• Takeru estaba tumbado en una cama de la enfermería, el sonido monótono del ventilador de la habitación llenaba el espacio mientras el ardor de sus heridas se mantenía vivo en su cuerpo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, y el dolor de cada golpe recibido seguía marcando su piel. Miró al techo, sus pensamientos aún atrapados en la feroz batalla contra Takeshi.

    Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad.

    Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones.

    Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado.

    En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
    Takeru estaba tumbado en una cama de la enfermería, el sonido monótono del ventilador de la habitación llenaba el espacio mientras el ardor de sus heridas se mantenía vivo en su cuerpo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, y el dolor de cada golpe recibido seguía marcando su piel. Miró al techo, sus pensamientos aún atrapados en la feroz batalla contra Takeshi. Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad. Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones. Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado. En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
    Me entristece
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  • Takeru respiraba hondo mientras se preparaba para el combate más difícil hasta ahora. Wakatsuki Takeshi estaba frente a él, un hombre cuya fuerza descomunal lo convertía en una verdadera bestia en el ring. La arena del estadio de la isla oculta vibraba con la anticipación de los espectadores, quienes sabían que este enfrentamiento sería una brutal demostración de poder y técnica.

    El referí levantó la mano y anunció el inicio del combate.

    Takeru, ahora un maestro del estilo Niko combinado con su boxeo Out Boxer, utilizó "Bólido" para aumentar su velocidad y mantenerse fuera del alcance de Wakatsuki. Se movía como un espectro, lanzando jabs rápidos que apenas rozaban la piel del oponente, pero que acumulaban daño poco a poco.

    Sin embargo, Wakatsuki no era un rival ordinario. Cuando por fin consiguió cerrar la distancia, descargó un golpe devastador contra Takeru, quien apenas tuvo tiempo de activar "Adamantino" para mitigar el impacto. Aun así, el impacto fue brutal; Takeru sintió cómo sus huesos crujían bajo la fuerza monstruosa de su oponente.

    Con cada intercambio, la diferencia de poder era evidente. Wakatsuki bloqueaba los golpes de Takeru como si no fueran más que brisas de viento. Takeru, en cambio, tenía que usar "Sauce" constantemente para desviar los ataques que, de lo contrario, lo habrían dejado inconsciente en un instante.

    Pero Takeru no se rendía. Con sangre resbalando por su rostro y el dolor recorriendo todo su cuerpo, aprovechó su velocidad y reflejos superiores para conectar una serie de combinaciones rápidas, apuntando a los puntos débiles de Wakatsuki. Fue un combate de resistencia, astucia y puro instinto de supervivencia.

    Finalmente, en un último intento desesperado, Takeru utilizó su velocidad al máximo con "Bólido", esquivó un golpe demoledor y lanzó un derechazo con toda su fuerza al mentón de Wakatsuki. El impacto fue preciso, obligando al titán a tambalearse. Aprovechando el momento, descargó una ráfaga de golpes certeros, hasta que Wakatsuki cayó de rodillas.

    El referí observó atentamente, contando segundos en su cabeza. Wakatsuki intentó levantarse, pero sus piernas no respondían. Finalmente, su cuerpo se desplomó sobre la arena, incapaz de continuar.

    "¡El combate ha terminado! ¡El ganador es Takeru!"

    Los gritos del público retumbaron en la arena, pero Takeru apenas los escuchaba. Su cuerpo estaba destrozado, sus movimientos eran pesados y su visión borrosa. Aún quedaban muchas peleas por delante, y ahora tendría que enfrentarlas con heridas graves.
    Takeru respiraba hondo mientras se preparaba para el combate más difícil hasta ahora. Wakatsuki Takeshi estaba frente a él, un hombre cuya fuerza descomunal lo convertía en una verdadera bestia en el ring. La arena del estadio de la isla oculta vibraba con la anticipación de los espectadores, quienes sabían que este enfrentamiento sería una brutal demostración de poder y técnica. El referí levantó la mano y anunció el inicio del combate. Takeru, ahora un maestro del estilo Niko combinado con su boxeo Out Boxer, utilizó "Bólido" para aumentar su velocidad y mantenerse fuera del alcance de Wakatsuki. Se movía como un espectro, lanzando jabs rápidos que apenas rozaban la piel del oponente, pero que acumulaban daño poco a poco. Sin embargo, Wakatsuki no era un rival ordinario. Cuando por fin consiguió cerrar la distancia, descargó un golpe devastador contra Takeru, quien apenas tuvo tiempo de activar "Adamantino" para mitigar el impacto. Aun así, el impacto fue brutal; Takeru sintió cómo sus huesos crujían bajo la fuerza monstruosa de su oponente. Con cada intercambio, la diferencia de poder era evidente. Wakatsuki bloqueaba los golpes de Takeru como si no fueran más que brisas de viento. Takeru, en cambio, tenía que usar "Sauce" constantemente para desviar los ataques que, de lo contrario, lo habrían dejado inconsciente en un instante. Pero Takeru no se rendía. Con sangre resbalando por su rostro y el dolor recorriendo todo su cuerpo, aprovechó su velocidad y reflejos superiores para conectar una serie de combinaciones rápidas, apuntando a los puntos débiles de Wakatsuki. Fue un combate de resistencia, astucia y puro instinto de supervivencia. Finalmente, en un último intento desesperado, Takeru utilizó su velocidad al máximo con "Bólido", esquivó un golpe demoledor y lanzó un derechazo con toda su fuerza al mentón de Wakatsuki. El impacto fue preciso, obligando al titán a tambalearse. Aprovechando el momento, descargó una ráfaga de golpes certeros, hasta que Wakatsuki cayó de rodillas. El referí observó atentamente, contando segundos en su cabeza. Wakatsuki intentó levantarse, pero sus piernas no respondían. Finalmente, su cuerpo se desplomó sobre la arena, incapaz de continuar. "¡El combate ha terminado! ¡El ganador es Takeru!" Los gritos del público retumbaron en la arena, pero Takeru apenas los escuchaba. Su cuerpo estaba destrozado, sus movimientos eran pesados y su visión borrosa. Aún quedaban muchas peleas por delante, y ahora tendría que enfrentarlas con heridas graves.
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  • ### **Clasificación del Torneo Kengan: Takeru vs. Wakatsuki Takeshi**

    La noche anterior a la primera ronda del torneo Kengan, la isla oculta donde se celebraría el evento estaba envuelta en un ambiente de tensión y anticipación. El estadio, una colosal estructura de piedra y acero, se alzaba en el centro de la isla, con su inmensa área de combate cubierta de arena, iluminada por luces que proyectaban sombras sobre los rostros de los combatientes.

    En una sala privada, Takeru observaba la lista de emparejamientos. Su nombre estaba junto a otro que hizo que su expresión se endureciera: **Wakatsuki Takeshi.**

    —Vaya suerte… —murmuró, sintiendo un ligero escalofrío.

    Wakatsuki Takeshi no era un oponente común. Su apodo, *"El Tigre de Piedra"*, se debía a su fuerza inhumana. Desde su nacimiento, su estructura muscular era diferente a la de un ser humano normal, otorgándole una densidad muscular extrema que lo hacía más fuerte y resistente que la mayoría de los peleadores del Kengan. Takeru había visto grabaciones de sus combates: cada puñetazo que lanzaba era como el impacto de un ariete, y muchos de sus oponentes terminaban fuera de combate tras unos pocos golpes.

    El sonido de un gong resonó en la isla. La primera ronda estaba a punto de comenzar.
    ### **Clasificación del Torneo Kengan: Takeru vs. Wakatsuki Takeshi** La noche anterior a la primera ronda del torneo Kengan, la isla oculta donde se celebraría el evento estaba envuelta en un ambiente de tensión y anticipación. El estadio, una colosal estructura de piedra y acero, se alzaba en el centro de la isla, con su inmensa área de combate cubierta de arena, iluminada por luces que proyectaban sombras sobre los rostros de los combatientes. En una sala privada, Takeru observaba la lista de emparejamientos. Su nombre estaba junto a otro que hizo que su expresión se endureciera: **Wakatsuki Takeshi.** —Vaya suerte… —murmuró, sintiendo un ligero escalofrío. Wakatsuki Takeshi no era un oponente común. Su apodo, *"El Tigre de Piedra"*, se debía a su fuerza inhumana. Desde su nacimiento, su estructura muscular era diferente a la de un ser humano normal, otorgándole una densidad muscular extrema que lo hacía más fuerte y resistente que la mayoría de los peleadores del Kengan. Takeru había visto grabaciones de sus combates: cada puñetazo que lanzaba era como el impacto de un ariete, y muchos de sus oponentes terminaban fuera de combate tras unos pocos golpes. El sonido de un gong resonó en la isla. La primera ronda estaba a punto de comenzar.
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  • ♡ MonoRol : El corazon de una Diosa parte 2 ~ 

    [ https://youtu.be/QETiYqPmcBc?si=3ojV7yCp8THhjVy9 ]

    El cinto duelo del ragnarok habia terminado,los dioses estavan arriba y no sabia mas nada de eso mientras tanto yo buscaba a mi abuelo loki en los pasillos ya que queria saber si sabia quienes peliaria en 6 duelo .

    "No puedo creer, aun no se nada y ni se donde esta mi abuelo loki".

    Ella seguia caminado hasta que se encuentra con buddha, y se queda soprendira despues de todo no podria decilo a un no podria confesar lo que sentia .

    Buddha : Que sucede? , Pequeña Ella andas algo perdida.

    "Eh? No no solo es que estaba pensando en el siguiente duelo eso es todo ....."

    Buddha :asi que no te enteraste, zues quiere que yo pele en la siguiente ronda 

    "Aceptaras,es de decir" .

    Buddha no le contesto ya que parecia que ya sabia que ella se preocuparia asi que solo , Ella solo lo quedo viendo mirando un momento.

    "Si , creo que ese silencio me lo confirma".

    Buddha :  solo no te preocupes si y nos volvere 

    En unos minutos despues de ese encuentro con el ya estaba todo para el combate se fue a ver el combante, entre la gente junto a los demas dioses en las gradas sin que su abuelo loki y el padre odin la vieran vio la entrada de buddha a la arena de ragnarok y ver que estaba alli queria hablar .

    Buddha : quiero dar un aviso ..... voy a peliar de lado de la humanos.

    Ella a oir eso se queda mas preocupada ve a los dioses como se molestan con el , Ella se preocupo aun mas por el su corazon sentia algo extraño su pecho tenia ese precentimiento extraño, miemtras los demas de decian cosas a el.

    "Buddha ...." 

    Buddha : Guarden silencio,Si los Dioses no van a salvar a la humanidad, lo hare yo.Si algun dios se pone en mi camino ..... lo matare 

    En ese momento se quedo todo tan tenso y yo solo me preocupe mas ya sabia como reacionaria, los demas dioses a escuchar a decir eso a buddha y realmete Ella no queria perderlo antes de tiempo no le habia dicho que no solo lo admiraba, tambien que lo amaba con todo su corazon.

    "Buddha, por favor no pierdas ...." 

    Ella dijo entre sus pensamientos, realmente verlo alli parado cuando zeus le hablo yo solo queria dar mi apoyo a como de siempre cuando Padre Odin (bisabuelo),Hablo con buddha yo solo pense lo que le podria decir mi cuerpo tembro un poco a escuchar la vos de ese ansiano guñor . 

    "Solo te pido, no pierdas esto"

    Cuando buddha dijo aquello , todo los demas estaban molestos con buddha y despues de eso aparecio Zerofuku a la arera asi la pelea entre ellos combenzo .

    Sus pensamietos de Ella de preocupacion con su mano en el pecho,pero el se veria muy tranquilo en la pelea y seguro de lo que estaba haciendo. 
    ♡ MonoRol : El corazon de una Diosa parte 2 ~  [ https://youtu.be/QETiYqPmcBc?si=3ojV7yCp8THhjVy9 ] El cinto duelo del ragnarok habia terminado,los dioses estavan arriba y no sabia mas nada de eso mientras tanto yo buscaba a mi abuelo loki en los pasillos ya que queria saber si sabia quienes peliaria en 6 duelo . "No puedo creer, aun no se nada y ni se donde esta mi abuelo loki". Ella seguia caminado hasta que se encuentra con buddha, y se queda soprendira despues de todo no podria decilo a un no podria confesar lo que sentia . Buddha : Que sucede? , Pequeña Ella andas algo perdida. "Eh? No no solo es que estaba pensando en el siguiente duelo eso es todo ....." Buddha :asi que no te enteraste, zues quiere que yo pele en la siguiente ronda  "Aceptaras,es de decir" . Buddha no le contesto ya que parecia que ya sabia que ella se preocuparia asi que solo , Ella solo lo quedo viendo mirando un momento. "Si , creo que ese silencio me lo confirma". Buddha :  solo no te preocupes si y nos volvere  En unos minutos despues de ese encuentro con el ya estaba todo para el combate se fue a ver el combante, entre la gente junto a los demas dioses en las gradas sin que su abuelo loki y el padre odin la vieran vio la entrada de buddha a la arena de ragnarok y ver que estaba alli queria hablar . Buddha : quiero dar un aviso ..... voy a peliar de lado de la humanos. Ella a oir eso se queda mas preocupada ve a los dioses como se molestan con el , Ella se preocupo aun mas por el su corazon sentia algo extraño su pecho tenia ese precentimiento extraño, miemtras los demas de decian cosas a el. "Buddha ...."  Buddha : Guarden silencio,Si los Dioses no van a salvar a la humanidad, lo hare yo.Si algun dios se pone en mi camino ..... lo matare  En ese momento se quedo todo tan tenso y yo solo me preocupe mas ya sabia como reacionaria, los demas dioses a escuchar a decir eso a buddha y realmete Ella no queria perderlo antes de tiempo no le habia dicho que no solo lo admiraba, tambien que lo amaba con todo su corazon. "Buddha, por favor no pierdas ...."  Ella dijo entre sus pensamientos, realmente verlo alli parado cuando zeus le hablo yo solo queria dar mi apoyo a como de siempre cuando Padre Odin (bisabuelo),Hablo con buddha yo solo pense lo que le podria decir mi cuerpo tembro un poco a escuchar la vos de ese ansiano guñor .  "Solo te pido, no pierdas esto" Cuando buddha dijo aquello , todo los demas estaban molestos con buddha y despues de eso aparecio Zerofuku a la arera asi la pelea entre ellos combenzo . Sus pensamietos de Ella de preocupacion con su mano en el pecho,pero el se veria muy tranquilo en la pelea y seguro de lo que estaba haciendo. 
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  • **El Errante y el Dragón Azul**

    El mundo se abría ante Jimoto como un lienzo infinito, cada viaje una pincelada de experiencias, cada encuentro una historia por contar. Había recorrido valles dorados donde el trigo bailaba con el viento, selvas densas donde la vida vibraba en cada sombra, y desiertos tan vastos que las estrellas parecían más cercanas. Pero fue en las Montañas Esmeralda donde su destino se entrelazó con el de una criatura legendaria.

    El día en que conoció a Shunrei, el Dragón Azul, la neblina cubría los riscos como un manto. Jimoto había oído rumores sobre un ser majestuoso que protegía esas tierras, pero lo que encontró fue una batalla injusta.

    Un grupo de cazadores y taladores clandestinos había invadido el bosque sagrado de la montaña, armados con armas y sierras, listos para acabar con todo lo que se interpusiera en su camino. En el centro del conflicto, Shunrei rugía con furia, su enorme cuerpo de escamas azul celeste reflejando la luz entre los árboles. Su aliento crepitaba con energía, pero algo no estaba bien: sus alas estaban heridas, y aunque peleaba con fiereza, los cazadores lo superaban en número.

    Jimoto no lo pensó dos veces. Se lanzó entre los atacantes con la destreza que había perfeccionado en sus viajes. Con movimientos rápidos, derribó a los taladores más cercanos, arrebatándoles sus herramientas. Usó su velocidad y fuerza para confundir a los cazadores, derribando sin causar mayor daño pues solo quería auyentarles, cuando el líder de los invasores intentó atacar con una daga envenenada, Jimoto la interceptó con su propia mano, partiéndola en dos con un solo movimiento.

    El bosque quedó en silencio. Los cazadores, atónitos, entendieron que no podrían ganar. Uno a uno, huyeron dejando atrás su equipo y su orgullo.

    Shunrei, aún receloso, lo observó con ojos de un azul profundo. Jimoto sintió algo extraño en su mente, como un murmullo antiguo, un lenguaje que no debería entender… pero lo hizo.

    —*Tú… ¿puedes oírme?* —la voz de Shunrei resonó en su mente, profunda y sabia.

    Jimoto parpadeó, sorprendido.

    —Sí… ¿cómo es posible?

    Shunrei inclinó su gran cabeza, inspeccionándolo con curiosidad.

    —*Durante siglos, los humanos han intentado hablarme, pero nunca han comprendido mis palabras. Eres el primero… el único.*

    Desde ese día, Jimoto y Shunrei forjaron una amistad única. El dragón, antiguo guardián de las montañas, compartía con él los secretos de la naturaleza y la historia de los tiempos olvidados. Jimoto, a su vez, le contaba sobre el mundo de los humanos, sobre los lugares que había visto y las maravillas que aún deseaba conocer.

    Juntos, viajaron más allá de las montañas, explorando lo desconocido. Donde Jimoto encontraba peligro, Shunrei lo protegía. Donde el dragón hallaba desesperanza en la humanidad, Jimoto le mostraba la bondad que aún existía.

    Eran diferentes en todo sentido, pero en su soledad compartida encontraron un lazo irrompible. Un viajero de las estrellas y un guardián ancestral, unidos por un destino que aún estaba por escribirse.
    **El Errante y el Dragón Azul** El mundo se abría ante Jimoto como un lienzo infinito, cada viaje una pincelada de experiencias, cada encuentro una historia por contar. Había recorrido valles dorados donde el trigo bailaba con el viento, selvas densas donde la vida vibraba en cada sombra, y desiertos tan vastos que las estrellas parecían más cercanas. Pero fue en las Montañas Esmeralda donde su destino se entrelazó con el de una criatura legendaria. El día en que conoció a Shunrei, el Dragón Azul, la neblina cubría los riscos como un manto. Jimoto había oído rumores sobre un ser majestuoso que protegía esas tierras, pero lo que encontró fue una batalla injusta. Un grupo de cazadores y taladores clandestinos había invadido el bosque sagrado de la montaña, armados con armas y sierras, listos para acabar con todo lo que se interpusiera en su camino. En el centro del conflicto, Shunrei rugía con furia, su enorme cuerpo de escamas azul celeste reflejando la luz entre los árboles. Su aliento crepitaba con energía, pero algo no estaba bien: sus alas estaban heridas, y aunque peleaba con fiereza, los cazadores lo superaban en número. Jimoto no lo pensó dos veces. Se lanzó entre los atacantes con la destreza que había perfeccionado en sus viajes. Con movimientos rápidos, derribó a los taladores más cercanos, arrebatándoles sus herramientas. Usó su velocidad y fuerza para confundir a los cazadores, derribando sin causar mayor daño pues solo quería auyentarles, cuando el líder de los invasores intentó atacar con una daga envenenada, Jimoto la interceptó con su propia mano, partiéndola en dos con un solo movimiento. El bosque quedó en silencio. Los cazadores, atónitos, entendieron que no podrían ganar. Uno a uno, huyeron dejando atrás su equipo y su orgullo. Shunrei, aún receloso, lo observó con ojos de un azul profundo. Jimoto sintió algo extraño en su mente, como un murmullo antiguo, un lenguaje que no debería entender… pero lo hizo. —*Tú… ¿puedes oírme?* —la voz de Shunrei resonó en su mente, profunda y sabia. Jimoto parpadeó, sorprendido. —Sí… ¿cómo es posible? Shunrei inclinó su gran cabeza, inspeccionándolo con curiosidad. —*Durante siglos, los humanos han intentado hablarme, pero nunca han comprendido mis palabras. Eres el primero… el único.* Desde ese día, Jimoto y Shunrei forjaron una amistad única. El dragón, antiguo guardián de las montañas, compartía con él los secretos de la naturaleza y la historia de los tiempos olvidados. Jimoto, a su vez, le contaba sobre el mundo de los humanos, sobre los lugares que había visto y las maravillas que aún deseaba conocer. Juntos, viajaron más allá de las montañas, explorando lo desconocido. Donde Jimoto encontraba peligro, Shunrei lo protegía. Donde el dragón hallaba desesperanza en la humanidad, Jimoto le mostraba la bondad que aún existía. Eran diferentes en todo sentido, pero en su soledad compartida encontraron un lazo irrompible. Un viajero de las estrellas y un guardián ancestral, unidos por un destino que aún estaba por escribirse.
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  • ¿Sabes algo? Odio este tipo de reuniones aburridas.


    -El joven mafioso mostraba una notable molestia en su rostro. Realmente algo extraño, tomando en cuenta que suele ser bastante bromista ante todo. La organización continuaba siendo un exito a pasos agigantados. Tal vez incluso las mayores responsabilidades le han estado pasando factura. Eso, o simplemente estar en constante peligro estaba ya haciendo su efecto-


    Bueno bueno, ve al punto. No tengo todo lo que queda de la noche disponible. Y tampoco es que tenga muchas ganas de andar peleando en estos momentos contra chupa sangres, los pulgosos o cualquier otra mierda sobrenatural que algún idiota está intentando invocar para sus beneficios.
    ¿Sabes algo? Odio este tipo de reuniones aburridas. -El joven mafioso mostraba una notable molestia en su rostro. Realmente algo extraño, tomando en cuenta que suele ser bastante bromista ante todo. La organización continuaba siendo un exito a pasos agigantados. Tal vez incluso las mayores responsabilidades le han estado pasando factura. Eso, o simplemente estar en constante peligro estaba ya haciendo su efecto- Bueno bueno, ve al punto. No tengo todo lo que queda de la noche disponible. Y tampoco es que tenga muchas ganas de andar peleando en estos momentos contra chupa sangres, los pulgosos o cualquier otra mierda sobrenatural que algún idiota está intentando invocar para sus beneficios.
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  • -Sun Wukong pelea solo contra 100.000 guerreros celestiales, cada uno equivalente a una encarnación cósmica, incluyendo todas las 28 constelaciones, después derrota a los Cuatro Reyes Celestiales: del Norte, del Sur, del Este y del Oeste.... y al joven Dios Nezha, hijo de Li Jing, Dios de la Pagoda; y al mejor General del Cielo, el Dios Erlang Shen. Finalmente, mediante el trabajo en equipo de todos los Dioses Celestiales, Sun Wukong fue capturado.-
    -Sun Wukong pelea solo contra 100.000 guerreros celestiales, cada uno equivalente a una encarnación cósmica, incluyendo todas las 28 constelaciones, después derrota a los Cuatro Reyes Celestiales: del Norte, del Sur, del Este y del Oeste.... y al joven Dios Nezha, hijo de Li Jing, Dios de la Pagoda; y al mejor General del Cielo, el Dios Erlang Shen. Finalmente, mediante el trabajo en equipo de todos los Dioses Celestiales, Sun Wukong fue capturado.-
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  • ### **El Encuentro con Niko Tokita**

    El bosque se había convertido en su refugio. Durante días, Takeru entrenó sin descanso, endureciendo su cuerpo y despejando su mente. Sabía que una vez que el Torneo Kengan comenzara, no habría marcha atrás. Su destino se forjaría con cada golpe, con cada movimiento, y quizás… con cada vida que tomara.

    Pero el destino tenía otras pruebas para él antes de que llegara el día del torneo.

    Aquella tarde, mientras terminaba de hundir sus puños en una roca, escuchó pasos ligeros acercándose entre la maleza. Su instinto se afiló al instante. No había muchas razones para que alguien lo buscara aquí. Se giró rápidamente, adoptando una postura defensiva.

    Frente a él, de pie sobre una raíz gruesa, estaba un hombre de apariencia peculiar. Llevaba un poncho color arena que ondeaba ligeramente con la brisa, cubriendo gran parte de su cuerpo. Su cabello lacio y oscuro caía de forma desordenada, cubriendo su ojo derecho por completo, dándole un aire misterioso.

    —Vaya, pensé que me recibirías con menos hostilidad. —El hombre cruzó los brazos, evaluándolo con una mirada tranquila, pero afilada.

    Takeru no bajó la guardia.

    —¿Quién eres?

    El hombre dio un paso adelante, sin mostrar signos de amenaza.

    —Soy Niko Tokita. —Hizo una pausa, inclinando la cabeza ligeramente—. Y vengo a hacerte un favor.

    Takeru frunció el ceño.

    —¿Un favor?

    Tokita señaló sus puños con un leve movimiento de cabeza.

    —Vi tu pelea contra Harold Smith. Buen boxeo. Preciso, rápido… pero también incompleto. —Su tono se volvió más serio—. Si sigues peleando solo con eso, te van a matar.

    Takeru sintió una punzada de irritación.

    —No necesito patadas ni otras tonterías.

    Tokita soltó una leve carcajada.

    —No tienes que aprender a patear si no quieres. Pero dime… —Hizo una pausa, entrecerrando los ojos—. ¿Qué harás cuando te acorralen contra una pared? ¿O cuando alguien mucho más fuerte que tú te agarre y te estrelle contra el suelo?

    Takeru apretó los dientes.

    Tokita continuó.

    —El boxeo es hermoso, pero no es suficiente en este torneo. Aquí no hay reglas, no hay árbitros, no hay segundas oportunidades. —Dio un paso más cerca, mirándolo directo a los ojos—. Si no te adaptas, morirás.

    El silencio entre ambos pesó por un momento. Takeru quería responder, quería decir que no necesitaba ayuda, pero en el fondo sabía que Tokita tenía razón.

    —Entonces… ¿qué propones? —preguntó finalmente.

    Tokita sonrió.

    —El Estilo Niko.

    Takeru levantó una ceja.

    —¿Y qué diablos es eso?

    Tokita no respondió con palabras. En su lugar, inhaló profundamente y cambió su postura. Su expresión serena desapareció, dando paso a una mirada afilada, como la de un depredador que acaba de encontrar a su presa.

    Luego, se movió.

    En un abrir y cerrar de ojos, Tokita se deslizó hacia él con una velocidad aterradora. Takeru intentó reaccionar, pero antes de que pudiera siquiera levantar los puños, una ráfaga de movimientos cayó sobre él.

    Un golpe de palma dirigido a su rostro que desvió por puro instinto. Un giro fluido que lo desbalanceó con un barrido sutil. Un codazo que se detuvo a centímetros de su sien.

    Y en menos de dos segundos, estaba en el suelo.

    Tokita se quedó de pie, su poncho ondeando levemente con la brisa. Su sonrisa confiada no se había desvanecido.

    —Esto es el Estilo Niko. Una combinación de técnicas que te permitirá adaptarte a cualquier situación. —Extendió una mano para ayudarlo a levantarse—. No te pido que renuncies a tu boxeo… solo que amplíes tu arsenal.

    Takeru respiró hondo, su mente procesando lo que acababa de pasar.

    Sabía que ese hombre tenía razón. Si quería sobrevivir… tenía que evolucionar.

    Apretó la mano de Tokita y se puso de pie.

    —Está bien. Enséñame.
    ### **El Encuentro con Niko Tokita** El bosque se había convertido en su refugio. Durante días, Takeru entrenó sin descanso, endureciendo su cuerpo y despejando su mente. Sabía que una vez que el Torneo Kengan comenzara, no habría marcha atrás. Su destino se forjaría con cada golpe, con cada movimiento, y quizás… con cada vida que tomara. Pero el destino tenía otras pruebas para él antes de que llegara el día del torneo. Aquella tarde, mientras terminaba de hundir sus puños en una roca, escuchó pasos ligeros acercándose entre la maleza. Su instinto se afiló al instante. No había muchas razones para que alguien lo buscara aquí. Se giró rápidamente, adoptando una postura defensiva. Frente a él, de pie sobre una raíz gruesa, estaba un hombre de apariencia peculiar. Llevaba un poncho color arena que ondeaba ligeramente con la brisa, cubriendo gran parte de su cuerpo. Su cabello lacio y oscuro caía de forma desordenada, cubriendo su ojo derecho por completo, dándole un aire misterioso. —Vaya, pensé que me recibirías con menos hostilidad. —El hombre cruzó los brazos, evaluándolo con una mirada tranquila, pero afilada. Takeru no bajó la guardia. —¿Quién eres? El hombre dio un paso adelante, sin mostrar signos de amenaza. —Soy Niko Tokita. —Hizo una pausa, inclinando la cabeza ligeramente—. Y vengo a hacerte un favor. Takeru frunció el ceño. —¿Un favor? Tokita señaló sus puños con un leve movimiento de cabeza. —Vi tu pelea contra Harold Smith. Buen boxeo. Preciso, rápido… pero también incompleto. —Su tono se volvió más serio—. Si sigues peleando solo con eso, te van a matar. Takeru sintió una punzada de irritación. —No necesito patadas ni otras tonterías. Tokita soltó una leve carcajada. —No tienes que aprender a patear si no quieres. Pero dime… —Hizo una pausa, entrecerrando los ojos—. ¿Qué harás cuando te acorralen contra una pared? ¿O cuando alguien mucho más fuerte que tú te agarre y te estrelle contra el suelo? Takeru apretó los dientes. Tokita continuó. —El boxeo es hermoso, pero no es suficiente en este torneo. Aquí no hay reglas, no hay árbitros, no hay segundas oportunidades. —Dio un paso más cerca, mirándolo directo a los ojos—. Si no te adaptas, morirás. El silencio entre ambos pesó por un momento. Takeru quería responder, quería decir que no necesitaba ayuda, pero en el fondo sabía que Tokita tenía razón. —Entonces… ¿qué propones? —preguntó finalmente. Tokita sonrió. —El Estilo Niko. Takeru levantó una ceja. —¿Y qué diablos es eso? Tokita no respondió con palabras. En su lugar, inhaló profundamente y cambió su postura. Su expresión serena desapareció, dando paso a una mirada afilada, como la de un depredador que acaba de encontrar a su presa. Luego, se movió. En un abrir y cerrar de ojos, Tokita se deslizó hacia él con una velocidad aterradora. Takeru intentó reaccionar, pero antes de que pudiera siquiera levantar los puños, una ráfaga de movimientos cayó sobre él. Un golpe de palma dirigido a su rostro que desvió por puro instinto. Un giro fluido que lo desbalanceó con un barrido sutil. Un codazo que se detuvo a centímetros de su sien. Y en menos de dos segundos, estaba en el suelo. Tokita se quedó de pie, su poncho ondeando levemente con la brisa. Su sonrisa confiada no se había desvanecido. —Esto es el Estilo Niko. Una combinación de técnicas que te permitirá adaptarte a cualquier situación. —Extendió una mano para ayudarlo a levantarse—. No te pido que renuncies a tu boxeo… solo que amplíes tu arsenal. Takeru respiró hondo, su mente procesando lo que acababa de pasar. Sabía que ese hombre tenía razón. Si quería sobrevivir… tenía que evolucionar. Apretó la mano de Tokita y se puso de pie. —Está bien. Enséñame.
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  • ### **La Revelación de Takeru**

    El crujido aún resonaba en su cabeza.

    Takeru estaba de pie en medio del bosque, con el torso desnudo, el sudor escurriendo por su piel mientras su respiración aún se mantenía agitada tras una sesión intensa de entrenamiento. A su alrededor, los árboles se mecían suavemente con el viento, el río murmuraba en la distancia, y el aroma a tierra húmeda lo envolvía. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar.

    **El golpe.**

    Ese último cross que había conectado en el rostro de Harold Smith, su oponente en la pelea de clasificación. Un movimiento limpio, preciso, ejecutado con la técnica impecable de un out-boxer. Pero lo que lo perturbaba no era su perfección… sino la sensación.

    Sintió los huesos rompiéndose bajo su puño.

    El canadiense había caído como un muñeco de trapo, su rostro deformado por el impacto. No se movía. Por un instante, Takeru había pensado que lo había matado.

    Se llevó la mano derecha al rostro y observó sus nudillos vendados, aún con rastros de la sangre seca de la pelea. Nunca antes había sentido algo así. Había golpeado cientos de veces en su vida, había lastimado a muchos hombres en el ring, pero jamás con esta brutalidad. Nunca había sentido que su puño tenía el poder de arrebatarle la vida a otro ser humano.

    —Si no hubiera frenado un poco… lo habría matado.

    El pensamiento le caló hondo.

    Recordó la mirada de su oponente. Harold Smith había entrado en ese almacén con una sola intención: matarlo. No había titubeado, no había mostrado piedad. Cada patada, cada movimiento, cada respiración suya estaba encaminada a la eliminación total de su rival.

    En este torneo no existía la compasión.

    Takeru tomó una piedra cercana y la apretó con fuerza. Sus dedos se hundieron en la superficie rugosa mientras la presión aumentaba. A su alrededor, la naturaleza seguía su curso, indiferente a su conflicto interno.

    **¿Podría hacerlo?**

    Si llegaba el momento… si un rival lo acorralaba, si la única opción era acabar con él antes de que lo hicieran con él… ¿Sería capaz de cruzar esa línea?

    Recordó el miedo en los ojos de Harold en ese último instante, cuando su puño se acercaba, cuando su destino ya estaba sellado.

    —Si dudo… moriré.

    Susurró para sí mismo.

    El Torneo Kengan no era un juego. No era un cuadrilátero con reglas y árbitros. Aquí, la única ley era la victoria, y la derrota podía significar la muerte.

    Inspiró hondo y dejó caer la piedra.

    Matar nunca había sido su propósito. Su boxeo no se trataba de asesinar, sino de superar. De demostrar que era el mejor, de pulir su técnica hasta la perfección. Pero este mundo no respetaba ideales. Si quería sobrevivir, si quería ganar, tenía que estar preparado para tomar la vida de su oponente.

    Y lo más inquietante…

    Es que ahora sabía que podía hacerlo.
    ### **La Revelación de Takeru** El crujido aún resonaba en su cabeza. Takeru estaba de pie en medio del bosque, con el torso desnudo, el sudor escurriendo por su piel mientras su respiración aún se mantenía agitada tras una sesión intensa de entrenamiento. A su alrededor, los árboles se mecían suavemente con el viento, el río murmuraba en la distancia, y el aroma a tierra húmeda lo envolvía. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar. **El golpe.** Ese último cross que había conectado en el rostro de Harold Smith, su oponente en la pelea de clasificación. Un movimiento limpio, preciso, ejecutado con la técnica impecable de un out-boxer. Pero lo que lo perturbaba no era su perfección… sino la sensación. Sintió los huesos rompiéndose bajo su puño. El canadiense había caído como un muñeco de trapo, su rostro deformado por el impacto. No se movía. Por un instante, Takeru había pensado que lo había matado. Se llevó la mano derecha al rostro y observó sus nudillos vendados, aún con rastros de la sangre seca de la pelea. Nunca antes había sentido algo así. Había golpeado cientos de veces en su vida, había lastimado a muchos hombres en el ring, pero jamás con esta brutalidad. Nunca había sentido que su puño tenía el poder de arrebatarle la vida a otro ser humano. —Si no hubiera frenado un poco… lo habría matado. El pensamiento le caló hondo. Recordó la mirada de su oponente. Harold Smith había entrado en ese almacén con una sola intención: matarlo. No había titubeado, no había mostrado piedad. Cada patada, cada movimiento, cada respiración suya estaba encaminada a la eliminación total de su rival. En este torneo no existía la compasión. Takeru tomó una piedra cercana y la apretó con fuerza. Sus dedos se hundieron en la superficie rugosa mientras la presión aumentaba. A su alrededor, la naturaleza seguía su curso, indiferente a su conflicto interno. **¿Podría hacerlo?** Si llegaba el momento… si un rival lo acorralaba, si la única opción era acabar con él antes de que lo hicieran con él… ¿Sería capaz de cruzar esa línea? Recordó el miedo en los ojos de Harold en ese último instante, cuando su puño se acercaba, cuando su destino ya estaba sellado. —Si dudo… moriré. Susurró para sí mismo. El Torneo Kengan no era un juego. No era un cuadrilátero con reglas y árbitros. Aquí, la única ley era la victoria, y la derrota podía significar la muerte. Inspiró hondo y dejó caer la piedra. Matar nunca había sido su propósito. Su boxeo no se trataba de asesinar, sino de superar. De demostrar que era el mejor, de pulir su técnica hasta la perfección. Pero este mundo no respetaba ideales. Si quería sobrevivir, si quería ganar, tenía que estar preparado para tomar la vida de su oponente. Y lo más inquietante… Es que ahora sabía que podía hacerlo.
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  • "Tranquilo/a, tenías que haber visto como ha acabado el otro."

    Dice el vampiro mientras se cura él mismo las heridas en su cuerpo.

    Ha tenido que darle un escarmiento a un grupo de rebeldes que querían apoderarse de una pequeña parte de su zona.

    Normalmente envía a sus subordinados para que hagan el trabajo sucio de limpiar las calles de alimañas pero esta vez ha querido hacerlo él para disfrutar de una buena pelea.
    "Tranquilo/a, tenías que haber visto como ha acabado el otro." Dice el vampiro mientras se cura él mismo las heridas en su cuerpo. Ha tenido que darle un escarmiento a un grupo de rebeldes que querían apoderarse de una pequeña parte de su zona. Normalmente envía a sus subordinados para que hagan el trabajo sucio de limpiar las calles de alimañas pero esta vez ha querido hacerlo él para disfrutar de una buena pelea.
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