• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ❒; Aclaro, por si las moscas, que RJ es muy zalamero y le gusta gustar, pero este personaje lo he creado con y para mi partner asi que, salvo con ella, nunca va a ocurrir nada más que un ligoteo ocasional y puntual.

    Es con Maya Lockwood con quien desarrollaré otp.

    ¡Grazie mile por entenderlo! <3
    ❒; Aclaro, por si las moscas, que RJ es muy zalamero y le gusta gustar, pero este personaje lo he creado con y para mi partner asi que, salvo con ella, nunca va a ocurrir nada más que un ligoteo ocasional y puntual. Es con [thxlastL0ckwood] con quien desarrollaré otp. ¡Grazie mile por entenderlo! <3
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  • Como hablar sin llegar a decir nada, por RJ.
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  • *Las marcas de un desenlace para los contrarios se encontraban sobre su ropa y calzado, gotas carmesí en su rostro y melena, la chamarra de cuero que portaba siempre, atravesada sobre su hombro, tomándola con la diestra, su caminar pesado y su mirada llena de fastidio y cansancio, entre sus labios el último cigarrillo el cual estaba por terminar. *

    — De...detectie...-*La voz de aquella secretaria boba con gafas y vestuario de monja se escuchó tras ella*... Le ...dejaron un presente sobre su escritorio y...

    —No me interesa, ya puedes irte a descansar. 
    *Raven escupió la colilla del cigarrillo a una de las plantas que adornaban el pasillo, dejando atrás a su secretaria boca abierta, con la zurda abrió la puerta de su oficina, cerrándola con furia tras ella. * — ¡Por fin!, este maldito día se terminó. - Arrojó la chaqueta en uno de los sofás más cerca, tomó asiento en su silla giratoria, subió los pies sobre el escritorio, recargó su cabeza sobre el respaldo suspiro profundo y de reojo notó aquella pequeña caja sobre el escritorio, al lado de sus botas de batalla. 

    —¿Mmm?...

    *Colores serios y elegantes forraban el presente, junto a ella una pequeña tarjeta en color vino, bajó inmediatamente los pies y con ambas manos tomó el obsequio, un tanto insegura de que fuera algo que le causara alguna lesión, lo llevó a sus oídos asegurándose de que fuera una maldita bomba y sin más procedió a abrirla. *

    —... Son ciga...rrillos.

    *No cualquier cigarrillo, de los mejores, sus ojos se pusieron redondos y brillantes, inmediatamente leyó aquella tarjeta y ese mensaje se reflejó en una sonrisa ladina*. Ghost Writer
    *Las marcas de un desenlace para los contrarios se encontraban sobre su ropa y calzado, gotas carmesí en su rostro y melena, la chamarra de cuero que portaba siempre, atravesada sobre su hombro, tomándola con la diestra, su caminar pesado y su mirada llena de fastidio y cansancio, entre sus labios el último cigarrillo el cual estaba por terminar. * — De...detectie...-*La voz de aquella secretaria boba con gafas y vestuario de monja se escuchó tras ella*... Le ...dejaron un presente sobre su escritorio y... —No me interesa, ya puedes irte a descansar.  *Raven escupió la colilla del cigarrillo a una de las plantas que adornaban el pasillo, dejando atrás a su secretaria boca abierta, con la zurda abrió la puerta de su oficina, cerrándola con furia tras ella. * — ¡Por fin!, este maldito día se terminó. - Arrojó la chaqueta en uno de los sofás más cerca, tomó asiento en su silla giratoria, subió los pies sobre el escritorio, recargó su cabeza sobre el respaldo suspiro profundo y de reojo notó aquella pequeña caja sobre el escritorio, al lado de sus botas de batalla.  —¿Mmm?... *Colores serios y elegantes forraban el presente, junto a ella una pequeña tarjeta en color vino, bajó inmediatamente los pies y con ambas manos tomó el obsequio, un tanto insegura de que fuera algo que le causara alguna lesión, lo llevó a sus oídos asegurándose de que fuera una maldita bomba y sin más procedió a abrirla. * —... Son ciga...rrillos. *No cualquier cigarrillo, de los mejores, sus ojos se pusieron redondos y brillantes, inmediatamente leyó aquella tarjeta y ese mensaje se reflejó en una sonrisa ladina*. [BK201]
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  • .
    Cho abrió la puerta de la enorme casa, sintiendo cómo el eco del cerrojo resonaba en el vacío. Un silencio profundo la recibió, denso pero familiar. Se quitó los zapatos junto a la entrada, empujándolos con el pie hacia un rincón del mueble zapatero. Sus pasos descalzos resonaron ligeros en el suelo de mármol mientras recorría el pasillo iluminado con luces cálidas.

    La sala estaba impecable, como siempre. No había rastros de vida reciente: los cojines perfectamente colocados en el sofá, ni una taza en la mesa, ni el sonido de risas o de la televisión encendida. La ausencia era evidente.

    Dejó caer su mochila sobre el sillón más cercano, dejándose hundir en la suavidad del cuero mientras suspiraba. Su padre debía haber salido con su esposa y el niño. Era típico de él organizar cenas espontáneas para pasar tiempo con ellos, aunque rara vez le preguntaba si quería unirse.

    "Supongo que no le pasó por la cabeza invitarme…" murmuró, encogiéndose de hombros. No estaba molesta, al menos no mucho. Había aprendido a no esperar demasiado de estas dinámicas familiares. Su madrastra siempre parecía incómoda cuando Cho estaba cerca, y su medio hermano, aunque simpático, era un niño pequeño que solía cansarla rápido.

    Se levantó del sofá y caminó hacia la cocina, el espacio más amplio y frío de la casa. Abrió el refrigerador, revisando el contenido sin mucho entusiasmo. Sobras de alguna cena anterior, ensaladas perfectamente ordenadas en recipientes de vidrio, pero nada que realmente se le antojara. Cerró la puerta con un golpe suave y apoyó la frente contra ella, exhalando un largo suspiro.

    Después de un momento de contemplación, sacó su teléfono y abrió la app de comida a domicilio. Era más sencillo pedir algo con la tarjeta que su papá le había dado para evitar que le estuviera pidiendo dinero a cada rato. Elegir entre tantas opciones fue el único dilema. Finalmente, decidió por una hamburguesa doble con papas y un batido de chocolate. Algo reconfortante y lleno de calorías, justo lo que necesitaba esa noche.

    Mientras esperaba su pedido, subió a su habitación en el segundo piso, dejando el eco de sus pasos en la escalera de madera. Cerró la puerta detrás de ella y encendió las luces, observando su espacio. A diferencia del resto de la casa, su habitación tenía vida: pósters en las paredes, libros apilados en el escritorio, y una manta desordenada sobre la cama.

    Se dejó caer sobre el colchón, agarrando su tablet para ponerse al día con la serie que había dejado a medias. Aunque la casa era enorme, se sentía cómoda en la burbuja que había creado en su habitación. No necesitaba más esa noche.

    Cuando el timbre sonó, bajó corriendo las escaleras, casi tropezando en el último peldaño. Firmó el recibo y tomó la bolsa con la comida, agradeciendo al repartidor antes de cerrar la puerta. Regresó a su habitación con su botín, dispuesta a disfrutar de su pequeña cena para uno mientras el resto de la casa seguía vacía.

    Al menos, en ese enorme espacio que a veces se sentía demasiado grande para ella, había aprendido a encontrar consuelo en su soledad.

    . Cho abrió la puerta de la enorme casa, sintiendo cómo el eco del cerrojo resonaba en el vacío. Un silencio profundo la recibió, denso pero familiar. Se quitó los zapatos junto a la entrada, empujándolos con el pie hacia un rincón del mueble zapatero. Sus pasos descalzos resonaron ligeros en el suelo de mármol mientras recorría el pasillo iluminado con luces cálidas. La sala estaba impecable, como siempre. No había rastros de vida reciente: los cojines perfectamente colocados en el sofá, ni una taza en la mesa, ni el sonido de risas o de la televisión encendida. La ausencia era evidente. Dejó caer su mochila sobre el sillón más cercano, dejándose hundir en la suavidad del cuero mientras suspiraba. Su padre debía haber salido con su esposa y el niño. Era típico de él organizar cenas espontáneas para pasar tiempo con ellos, aunque rara vez le preguntaba si quería unirse. "Supongo que no le pasó por la cabeza invitarme…" murmuró, encogiéndose de hombros. No estaba molesta, al menos no mucho. Había aprendido a no esperar demasiado de estas dinámicas familiares. Su madrastra siempre parecía incómoda cuando Cho estaba cerca, y su medio hermano, aunque simpático, era un niño pequeño que solía cansarla rápido. Se levantó del sofá y caminó hacia la cocina, el espacio más amplio y frío de la casa. Abrió el refrigerador, revisando el contenido sin mucho entusiasmo. Sobras de alguna cena anterior, ensaladas perfectamente ordenadas en recipientes de vidrio, pero nada que realmente se le antojara. Cerró la puerta con un golpe suave y apoyó la frente contra ella, exhalando un largo suspiro. Después de un momento de contemplación, sacó su teléfono y abrió la app de comida a domicilio. Era más sencillo pedir algo con la tarjeta que su papá le había dado para evitar que le estuviera pidiendo dinero a cada rato. Elegir entre tantas opciones fue el único dilema. Finalmente, decidió por una hamburguesa doble con papas y un batido de chocolate. Algo reconfortante y lleno de calorías, justo lo que necesitaba esa noche. Mientras esperaba su pedido, subió a su habitación en el segundo piso, dejando el eco de sus pasos en la escalera de madera. Cerró la puerta detrás de ella y encendió las luces, observando su espacio. A diferencia del resto de la casa, su habitación tenía vida: pósters en las paredes, libros apilados en el escritorio, y una manta desordenada sobre la cama. Se dejó caer sobre el colchón, agarrando su tablet para ponerse al día con la serie que había dejado a medias. Aunque la casa era enorme, se sentía cómoda en la burbuja que había creado en su habitación. No necesitaba más esa noche. Cuando el timbre sonó, bajó corriendo las escaleras, casi tropezando en el último peldaño. Firmó el recibo y tomó la bolsa con la comida, agradeciendo al repartidor antes de cerrar la puerta. Regresó a su habitación con su botín, dispuesta a disfrutar de su pequeña cena para uno mientras el resto de la casa seguía vacía. Al menos, en ese enorme espacio que a veces se sentía demasiado grande para ella, había aprendido a encontrar consuelo en su soledad.
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  • Revisión
    Fandom Multifandom
    Categoría Original
    Hace unos días le di una segunda oportunidad para que rehiciera desde cero su trabajo.
    Vendrá hoy para que me lo entregue en personal y así lo comentamos.
    Al ser tarde ya no hay ningún alumno, todavía queda algún profesor en sus respectivos despachos y el conserje.

    Mientras espero la llegada de Anne continuó revisando unos trabajos que me quedaban pendientes por corregir.


    Anne Halliwell
    Hace unos días le di una segunda oportunidad para que rehiciera desde cero su trabajo. Vendrá hoy para que me lo entregue en personal y así lo comentamos. Al ser tarde ya no hay ningún alumno, todavía queda algún profesor en sus respectivos despachos y el conserje. Mientras espero la llegada de Anne continuó revisando unos trabajos que me quedaban pendientes por corregir. [Featherington_cx]
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
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  • —Irrumpió en el estudio de Valentino , sin siquiera importarle si estaba grabando o no.
    Ignoró cualquier cosa que allí pudiera suceder y se paró a su lado.—

    Lo que sea que estés haciendo, olvídalo. Tenemos algo más importante que hacer

    —Sentenció y con una amplia sonrisa le mostró lo que traía en sus manos. Era la tarjeta de Vox , si, se la había arrebatado a escondidas—
    —Irrumpió en el estudio de [Mothp1mp] , sin siquiera importarle si estaba grabando o no. Ignoró cualquier cosa que allí pudiera suceder y se paró a su lado.— Lo que sea que estés haciendo, olvídalo. Tenemos algo más importante que hacer —Sentenció y con una amplia sonrisa le mostró lo que traía en sus manos. Era la tarjeta de [myth_turquoise_shark_797] , si, se la había arrebatado a escondidas—
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  • ¡CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ!

    ¡FICROLERS!
    ¡Hoy estamos de fiesta!

    Es un día muy especial porque celebramos el cumpleaños de alguien increíble (¡o de varios!).
    Que no falten las sonrisas, las sorpresas y los buenos momentos para hacer de este día algo inolvidable.

    ¡𝐊A𝐘L𝐀 𝐒I𝐋V𝐄R𝐅O𝐗!
    ¡Skylar Jarsson!
    ¡Edward Lupin!

    "Que este nuevo año esté lleno de alegrías, éxitos y mucha magia. ¡Gracias por ser parte de esta comunidad tan especial y por todo lo que aportan! Hoy es su día, ¡disfrútenlo al máximo!"

    ¡A llenar este espacio de buenos deseos y mensajes festivos!


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    🎵 ¡CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ! 🎶 ¡FICROLERS! 🎉 ¡Hoy estamos de fiesta! 🎂✨ Es un día muy especial porque celebramos el cumpleaños de alguien increíble (¡o de varios!). 🥳🎁 Que no falten las sonrisas, las sorpresas y los buenos momentos para hacer de este día algo inolvidable. ¡[thxsilverfox]! ¡[SkylarJarsson]! ¡[juststormcl0ud]! 🌟 "Que este nuevo año esté lleno de alegrías, éxitos y mucha magia. ¡Gracias por ser parte de esta comunidad tan especial y por todo lo que aportan! Hoy es su día, ¡disfrútenlo al máximo!" 🎈 ¡A llenar este espacio de buenos deseos y mensajes festivos! 🎊 #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Skylar, Skylar Jarsson

    Hoy quiero dedicarte unas palabras porque eres alguien que siempre tendrá un lugar especial en mi vida. Desde el día que te conocí —por un simple mechero de 1 dólar, quién lo diría— no me imaginaba que esa pequeña coincidencia nos llevaría hasta aquí.

    No se trata de idealizarte ni de hacer cumplidos exagerados, sino de reconocer algo real: contigo he encontrado una conexión distinta, sincera. Siempre estuviste ahí, demostrándome que a veces, en las cosas más simples, como ese mechero, empiezan las historias que realmente importan.

    Gracias por cada momento compartido, por ser quien eres y por darle un significado único a lo que construimos juntos. Quizás nunca terminen las casualidades que nos unieron, y me alegra que así sea. Muchas felicidades, Sky.

    Con aprecio, tu persona especial,
    Gervont. <3

    Skylar, [SkylarJarsson] Hoy quiero dedicarte unas palabras porque eres alguien que siempre tendrá un lugar especial en mi vida. Desde el día que te conocí —por un simple mechero de 1 dólar, quién lo diría— no me imaginaba que esa pequeña coincidencia nos llevaría hasta aquí. No se trata de idealizarte ni de hacer cumplidos exagerados, sino de reconocer algo real: contigo he encontrado una conexión distinta, sincera. Siempre estuviste ahí, demostrándome que a veces, en las cosas más simples, como ese mechero, empiezan las historias que realmente importan. Gracias por cada momento compartido, por ser quien eres y por darle un significado único a lo que construimos juntos. Quizás nunca terminen las casualidades que nos unieron, y me alegra que así sea. Muchas felicidades, Sky. Con aprecio, tu persona especial, Gervont. <3
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  • Eres dueño de tu destino, solo tu lo puedes forjar.
    Eres dueño de tu destino, solo tu lo puedes forjar.
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  • Descansando aún al pie del árbol, vió que alguien le dejó un paquete envuelto con cuidado. Al principio, frunció el ceño, sabiendo que en su vida rara vez hay sorpresas agradables. Se acercó y, con curiosidad, desenvolvió el paquete, encontrándose con un dragón rojo de peluche.

    Se queda inmóvil por un segundo, observando el muñeco con sorpresa. No es lo que esperaba, para nada. Era pequeño, pero tenia detalles que lo hacian único, desde las escamas tejidas hasta los ojos brillantes. No sabía si reír o enojarse.

    —¿Un dragón? ¿De peluche? Esto… No me lo esperaba. —Lo sostuvo en las manos, mirando el dragón rojo como si estuviera evaluando su propósito.

    Después de un rato de silencio, no pudo evitar soltar una risa suave, casi imperceptible, pero auténtica. Nunca pensó que un peluche podría hacerla sentir de esa manera.

    —¿Esto es una broma? ¿Un dragón de peluche por mi cumpleaños? —Murmuró en voz baja, sin poder evitar sonreír.

    Su mirada se suavizó, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió un poco más ligera. Aunque no iba a admitir, aquel gesto tan inesperado tocó algo en ella. No era el tipo de regalo que esperaría de alguien, pero de alguna manera era perfecto en su simplicidad.

    —Es ridículo... Pero me hace sentir bien. ¿Por qué? —Su mente dió vueltas, pero decidió no complicarlo más. Miró al peluche una vez más y se recostó contra el árbol, agarrando este de cerca.

    —Gracias. No sé si esto fue una broma o... Algo más, pero es... Bonito.

    Sintió una calidez que no solía permitirse abiertamente, y aunque no iba a admitirlo completamente, la ligera sonrisa permaneció en su rostro mientras observaba el dragón rojo de peluche. Leyó el mensaje escrito en la tarjeta adjunta. Al principio, su mirada se endureció, tratando de comprender el propósito detrás de palabras tan amables. Su corazón dio un ligero salto, pero no lo mostró. El peluche ahora parecía más un símbolo de algo que va más allá de lo que esperaba.

    —Abrazar algo... No suelo hacerlo, pero esto... Parece extraño. —Por un momento, se quedó quieta, el dragón en sus manos, y algo en ella comenzó a cuestionar por qué, de alguna manera, algo tan simple podría tocarla tan profundamente.— Compañía… en los malos momentos…

    Sintió un impulso de tirar el peluche a un lado, de rechazar el gesto por completo, como una forma de protegerse. Pero, al mirarlo de nuevo, el mensaje calentó su corazón más de lo que debería. Suspiró, sin poder evitar un pequeño, casi imperceptible cambio en su actitud.

    —Gracias... No sé si esto es lo que esperabas, pero… No está mal. —Musito, en voz baja, con una ligera sonrisa.

    Abrazo el dragón de peluche, con un de familiaridad, embriagándose de una sensación de consuelo en ese pequeño gesto de apreciación.

    —Quizás... Tal vez no está tan mal tener algo a lo que aferrarse de vez en cuando.

    [¡Muchas gracias por el regalo, Maximiliaan y Jack Williams! ♥
    El dragoncito rojo me ha enternecido mucho.~]
    Descansando aún al pie del árbol, vió que alguien le dejó un paquete envuelto con cuidado. Al principio, frunció el ceño, sabiendo que en su vida rara vez hay sorpresas agradables. Se acercó y, con curiosidad, desenvolvió el paquete, encontrándose con un dragón rojo de peluche. Se queda inmóvil por un segundo, observando el muñeco con sorpresa. No es lo que esperaba, para nada. Era pequeño, pero tenia detalles que lo hacian único, desde las escamas tejidas hasta los ojos brillantes. No sabía si reír o enojarse. —¿Un dragón? ¿De peluche? Esto… No me lo esperaba. —Lo sostuvo en las manos, mirando el dragón rojo como si estuviera evaluando su propósito. Después de un rato de silencio, no pudo evitar soltar una risa suave, casi imperceptible, pero auténtica. Nunca pensó que un peluche podría hacerla sentir de esa manera. —¿Esto es una broma? ¿Un dragón de peluche por mi cumpleaños? —Murmuró en voz baja, sin poder evitar sonreír. Su mirada se suavizó, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió un poco más ligera. Aunque no iba a admitir, aquel gesto tan inesperado tocó algo en ella. No era el tipo de regalo que esperaría de alguien, pero de alguna manera era perfecto en su simplicidad. —Es ridículo... Pero me hace sentir bien. ¿Por qué? —Su mente dió vueltas, pero decidió no complicarlo más. Miró al peluche una vez más y se recostó contra el árbol, agarrando este de cerca. —Gracias. No sé si esto fue una broma o... Algo más, pero es... Bonito. Sintió una calidez que no solía permitirse abiertamente, y aunque no iba a admitirlo completamente, la ligera sonrisa permaneció en su rostro mientras observaba el dragón rojo de peluche. Leyó el mensaje escrito en la tarjeta adjunta. Al principio, su mirada se endureció, tratando de comprender el propósito detrás de palabras tan amables. Su corazón dio un ligero salto, pero no lo mostró. El peluche ahora parecía más un símbolo de algo que va más allá de lo que esperaba. —Abrazar algo... No suelo hacerlo, pero esto... Parece extraño. —Por un momento, se quedó quieta, el dragón en sus manos, y algo en ella comenzó a cuestionar por qué, de alguna manera, algo tan simple podría tocarla tan profundamente.— Compañía… en los malos momentos… Sintió un impulso de tirar el peluche a un lado, de rechazar el gesto por completo, como una forma de protegerse. Pero, al mirarlo de nuevo, el mensaje calentó su corazón más de lo que debería. Suspiró, sin poder evitar un pequeño, casi imperceptible cambio en su actitud. —Gracias... No sé si esto es lo que esperabas, pero… No está mal. —Musito, en voz baja, con una ligera sonrisa. Abrazo el dragón de peluche, con un de familiaridad, embriagándose de una sensación de consuelo en ese pequeño gesto de apreciación. —Quizás... Tal vez no está tan mal tener algo a lo que aferrarse de vez en cuando. [¡Muchas gracias por el regalo, [Maxi8]! ♥ El dragoncito rojo me ha enternecido mucho.~]
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