• Who is Irina?

    ​Irina no vive en el presente; vive a lo largo de incontables ayeres.
    ​Su don no fue una bendición, sino una prueba de fuego para la cordura.

    De niña, la línea entre el ahora y el "hace cinco años" era inexistente. Podía sentir el frío de dos estaciones a la vez y escuchar el eco de conversaciones ya olvidadas. Este vivir en un flujo constante la marcó como una niña loca y demente, propensa a crisis de pánico y a narrar hechos que aún no sucedían o que ya habían pasado.

    La medicina moderna la etiquetó con diagnósticos complejos.
    ​La verdad era que su frágil mente infantil no podía gestionar la paradoja cuántica de sus viajes. Solo al llegar a la adolescencia, y por pura necesidad de supervivencia mental, logró imponer una barrera psíquica. Aprendió a hacer el viaje intencional, a controlarlo, a elegir el ayer que necesitaba.
    La locura se transformó en propósito, y el don, en una herramienta forjada en la soledad.
    El poder de Irina tiene un costo físico brutal, una "multa" que su cuerpo paga por desafiar las leyes de la física.

    Cada vez que regresa de un salto al pasado, el tiempo la reclama con violencia.
    ​La sangre que brota de su nariz, los espasmos involuntarios y el mareo no son solo molestias; son el tiempo reiniciando su sistema nervioso.
    Durante las horas que siguen, es inútil, una presa fácil. Esta debilidad recurrente la ha convertido en una maestra de la planificación.
    Nunca viaja sin un plan de escape o un refugio inmediato y seguro. Su puntería solo le sirve si ha calculado con precisión la hora de su retorno.

    En el mundo actual, la única manera que Irina ha encontrado para sentirse dueña de su tiempo es a través de la precisión tangible.
    Si el pasado es caótico y el regreso, debilitante, sus manos y sus ojos deben ser firmes. Por ello, desarrolló una puntería a distancia extraordinaria. Ya sea con una ballesta, un rifle de alta potencia o un dardo, su enfoque es absoluto. Esta habilidad no es un adorno: es su mecanismo de defensa más inmediato, la única garantía que tiene de neutralizar una amenaza antes de que esta pueda acercarse y aprovecharse de la vulnerabilidad que sigue al viaje.

    Nadie sabe como logra su cometido o como finalmente completa las misiones que para muchos son imposibles, sólo saben que Irina la hija del trueno lo logrará.
    Su don es su mas grande secreto.
    Who is Irina? ​Irina no vive en el presente; vive a lo largo de incontables ayeres. ​Su don no fue una bendición, sino una prueba de fuego para la cordura. De niña, la línea entre el ahora y el "hace cinco años" era inexistente. Podía sentir el frío de dos estaciones a la vez y escuchar el eco de conversaciones ya olvidadas. Este vivir en un flujo constante la marcó como una niña loca y demente, propensa a crisis de pánico y a narrar hechos que aún no sucedían o que ya habían pasado. La medicina moderna la etiquetó con diagnósticos complejos. ​La verdad era que su frágil mente infantil no podía gestionar la paradoja cuántica de sus viajes. Solo al llegar a la adolescencia, y por pura necesidad de supervivencia mental, logró imponer una barrera psíquica. Aprendió a hacer el viaje intencional, a controlarlo, a elegir el ayer que necesitaba. La locura se transformó en propósito, y el don, en una herramienta forjada en la soledad. El poder de Irina tiene un costo físico brutal, una "multa" que su cuerpo paga por desafiar las leyes de la física. Cada vez que regresa de un salto al pasado, el tiempo la reclama con violencia. ​La sangre que brota de su nariz, los espasmos involuntarios y el mareo no son solo molestias; son el tiempo reiniciando su sistema nervioso. Durante las horas que siguen, es inútil, una presa fácil. Esta debilidad recurrente la ha convertido en una maestra de la planificación. Nunca viaja sin un plan de escape o un refugio inmediato y seguro. Su puntería solo le sirve si ha calculado con precisión la hora de su retorno. En el mundo actual, la única manera que Irina ha encontrado para sentirse dueña de su tiempo es a través de la precisión tangible. Si el pasado es caótico y el regreso, debilitante, sus manos y sus ojos deben ser firmes. Por ello, desarrolló una puntería a distancia extraordinaria. Ya sea con una ballesta, un rifle de alta potencia o un dardo, su enfoque es absoluto. Esta habilidad no es un adorno: es su mecanismo de defensa más inmediato, la única garantía que tiene de neutralizar una amenaza antes de que esta pueda acercarse y aprovecharse de la vulnerabilidad que sigue al viaje. Nadie sabe como logra su cometido o como finalmente completa las misiones que para muchos son imposibles, sólo saben que Irina la hija del trueno lo logrará. Su don es su mas grande secreto.
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  • 𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐾𝑖𝑛𝑔𝑠𝑚𝑎𝑛
    Fandom Kingsman
    Categoría Acción
    Había seguido el proceso de selección de los reclutas. No solo porque fuera ella una de las elegidas para guiar los pasos de quienes pasaran aquella selección. Siempre lo hacían. Todo Kingsman miraba de cerca a los nuevos aspirantes, y mucho más en aquellos momentos cuando la organización había estado a punto de desaparecer.
    Después de la brecha de seguridad y la consiguiente masacre de todos sus agentes, a excepción de Galahad, Merlín, y ella misma, estaban más que necesitados de nuevas incorporaciones.

    El ambiente no era el más ameno en aquellos tiempos. Y Ginevra no se esforzaba por cambiarlo. En el ataque a la base de datos de Kingsman había perdido a toda su familia, su padre, su madre, su hermano pequeño y su hogar. Después había perdido a su otra figura paterna, Merlín. Todo gracias a Poppy y su imperio de la droga.
    Aquello, si ya de por si Amelia era, debido a su educación y formación, seria y reservada, la había encerrado más en ella misma.

    El descubrimiento de Statesman es lo que salva a la sastrería y todo cuanto ella conlleva. Como novedad, después de demasiados años en la sombra, ambas agencias trabajan juntas, como hermanas, y Ginevra es ascendida y nombrada agente de enlace entre ambas organizaciones.
    Su trabajo se había duplicado, seguía teniendo misiones que cumplir, reclutas que supervisar y ser el punto de enlace entre dos agencias secretas. Pero aquello no era algo que preocupara o molestara a Ginevra. Estaba más que orgullosa de ostentar todos aquellos puestos. Sabía que tenía una huella demasiado grande que llenar, y el deber de no decepcionar ni a su padre y al propio Merlín.

    Aquel día estaba en el elegante local, esperando, sentada en uno de los caros sofás que estaban ubicados frente a los probadores, con la espalda por completo recta, la mirada fija en una revista de equitación sin llegar a ver nada, y los tobillos cruzados uno tras otro.
    Un rápido vistazo al reloj de pared que llenaba el silencio con el tic-tac de las manecillas del reloj, y otro a la calle, para ver llegar el taxi que transportaba a su cita de aquel día.


    𝘊𝘳𝘦𝘥𝘪𝘵𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘥𝘢 𝘢: 𝑇𝑅𝐼𝑆𝑇𝐴𝑁
    Había seguido el proceso de selección de los reclutas. No solo porque fuera ella una de las elegidas para guiar los pasos de quienes pasaran aquella selección. Siempre lo hacían. Todo Kingsman miraba de cerca a los nuevos aspirantes, y mucho más en aquellos momentos cuando la organización había estado a punto de desaparecer. Después de la brecha de seguridad y la consiguiente masacre de todos sus agentes, a excepción de Galahad, Merlín, y ella misma, estaban más que necesitados de nuevas incorporaciones. El ambiente no era el más ameno en aquellos tiempos. Y Ginevra no se esforzaba por cambiarlo. En el ataque a la base de datos de Kingsman había perdido a toda su familia, su padre, su madre, su hermano pequeño y su hogar. Después había perdido a su otra figura paterna, Merlín. Todo gracias a Poppy y su imperio de la droga. Aquello, si ya de por si Amelia era, debido a su educación y formación, seria y reservada, la había encerrado más en ella misma. El descubrimiento de Statesman es lo que salva a la sastrería y todo cuanto ella conlleva. Como novedad, después de demasiados años en la sombra, ambas agencias trabajan juntas, como hermanas, y Ginevra es ascendida y nombrada agente de enlace entre ambas organizaciones. Su trabajo se había duplicado, seguía teniendo misiones que cumplir, reclutas que supervisar y ser el punto de enlace entre dos agencias secretas. Pero aquello no era algo que preocupara o molestara a Ginevra. Estaba más que orgullosa de ostentar todos aquellos puestos. Sabía que tenía una huella demasiado grande que llenar, y el deber de no decepcionar ni a su padre y al propio Merlín. Aquel día estaba en el elegante local, esperando, sentada en uno de los caros sofás que estaban ubicados frente a los probadores, con la espalda por completo recta, la mirada fija en una revista de equitación sin llegar a ver nada, y los tobillos cruzados uno tras otro. Un rápido vistazo al reloj de pared que llenaba el silencio con el tic-tac de las manecillas del reloj, y otro a la calle, para ver llegar el taxi que transportaba a su cita de aquel día. 𝘊𝘳𝘦𝘥𝘪𝘵𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘥𝘢 𝘢: [KINGSMAN.AGENT]
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    Grupal
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    Cualquier línea
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  • Que bueno , es tomar un rato un respiro luego de una mision .....
    Que bueno , es tomar un rato un respiro luego de una mision .....
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  • Gracias, Mitsuri .... ya tenia hambre y con estomago vasio no puedo ir a la misiones.
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  • Estoy otra vez , aqui e solo estaba en una mision ....
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  • —Esos si que fueron los seis meses mas largos de mi vida....

    -Musitó la rubia mientras alzaba los brazos y se estiraba ruidosamente bajo los inclementes rayos de sol aquella mañana en los terrenos de la catedral. La brisa a penas soplaba así que el calor era intenso; sin embargo esto no parecía molestarle en lo mas mínimo, más bien al contrario, una sensación de satisfacción la inundaba al saber que todo aquello había terminado-

    -En una de sus misiones había sido envenenada por la criatura a la que daba cacería. Lo que la mantuvo en cama por varios meses entre sudores fríos y sueños febriles. Ahora le debía un gran favor a la iglesia que la cuidó y consiguió los remedios que necesitaba.-

    -Dio un par de saltos, se inclino para alcanzar las puntas de sus pies con sus dedos, desperezó su espalda... se sentía un poco rígida, pero volvía a sentirse viva. Ahora debía volver a trabajar, nada en la vida es gratis.-
    —Esos si que fueron los seis meses mas largos de mi vida.... -Musitó la rubia mientras alzaba los brazos y se estiraba ruidosamente bajo los inclementes rayos de sol aquella mañana en los terrenos de la catedral. La brisa a penas soplaba así que el calor era intenso; sin embargo esto no parecía molestarle en lo mas mínimo, más bien al contrario, una sensación de satisfacción la inundaba al saber que todo aquello había terminado- -En una de sus misiones había sido envenenada por la criatura a la que daba cacería. Lo que la mantuvo en cama por varios meses entre sudores fríos y sueños febriles. Ahora le debía un gran favor a la iglesia que la cuidó y consiguió los remedios que necesitaba.- -Dio un par de saltos, se inclino para alcanzar las puntas de sus pies con sus dedos, desperezó su espalda... se sentía un poco rígida, pero volvía a sentirse viva. Ahora debía volver a trabajar, nada en la vida es gratis.-
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  • Que injusto!

    -ese momento actuo como una niña, pequeña apesar que ya era una mujer.-

    Yo que solo queria ver , señor Rengoku antes de salir de mision ..... pero primero lo primero , eso lo se .
    Que injusto! -ese momento actuo como una niña, pequeña apesar que ya era una mujer.- Yo que solo queria ver , señor Rengoku antes de salir de mision ..... pero primero lo primero , eso lo se .
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  • ᴄáᴍᴀʀᴀ ᴅᴇ ᴇᴠᴀʟᴜᴀᴄɪóɴ ɴ-13 ("ɴɪᴅᴜꜱ"). ɪɴꜱᴛᴀʟᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ ꜱᴜʙᴛᴇʀʀᴀɴᴇᴀꜱ, ᴡᴇʏʟᴀɴᴅ ʙɪᴏᴛᴇᴋ ʀᴇꜱᴇᴀʀᴄʜ — ᴄᴏʟᴏʀᴀᴅᴏ ꜱᴘʀɪɴɢꜱ, ᴜꜱᴀ.

    La sala es pequeña, sin ventanas, iluminada por paneles fluorescentes que evitan la formación de cualquier sombra. El aire huele a desinfectante, tan fuerte que parece incrustarse en la garganta. Ambos están sentados frente a frente, separados por una lámina de cristal reforzado. La luz verde del intercomunicador parpadea suavemente: la conversación está siendo grabada, como siempre.

    El evaluador de riesgos ajusta sus gafas, sin mirar a la joven del otro lado. Su atención está fija en el expediente que ilumina la pantalla de su tableta.

    — Sujeto A-07, ¿conoce el propósito de esta entrevista?

    Anomaly asiente, con una sonrisa que se siente fuera de lugar en un espacio tan aséptico. Le gusta que le hablen, incluso cuando lo hacen con esa frialdad que gobierna el laboratorio.

    — Sep. Necesitan confirmar si presento inestabilidad conductual que comprometa las misiones —responde de memoria, como un estudiante que recita la lección.

    El evaluador marca algo en la pantalla.

    — Muy bien. ¿Cómo te sientes?

    La sonrisa de Anomaly persiste, aunque es frágil, casi vacía.

    — Bien.

    — ¿Dolores articulares? ¿Mareos?

    — No, nada de eso.

    — ¿Cómo ha estado tu apetito? ¿Sientes hambre después de comer?

    — No. La comida es buena, me llena.

    — ¿Has dormido bien?

    Anomaly titubea. Por primera vez en la entrevista, la seguridad de sus respuestas se rompe. El evaluador levanta la vista, clavando en ella unos ojos que parecen atravesarla.

    — Explayate.

    —Yo… tuve un sueño. Es el mismo todas las noches.

    — ¿Desde cuándo?

    — Tres días.

    — ¿De qué trata el sueño?

    Ella baja la mirada. Se mira las manos, cayendo en cuenta que sus dedos se enredan entre si.

    — Pues… no sé dónde estoy, pero alguien toma mi mano. Su mano es grande, muy grande. Yo quiero sostenerla también, pero no tengo fuerza.

    El evaluador escribe algo más rápido de lo habitual. Finalmente cierra la tableta.

    — Muy bien, eso será todo por hoy.

    Se pone en pie y sale.

    Anomaly le observa marcharse, con una punzada de inquietud: ¿por qué tan corta la entrevista esta vez?
    No importa cuánto lo desee, sabe que nadie responderá sus preguntas.
    Se queda quieta, siguiéndole con la mirada, intentando descifrar los labios del entrevistador cuando habla con su encargado, cuando la luz verde del intercomunicador se apaga.

    — Está recordando. Aumenten la dosis de Nepraxil-9.

    La palabra resuena dentro de su cabeza. "Recordando". ¿El sueño es un recuerdo? Contiene el aliento. El vértigo de esa idea la sacude; las emociones se agolpan en su interior como una tormenta desatada. Su sonrisa se borra por completo.

    "¿Qué estoy recordando?", se pregunta, y los ojos se le llenan de lágrimas.
    ᴄáᴍᴀʀᴀ ᴅᴇ ᴇᴠᴀʟᴜᴀᴄɪóɴ ɴ-13 ("ɴɪᴅᴜꜱ"). ɪɴꜱᴛᴀʟᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ ꜱᴜʙᴛᴇʀʀᴀɴᴇᴀꜱ, ᴡᴇʏʟᴀɴᴅ ʙɪᴏᴛᴇᴋ ʀᴇꜱᴇᴀʀᴄʜ — ᴄᴏʟᴏʀᴀᴅᴏ ꜱᴘʀɪɴɢꜱ, ᴜꜱᴀ. La sala es pequeña, sin ventanas, iluminada por paneles fluorescentes que evitan la formación de cualquier sombra. El aire huele a desinfectante, tan fuerte que parece incrustarse en la garganta. Ambos están sentados frente a frente, separados por una lámina de cristal reforzado. La luz verde del intercomunicador parpadea suavemente: la conversación está siendo grabada, como siempre. El evaluador de riesgos ajusta sus gafas, sin mirar a la joven del otro lado. Su atención está fija en el expediente que ilumina la pantalla de su tableta. — Sujeto A-07, ¿conoce el propósito de esta entrevista? Anomaly asiente, con una sonrisa que se siente fuera de lugar en un espacio tan aséptico. Le gusta que le hablen, incluso cuando lo hacen con esa frialdad que gobierna el laboratorio. — Sep. Necesitan confirmar si presento inestabilidad conductual que comprometa las misiones —responde de memoria, como un estudiante que recita la lección. El evaluador marca algo en la pantalla. — Muy bien. ¿Cómo te sientes? La sonrisa de Anomaly persiste, aunque es frágil, casi vacía. — Bien. — ¿Dolores articulares? ¿Mareos? — No, nada de eso. — ¿Cómo ha estado tu apetito? ¿Sientes hambre después de comer? — No. La comida es buena, me llena. — ¿Has dormido bien? Anomaly titubea. Por primera vez en la entrevista, la seguridad de sus respuestas se rompe. El evaluador levanta la vista, clavando en ella unos ojos que parecen atravesarla. — Explayate. —Yo… tuve un sueño. Es el mismo todas las noches. — ¿Desde cuándo? — Tres días. — ¿De qué trata el sueño? Ella baja la mirada. Se mira las manos, cayendo en cuenta que sus dedos se enredan entre si. — Pues… no sé dónde estoy, pero alguien toma mi mano. Su mano es grande, muy grande. Yo quiero sostenerla también, pero no tengo fuerza. El evaluador escribe algo más rápido de lo habitual. Finalmente cierra la tableta. — Muy bien, eso será todo por hoy. Se pone en pie y sale. Anomaly le observa marcharse, con una punzada de inquietud: ¿por qué tan corta la entrevista esta vez? No importa cuánto lo desee, sabe que nadie responderá sus preguntas. Se queda quieta, siguiéndole con la mirada, intentando descifrar los labios del entrevistador cuando habla con su encargado, cuando la luz verde del intercomunicador se apaga. — Está recordando. Aumenten la dosis de Nepraxil-9. La palabra resuena dentro de su cabeza. "Recordando". ¿El sueño es un recuerdo? Contiene el aliento. El vértigo de esa idea la sacude; las emociones se agolpan en su interior como una tormenta desatada. Su sonrisa se borra por completo. "¿Qué estoy recordando?", se pregunta, y los ojos se le llenan de lágrimas.
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  • — ¹ —
    Fandom Disney; Tarzán
    Categoría Aventura
    El calor húmedo de la selva era algo a lo que Jane estaba más que acostumbrada, pero no las damas a las que desde hacía unos días estaba acompañando. Su padre, aunque no con mala intención, tenía a veces ideas penosas como, por ejemplo, usarla para que hiciera compañía a las esposas de sus "colegas" americanos que ni siquiera sentían un mínimo de atracción por lo que el buen misionero del señor Porter les contaba. En los ojos de esos hombres sólo se reflejaba el símbolo del dólar, la promesa de riqueza que esas tierras vírgenes ante ellos podrían proporcionarles. Sin embargo, los que hoy les acompañaban en su caminata por la espesa jungla parecían entusiasmados en adentrarse en territorio desconocido, aunque nunca osaban alejarse demasiado de en dónde tenían desplegado su campamento. Jane, que en cuestión de minutos se había escaqueado de su "labor" de niñera, caminaba unos pasos por delante de su padre, esquivando raíces y ramas bajas con la práctica de alguien que ya había tropezado suficientes veces como para aprender a caminar sobre el barro incluso con tacones. Con un cuaderno bajo el brazo y la emoción de quién ve algo nuevo y sorprendente, se detuvo a tomar notas sobre un pájaro de colores brillantes que chillaba como si estuviera insultándola.

    —¡Oye, no hace falta gritar tanto! —exclamó con media sonrisa, esbozando con rapidez los contornos del ave en su cuaderno y tratando de memorizar la amplia gama de colores que adornaban sus plumas. Ya no escuchaba ruido tras ella, así que supuso que los demás habrían tomado otro camino... Pero no temía perderse; confiaba en su buena orientación, o en otras palabras esperaba que sus propias huellas permanecieran intactas para saber cómo volver.

    —¿Qué tipo de pájaro eres tú, amiguito? Si dejaras caer una de tus plumas voluntariamente, me la llevaría como recuer... —antes de siquiera poder terminar la frase, escuchó un crujido extraño entre las ramas de unos enormes arbustos, a pocos metros de ella.

    Giró la cabeza, con cautela, y aunque su cuerpo se tensó ante la posibilidad de que el causante de aquel ruido fuera un animal enorme que pudiera arrollarla de un momento a otro... La curiosidad siempre sería la principal causante por la que Jane se metiera ella misma en la boca del lobo (o en ese caso, más probablemente de una pantera).

    Avanzó un par de pasos, con el cuaderno frente a ella a modo de escudo, como si aquello fuera a servirle de mucho. El ruido cesó por unos minutos, lo cual la envalentonó para extender una mano; la misma mano que apartó un par de espesas ramas y que, para su total sorpresa, acabó por rozar a ciegas algo que en absoluto tenía la textura de una rama, hoja, árbol o pelaje de cualquier animal que pudiera encontrarse en esos lares.

    Obviamente que la apartó de inmediato, aunque se quedó muy quieta en su lugar, incapaz de luchar contra la curiosidad que la caracterizaba desde que tenía memoria. ¿Qué era lo que se escondía ahí detrás...?
    El calor húmedo de la selva era algo a lo que Jane estaba más que acostumbrada, pero no las damas a las que desde hacía unos días estaba acompañando. Su padre, aunque no con mala intención, tenía a veces ideas penosas como, por ejemplo, usarla para que hiciera compañía a las esposas de sus "colegas" americanos que ni siquiera sentían un mínimo de atracción por lo que el buen misionero del señor Porter les contaba. En los ojos de esos hombres sólo se reflejaba el símbolo del dólar, la promesa de riqueza que esas tierras vírgenes ante ellos podrían proporcionarles. Sin embargo, los que hoy les acompañaban en su caminata por la espesa jungla parecían entusiasmados en adentrarse en territorio desconocido, aunque nunca osaban alejarse demasiado de en dónde tenían desplegado su campamento. Jane, que en cuestión de minutos se había escaqueado de su "labor" de niñera, caminaba unos pasos por delante de su padre, esquivando raíces y ramas bajas con la práctica de alguien que ya había tropezado suficientes veces como para aprender a caminar sobre el barro incluso con tacones. Con un cuaderno bajo el brazo y la emoción de quién ve algo nuevo y sorprendente, se detuvo a tomar notas sobre un pájaro de colores brillantes que chillaba como si estuviera insultándola. —¡Oye, no hace falta gritar tanto! —exclamó con media sonrisa, esbozando con rapidez los contornos del ave en su cuaderno y tratando de memorizar la amplia gama de colores que adornaban sus plumas. Ya no escuchaba ruido tras ella, así que supuso que los demás habrían tomado otro camino... Pero no temía perderse; confiaba en su buena orientación, o en otras palabras esperaba que sus propias huellas permanecieran intactas para saber cómo volver. —¿Qué tipo de pájaro eres tú, amiguito? Si dejaras caer una de tus plumas voluntariamente, me la llevaría como recuer... —antes de siquiera poder terminar la frase, escuchó un crujido extraño entre las ramas de unos enormes arbustos, a pocos metros de ella. Giró la cabeza, con cautela, y aunque su cuerpo se tensó ante la posibilidad de que el causante de aquel ruido fuera un animal enorme que pudiera arrollarla de un momento a otro... La curiosidad siempre sería la principal causante por la que Jane se metiera ella misma en la boca del lobo (o en ese caso, más probablemente de una pantera). Avanzó un par de pasos, con el cuaderno frente a ella a modo de escudo, como si aquello fuera a servirle de mucho. El ruido cesó por unos minutos, lo cual la envalentonó para extender una mano; la misma mano que apartó un par de espesas ramas y que, para su total sorpresa, acabó por rozar a ciegas algo que en absoluto tenía la textura de una rama, hoja, árbol o pelaje de cualquier animal que pudiera encontrarse en esos lares. Obviamente que la apartó de inmediato, aunque se quedó muy quieta en su lugar, incapaz de luchar contra la curiosidad que la caracterizaba desde que tenía memoria. ¿Qué era lo que se escondía ahí detrás...?
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  • Regresando de la mision,de que me perdi?
    Regresando de la mision,de que me perdi?
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