niño? Suenas como... niño. —la pregunta le molestó al detective, haciendo que bajara sus orejas hacia atrás y se quedara en silencio por un largo rato.

    —No. —cortó de inmediato, estaba de buen humor como para dejar que alguien más lo arruinara, planeaba mantenerse así.

    -------

    En el apartamento la escena era clara y todavía fresca, aunque la pobre señora de la llamada no estaba ahí. Ni siquiera tuvo que pedir llaves o forzar la entrada porque ya estaba abierta.

    —No está forzada... no entró por aquí. —comentó para sí mismo mientras inspeccionó la puerta, después alzó bien en alto sus orejas para inspeccionar el resto del lugar.

    Lo primero que notaron sus fosas nasales fue un intenso aroma dulzón, un perfume. Por las notas juzgaba que era de mujer. ¿De quién llamó o alguien más? Tomó nota mental de eso para corroborar después.

    Se acercó a donde estaba el cuerpo, en un sofá individual en la sala de estar. La televisión aún estaba encendida con un programa de citas transcurriendo. No le prestó atención a eso, si no al cuerpo. Tenía un orificio en la frente y otro en la parte anterior de la cabeza, por supuesto que la bala atravesó el cráneo y cerebro.

    Olfateó tanto el cadáver como el ambiente. La sangre seguía fresca, el cuerpo más o menos caliente y pudo detectar, entre ese perfume horrible, un muy ligero rastro de pólvora. También había tabaco.

    —Reciente... apenas unas... ¿tres horas? Cuatro, cuanto mucho. —murmuró mientras rascó apenas su barbilla, después se fijó en la mesa al lado del sofá, allí donde se esparció la sangre, el reloj marcaba la hora y la caja de cigarrillos junto con las colillas indicaban que el hombre estuvo fumando. Lo tomaron totalmente desprevenido.

    Caminó alrededor, todavía olfateando, hasta llegar a la cómoda de la sala. Se acercó a uno de los cajones, notando algo...

    —¿Aceite industrial? Huh... De la víctima no es... ¿el culpable? —de su abrigo sacó un pañuelo y abrió el cajón para inspeccionar el interior. Estaba revuelto, algunas cajas y papeles, incluso fotos, pero nada más. Cerró el cajón—. ¿Qué estaba buscando...?

    Siguió la investigación mientras guardó el pañuelo, pasando por la cocina, también algo revuelta entre las alacenas y heladera, pero nada para tomar nota. Así, pasó por el pequeño pasillo que conectaba la sala con el baño y dos habitaciones más, pequeñas. Pero Koda se detuvo en el primer cuarto, el aire cambió.

    Empujó la puerta lo suficiente para entrar y vio, al igual que antes, todo revuelto. Lo que llamó más su atención fue la ventana del cuarto abierta. Posible entrada del culpable.

    Se acercó a olfatear y, sí, más rastro de aceite. Además, la escalera de incendios estaba cerca de ahí.

    —Pudo subir por las escaleras y entrar sin ser detectado, mh... —cruzó los brazos, pensativo, pero esto no duró mucho cuando oyó pasos. Sus orejas enseguida se voltearon en la dirección de donde provenían.

    El zorro se movió rápido hacia la entrada del apartamento.

    —¡Esto es la escena de un crimen, no puedes estar aquí! ¡No, no! ¡Nada te incumbe así que lárgate! ¡Vas a terminar contaminando la escena! —su voz se alzó en volumen contra aquella persona, pero sonaba algo cómico por el hecho que tenía una voz juvenil. Incluso eso cambió además de su apariencia. Una desdicha—. Anda, vete ya, no me obligues a sacarte.

    A nadie intimidaba con la baja estatura.


    [Cualquiera puede responder si gusta.]
    Lo habían llamado hacía no mucho a un apartamento en el centro de la ciudad, una mujer que sonaba desesperada y destruida, el llanto apenas haciendo sentido a las palabras. Koda pudo sacar información suficiente como para saber a dónde tenía que dirigirse y qué pasó según la mujer. —Llegué a casa del... del... trabajo y... lo vi... en-en la silla y... muerto... —habló la mujer del otro lado de la línea telefónica, tratando de calmarse. —Está bien, voy a encontrar al culpable, señora, no se preocupe. —Gracias, pero tu-... tu... ¿no eres- no eres un niño? Suenas como... niño. —la pregunta le molestó al detective, haciendo que bajara sus orejas hacia atrás y se quedara en silencio por un largo rato. —No. —cortó de inmediato, estaba de buen humor como para dejar que alguien más lo arruinara, planeaba mantenerse así. ------- En el apartamento la escena era clara y todavía fresca, aunque la pobre señora de la llamada no estaba ahí. Ni siquiera tuvo que pedir llaves o forzar la entrada porque ya estaba abierta. —No está forzada... no entró por aquí. —comentó para sí mismo mientras inspeccionó la puerta, después alzó bien en alto sus orejas para inspeccionar el resto del lugar. Lo primero que notaron sus fosas nasales fue un intenso aroma dulzón, un perfume. Por las notas juzgaba que era de mujer. ¿De quién llamó o alguien más? Tomó nota mental de eso para corroborar después. Se acercó a donde estaba el cuerpo, en un sofá individual en la sala de estar. La televisión aún estaba encendida con un programa de citas transcurriendo. No le prestó atención a eso, si no al cuerpo. Tenía un orificio en la frente y otro en la parte anterior de la cabeza, por supuesto que la bala atravesó el cráneo y cerebro. Olfateó tanto el cadáver como el ambiente. La sangre seguía fresca, el cuerpo más o menos caliente y pudo detectar, entre ese perfume horrible, un muy ligero rastro de pólvora. También había tabaco. —Reciente... apenas unas... ¿tres horas? Cuatro, cuanto mucho. —murmuró mientras rascó apenas su barbilla, después se fijó en la mesa al lado del sofá, allí donde se esparció la sangre, el reloj marcaba la hora y la caja de cigarrillos junto con las colillas indicaban que el hombre estuvo fumando. Lo tomaron totalmente desprevenido. Caminó alrededor, todavía olfateando, hasta llegar a la cómoda de la sala. Se acercó a uno de los cajones, notando algo... —¿Aceite industrial? Huh... De la víctima no es... ¿el culpable? —de su abrigo sacó un pañuelo y abrió el cajón para inspeccionar el interior. Estaba revuelto, algunas cajas y papeles, incluso fotos, pero nada más. Cerró el cajón—. ¿Qué estaba buscando...? Siguió la investigación mientras guardó el pañuelo, pasando por la cocina, también algo revuelta entre las alacenas y heladera, pero nada para tomar nota. Así, pasó por el pequeño pasillo que conectaba la sala con el baño y dos habitaciones más, pequeñas. Pero Koda se detuvo en el primer cuarto, el aire cambió. Empujó la puerta lo suficiente para entrar y vio, al igual que antes, todo revuelto. Lo que llamó más su atención fue la ventana del cuarto abierta. Posible entrada del culpable. Se acercó a olfatear y, sí, más rastro de aceite. Además, la escalera de incendios estaba cerca de ahí. —Pudo subir por las escaleras y entrar sin ser detectado, mh... —cruzó los brazos, pensativo, pero esto no duró mucho cuando oyó pasos. Sus orejas enseguida se voltearon en la dirección de donde provenían. El zorro se movió rápido hacia la entrada del apartamento. —¡Esto es la escena de un crimen, no puedes estar aquí! ¡No, no! ¡Nada te incumbe así que lárgate! ¡Vas a terminar contaminando la escena! —su voz se alzó en volumen contra aquella persona, pero sonaba algo cómico por el hecho que tenía una voz juvenil. Incluso eso cambió además de su apariencia. Una desdicha—. Anda, vete ya, no me obligues a sacarte. A nadie intimidaba con la baja estatura. [Cualquiera puede responder si gusta.]
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    ATENCIÓN:

    -No añado más información ya que parte de ella puede ir variando en cada trama.
    -Tiene un carácter caprichoso, narcisista, egocéntrico, depravado y un largo etcétera. Esto lo comento porque interactuar con él puede suponer escenas que pongan en riesgo la integridad mental y física del otro personaje, sometiéndolo a horrores y/o humillaciones.
    -No siempre será todo situaciones grotescas con él, también es un poco payaso cuando le nace serlo. A su manera, por supuesto.
    -No tiene nombre, lo que hace es dejar que los demás le den uno.
    -Considero cada rol tramas y líneas temporales distintas, no se cruzan.
    -NO roleo con menores de edad por obvias razones.

    Si se me ocurre algo más que requiera de una aclaración lo escribiré aquí o si vosotros tenéis alguna duda, preguntad sin miedo.
    ATENCIÓN: -No añado más información ya que parte de ella puede ir variando en cada trama. -Tiene un carácter caprichoso, narcisista, egocéntrico, depravado y un largo etcétera. Esto lo comento porque interactuar con él puede suponer escenas que pongan en riesgo la integridad mental y física del otro personaje, sometiéndolo a horrores y/o humillaciones. -No siempre será todo situaciones grotescas con él, también es un poco payaso cuando le nace serlo. A su manera, por supuesto. -No tiene nombre, lo que hace es dejar que los demás le den uno. -Considero cada rol tramas y líneas temporales distintas, no se cruzan. -NO roleo con menores de edad por obvias razones. Si se me ocurre algo más que requiera de una aclaración lo escribiré aquí o si vosotros tenéis alguna duda, preguntad sin miedo.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Cómo ve haré cambios de personaje

    Ando teniendo problemas porque no se cómo cambiar raza, fandom, oficio esa información

    Tampoco ayuda lo lento que es la página
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  • Encuentro mucha mas información de historia, la cual escriben los humanos aunque también tengo lo que yo sé, pero es coleccionar de todo ¿A mi bonito le gustará acompañarme a estos lugares?
    Encuentro mucha mas información de historia, la cual escriben los humanos aunque también tengo lo que yo sé, pero es coleccionar de todo ¿A mi bonito le gustará acompañarme a estos lugares?
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