La llegada a un nuevo mundo
La noche respiraba en silencio. Las sombras parecían plegarse a cada paso de la pelirroja, como si reconocieran en ella a la dueña legítima de la oscuridad.
La luna colgaba alta, plateando el contorno de los edificios abandonados y el polvo que danzaba con el viento. Aquel era un mundo ajeno, otra dimensión de las tantas que había cruzado, y aun así el mismo sentimiento de vacío la acompañaba como una vieja herida que nunca cerraba.
Tiana avanzó entre los escombros con paso felino, la chamarra de cuero abierta ondeando apenas por la brisa nocturna. Su mirada jade se detuvo en la distancia, donde un resplandor rojizo marcaba el lugar del portal.
“Al fin… después de tanto tiempo.”
El eco de sus pensamientos fue tan frío como su sonrisa.
Dos figuras custodiaban el arco rúnico, susurros apagados que no lograban escapar del rugido sordo del poder contenido en aquel sello. Tiana se detuvo a unos metros, observando. Una parte de ella, la que aún recordaba la compasión, dudó. La otra la más fuerte, la que había sobrevivido a la traición y al exilio ardía por desatar el fuego.
–Supongo que no esperaban visitas –murmuró, la voz baja, ronca, impregnada de burla.
Uno de los guardias giró bruscamente al escucharla. El otro retrocedió apenas un paso, percibiendo la energía que la envolvía. Humo oscuro comenzó a brotar de entre los labios de Tiana, ascendiendo en espirales lentas hacia el cielo.
–Denme una razón –sus ojos brillaron con un destello carmesí– para no convertir este lugar en un recuerdo carbonizado.
El aire se volvió denso cómo esperando la confrontación inminente , más en cambio los guardias dieron la espalda al portal reconociendo a la pelirroja , aburrida simplemente ingreso en aquel espiral de magia.
-Donde carajos estoy ahora ?-
La luna colgaba alta, plateando el contorno de los edificios abandonados y el polvo que danzaba con el viento. Aquel era un mundo ajeno, otra dimensión de las tantas que había cruzado, y aun así el mismo sentimiento de vacío la acompañaba como una vieja herida que nunca cerraba.
Tiana avanzó entre los escombros con paso felino, la chamarra de cuero abierta ondeando apenas por la brisa nocturna. Su mirada jade se detuvo en la distancia, donde un resplandor rojizo marcaba el lugar del portal.
“Al fin… después de tanto tiempo.”
El eco de sus pensamientos fue tan frío como su sonrisa.
Dos figuras custodiaban el arco rúnico, susurros apagados que no lograban escapar del rugido sordo del poder contenido en aquel sello. Tiana se detuvo a unos metros, observando. Una parte de ella, la que aún recordaba la compasión, dudó. La otra la más fuerte, la que había sobrevivido a la traición y al exilio ardía por desatar el fuego.
–Supongo que no esperaban visitas –murmuró, la voz baja, ronca, impregnada de burla.
Uno de los guardias giró bruscamente al escucharla. El otro retrocedió apenas un paso, percibiendo la energía que la envolvía. Humo oscuro comenzó a brotar de entre los labios de Tiana, ascendiendo en espirales lentas hacia el cielo.
–Denme una razón –sus ojos brillaron con un destello carmesí– para no convertir este lugar en un recuerdo carbonizado.
El aire se volvió denso cómo esperando la confrontación inminente , más en cambio los guardias dieron la espalda al portal reconociendo a la pelirroja , aburrida simplemente ingreso en aquel espiral de magia.
-Donde carajos estoy ahora ?-
La noche respiraba en silencio. Las sombras parecían plegarse a cada paso de la pelirroja, como si reconocieran en ella a la dueña legítima de la oscuridad.
La luna colgaba alta, plateando el contorno de los edificios abandonados y el polvo que danzaba con el viento. Aquel era un mundo ajeno, otra dimensión de las tantas que había cruzado, y aun así el mismo sentimiento de vacío la acompañaba como una vieja herida que nunca cerraba.
Tiana avanzó entre los escombros con paso felino, la chamarra de cuero abierta ondeando apenas por la brisa nocturna. Su mirada jade se detuvo en la distancia, donde un resplandor rojizo marcaba el lugar del portal.
“Al fin… después de tanto tiempo.”
El eco de sus pensamientos fue tan frío como su sonrisa.
Dos figuras custodiaban el arco rúnico, susurros apagados que no lograban escapar del rugido sordo del poder contenido en aquel sello. Tiana se detuvo a unos metros, observando. Una parte de ella, la que aún recordaba la compasión, dudó. La otra la más fuerte, la que había sobrevivido a la traición y al exilio ardía por desatar el fuego.
–Supongo que no esperaban visitas –murmuró, la voz baja, ronca, impregnada de burla.
Uno de los guardias giró bruscamente al escucharla. El otro retrocedió apenas un paso, percibiendo la energía que la envolvía. Humo oscuro comenzó a brotar de entre los labios de Tiana, ascendiendo en espirales lentas hacia el cielo.
–Denme una razón –sus ojos brillaron con un destello carmesí– para no convertir este lugar en un recuerdo carbonizado.
El aire se volvió denso cómo esperando la confrontación inminente , más en cambio los guardias dieron la espalda al portal reconociendo a la pelirroja , aburrida simplemente ingreso en aquel espiral de magia.
-Donde carajos estoy ahora ?-
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible

