āø» Gritos, golpes y vítores. Ruidos que embotaban los oídos de Aegon, estímulos que no lograban despertarlo de su letargo. Su cuerpo estaba detrás del escenario de uno de los garitos más reconocidos de la ciudad, y tanto él como su banda estaban a punto de cumplir un sueño: los contrataron para tocar durante toda la noche. Además del salario decente que recibieron, realizar aquel bolo representaba un salto importante para ganar renombre como grupo musical; una meta por la que habían luchado con determinación, levantándose tras cada adversidad y avanzando sin rendirse. Esfuerzos que, al fin, dieron frutos y los llevaron hasta ese lugar. Sin embargo, su alma se ahogaba en el fondo de una botella de whiskey, intentando disipar el dolor de no poder compartir su triunfo con šš”ššš§š²š«š, la única que siempre lo apoyó en su carrera de cantante y… no estaba ahí porque no se atrevió a concretarle la hora exacta en la que iban a actuar. Su propia cobardía, hostigada por inseguridades, lo frenó. Más aún porque era viernes, el día de la semana en que ella quedaba con Daemon. Lo sabía con certeza gracias a los sobornos que le daba a la secretaria que llevaba la agenda de su hermana mayor. Por eso no le dijo nada, por temor a ser rechazado.
A pesar de que en las últimas semanas se habían acercado gracias a aquella conversación bajo las estrellas, aún quedaba un largo camino en recorrer.
Desde que llegaron al camerino no abrió la boca, limitándose a responder con escuetas onomatopeyas cada vez que alguno de sus amigos le preguntaba algo. Esa actitud no pasó desapercibida para los integrantes de la banda, y aprovechando un momento de distracción, el batería tomó el teléfono del Targaryen y le escribió un mensaje a Nyra:
Intuían que el estado deleznable del platinado se debía a que no vieron a nadie de su familia entre el público. Mientras los demás participantes estaban arropados por sus parientes, él permanecía solo.
Finalmente, llegó el momento y el conjunto instrumental salió al escenario para dar inicio con la función. Solo tardaron un par de minutos en alistarse, y el chico se colocó frente al micrófono. Era el vocalista y guitarrista. āø»
¡Buenas noches! Espero que estéis listos para darlo todo, porque tenemos un gran repertorio de canciones que os van a molar.
Ellos aclamaron y el š¦š¶š¹š²š»š°š¶š¼ fue su š„š²šš½šš²ššš®. . .
Ellos lo š š®šš®šæš¼š» pero la š šš²šæšš² huye ante su šš®š š¼šš°ššæš®. . .
¿Donde esta el rey de las sombras? šššÆš¼ šš¶š¹š²š»š°š¶š¼. . .
Hasta que él šš®š»šš®ššŗš® de su presencia š šš²šæšš® emergió de la penumbra maldita.
Behold The King of Darkness
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