• 𝕵𝖚𝖘𝖙 𝖆 𝖗𝖊𝖌𝖚𝖑𝖆𝖗
    Categoría Otros
    𝐑𝐨𝐥 𝐜𝐨𝐧:
    > 𝐒𝐢𝐧𝐞𝐚𝐝 <



    Quedarse en una ubicación fija durante mucho tiempo era algo que James no solía hacer. O eso era antaño, cuando sus aventuras recién comenzaron junto a su tripulación. Personas que ya no estaban con él, que se fueron del plano terrenal hacía mucho tiempo. Pero él... él continuó, el tiempo pausado en su apariencia, mientras todo a su alrededor avanzaba.

    Entonces, llegó un punto donde empezó a quedarse más tiempo en alguna ciudad, a veces más poblada, otras más tranquila. Sus estadías duraban cada vez más hasta que, al final, pareció encontrar su lugar. O tal vez ya estaba cansado de ir a un lado a otro si ya había recorrido todo.

    Un bar era su lugar más frecuentado por las noches. Primero empezó con unas dos veces a la semana, luego aumentaron a tres, cuatro, cinco... y todas y cada una. Siempre en el mismo lugar, en una butaca al final de la barra, lado opuesto de la entrada, esa esquina que parecía estar menos concurrida por demás clientes. Siempre pedía lo mismo: Brandy. A veces algunos vasos, otras la botella entera, pagando sin una sola queja.

    Era un regular cualquiera, si no fuera por su forma de vestir tan de... "antes". Podía llamar más la atención su sombrero de copa, que si bien no era demasiado alto, no es que se usara mucho en la actualidad, no como antes. Pero ayudaba a ocultar un poco su rostro, sobre todo la zona de sus ojos.

    Otra cosa era el ambiente. Cuando llegaba todo parecía volverse más "oscuro", pesado, aunque la euforia en algunos no disminuía, más bien parecía empeorar, como si se volvieran locos de repente. Eso lo acompañaba casi constantemente, sin importar su humor. No obstante, se veía tranquilo, un observador de lo que ocurriera ahí dentro. Si no se metían con él, entonces él no se metía con nadie.

    Esa noche, de nuevo, llegó, aunque no en su horario usual (alrededor de una hora luego de la apertura), sino que fueron tres horas después. Su asiento ya estaba ocupado, así que tuvo que conformarse con el que sea que estuviera libre ahí, justo en la barra.

    Dejó caer su peso, la butaca quejándose levemente, luego apoyó los antebrazos sobre la barra, esperando con paciencia y silencio hasta que alguno de los bartenders viera en su dirección.
    𝐑𝐨𝐥 𝐜𝐨𝐧: > [sweet_but_psycho] < Quedarse en una ubicación fija durante mucho tiempo era algo que James no solía hacer. O eso era antaño, cuando sus aventuras recién comenzaron junto a su tripulación. Personas que ya no estaban con él, que se fueron del plano terrenal hacía mucho tiempo. Pero él... él continuó, el tiempo pausado en su apariencia, mientras todo a su alrededor avanzaba. Entonces, llegó un punto donde empezó a quedarse más tiempo en alguna ciudad, a veces más poblada, otras más tranquila. Sus estadías duraban cada vez más hasta que, al final, pareció encontrar su lugar. O tal vez ya estaba cansado de ir a un lado a otro si ya había recorrido todo. Un bar era su lugar más frecuentado por las noches. Primero empezó con unas dos veces a la semana, luego aumentaron a tres, cuatro, cinco... y todas y cada una. Siempre en el mismo lugar, en una butaca al final de la barra, lado opuesto de la entrada, esa esquina que parecía estar menos concurrida por demás clientes. Siempre pedía lo mismo: Brandy. A veces algunos vasos, otras la botella entera, pagando sin una sola queja. Era un regular cualquiera, si no fuera por su forma de vestir tan de... "antes". Podía llamar más la atención su sombrero de copa, que si bien no era demasiado alto, no es que se usara mucho en la actualidad, no como antes. Pero ayudaba a ocultar un poco su rostro, sobre todo la zona de sus ojos. Otra cosa era el ambiente. Cuando llegaba todo parecía volverse más "oscuro", pesado, aunque la euforia en algunos no disminuía, más bien parecía empeorar, como si se volvieran locos de repente. Eso lo acompañaba casi constantemente, sin importar su humor. No obstante, se veía tranquilo, un observador de lo que ocurriera ahí dentro. Si no se metían con él, entonces él no se metía con nadie. Esa noche, de nuevo, llegó, aunque no en su horario usual (alrededor de una hora luego de la apertura), sino que fueron tres horas después. Su asiento ya estaba ocupado, así que tuvo que conformarse con el que sea que estuviera libre ahí, justo en la barra. Dejó caer su peso, la butaca quejándose levemente, luego apoyó los antebrazos sobre la barra, esperando con paciencia y silencio hasta que alguno de los bartenders viera en su dirección.
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  • ❝...𝖕𝖊𝖗𝖔 𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖛𝖊𝖟, 𝖘𝖔𝖇𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖊𝖗𝖔𝖓 𝖉𝖔𝖘.❞
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    𝐑𝐨𝐥 𝐜𝐨𝐧:
    > ⸱ㅤ𝘵ℎ𝘦𝑎 <



    Otro viaje más para agregar en la lista de James. Junto con sus aliados habían descubierto muchas islas, pequeñas y grandes, con y sin civilización, todo mientras iban rumbo a diferentes partes del mundo. Incluso se encontraron con nuevas personas, algunas pagando por ser transportadas, otras quedándose entre la tripulación. No había nada que no pudieran soportar, que no pudieran superar. Ya tenían experiencia en aguas desconocidas, entre tormentas y tifones.

    Esta vez, sin embargo, fue diferente.

    James lo presintió incluso antes que llegara: muerte. Estaba muy familiarizado con ella y la presencia de la misma era inconfundible para él. Incluso oyó las voces. Algunas se reían, otras gritaban en desesperación y sufrimiento, ninguna de ellas lo ayudó a calmarse.

    —Encontremos tierra firme lo antes posible. —fue su orden, en voz calma, pero con cierta pesadez que hizo que su primer oficial ni siquiera le hiciera una sola pregunta, solo acató.

    El cielo empezó a escurecerse, los truenos amenazando con presentar una tormenta intensa, con gotas pesadas y que, muy seguro, darían poca visibilidad. Poco después, el mar pareció inquietarse... o enojarse. Comenzaron como pequeñas olas golpeando el casco como una advertencia para que se prepararan.

    ──¡Veo tierra! ──mencionó uno de sus hombres. El castaño giró la cabeza enseguida, había una isla no muy lejos. Si llegaban a tiempo podrían pasar tranquilos el temporal.

    Por desgracia, eso no estaba en los planes de las aguas.

    Sin importar cuánto intentaron, en cuestión de segundos todo empeoró. El cielo estaba oscurecido de manera tal que podrían pensar que de repente cayó la noche, las olas crecieron en tamaño de manera estrepitosa, la lluvia llegó como si quisiera hundirlos en un santiamén, y los rayos... los rayos fueron la última señal para que James supiera que no iban a llegar a la isla.

    Volvería a pasar. Después de creer que no tropezaría con la misma piedra.

    Pasó demasiado rápido. En un abrir y cerrar de ojos una ola gigantesca se cernió sobre el barco, ni siquiera con sostenerse lo más fuerte posible sería una manera de salvarse. Los golpeó con tanta furia que hizo ver al navío como si estuviera hecho de papel. No solo eso, continuó recibiendo más y más ataques. Debía ser obra de algo más que simple cambio de clima, algo más que mera casualidad.

    De repente, el hombre se encontró bajo el agua. No estaba asustado, ya había aceptado el final de la situación mucho antes que cualquier otro. Sin embargo, lo intentó. Quiso salvar a los suyos a toda costa, pero no hubo manera de siquiera avanzar un centímetro sin volver a ser cubierto por olas cada vez que llegaba a la superficie. Por más que moviera sus brazos y manos de manera frenética, en ocasiones ni siquiera tenía tiempo de sacar la cabeza del agua antes que más olas llegaran encima.

    Sin verlos, sin escucharlos, supo que, uno a uno, sus vidas se desvanecían. Cada vez que alguien cercano moría era como recibir un mensaje, sus voces dentro de su cabeza que no lo dejaban en paz.

    El agua fue demasiado violenta, llenando sus pulmones inmediatamente. Y, mientras su cuerpo reaccionó para toser, un dolor punzante se sintió por todo su pecho, la sensación de sofoco y de terminación lo envolvió una vez más, como la primera vez hace años atrás.

    Su vista se volvió borrosa antes que todo a su alrededor oscureciera. Poco a poco, el dolor empezó a desvanecerse y solo sintió... nada. Era obvio, moriría allí, esta vez sin tener la posibilidad de regresar. O esa fue su perspectiva.
    𝐑𝐨𝐥 𝐜𝐨𝐧: > [N0TARTHEMISA] < Otro viaje más para agregar en la lista de James. Junto con sus aliados habían descubierto muchas islas, pequeñas y grandes, con y sin civilización, todo mientras iban rumbo a diferentes partes del mundo. Incluso se encontraron con nuevas personas, algunas pagando por ser transportadas, otras quedándose entre la tripulación. No había nada que no pudieran soportar, que no pudieran superar. Ya tenían experiencia en aguas desconocidas, entre tormentas y tifones. Esta vez, sin embargo, fue diferente. James lo presintió incluso antes que llegara: muerte. Estaba muy familiarizado con ella y la presencia de la misma era inconfundible para él. Incluso oyó las voces. Algunas se reían, otras gritaban en desesperación y sufrimiento, ninguna de ellas lo ayudó a calmarse. —Encontremos tierra firme lo antes posible. —fue su orden, en voz calma, pero con cierta pesadez que hizo que su primer oficial ni siquiera le hiciera una sola pregunta, solo acató. El cielo empezó a escurecerse, los truenos amenazando con presentar una tormenta intensa, con gotas pesadas y que, muy seguro, darían poca visibilidad. Poco después, el mar pareció inquietarse... o enojarse. Comenzaron como pequeñas olas golpeando el casco como una advertencia para que se prepararan. ──¡Veo tierra! ──mencionó uno de sus hombres. El castaño giró la cabeza enseguida, había una isla no muy lejos. Si llegaban a tiempo podrían pasar tranquilos el temporal. Por desgracia, eso no estaba en los planes de las aguas. Sin importar cuánto intentaron, en cuestión de segundos todo empeoró. El cielo estaba oscurecido de manera tal que podrían pensar que de repente cayó la noche, las olas crecieron en tamaño de manera estrepitosa, la lluvia llegó como si quisiera hundirlos en un santiamén, y los rayos... los rayos fueron la última señal para que James supiera que no iban a llegar a la isla. Volvería a pasar. Después de creer que no tropezaría con la misma piedra. Pasó demasiado rápido. En un abrir y cerrar de ojos una ola gigantesca se cernió sobre el barco, ni siquiera con sostenerse lo más fuerte posible sería una manera de salvarse. Los golpeó con tanta furia que hizo ver al navío como si estuviera hecho de papel. No solo eso, continuó recibiendo más y más ataques. Debía ser obra de algo más que simple cambio de clima, algo más que mera casualidad. De repente, el hombre se encontró bajo el agua. No estaba asustado, ya había aceptado el final de la situación mucho antes que cualquier otro. Sin embargo, lo intentó. Quiso salvar a los suyos a toda costa, pero no hubo manera de siquiera avanzar un centímetro sin volver a ser cubierto por olas cada vez que llegaba a la superficie. Por más que moviera sus brazos y manos de manera frenética, en ocasiones ni siquiera tenía tiempo de sacar la cabeza del agua antes que más olas llegaran encima. Sin verlos, sin escucharlos, supo que, uno a uno, sus vidas se desvanecían. Cada vez que alguien cercano moría era como recibir un mensaje, sus voces dentro de su cabeza que no lo dejaban en paz. El agua fue demasiado violenta, llenando sus pulmones inmediatamente. Y, mientras su cuerpo reaccionó para toser, un dolor punzante se sintió por todo su pecho, la sensación de sofoco y de terminación lo envolvió una vez más, como la primera vez hace años atrás. Su vista se volvió borrosa antes que todo a su alrededor oscureciera. Poco a poco, el dolor empezó a desvanecerse y solo sintió... nada. Era obvio, moriría allí, esta vez sin tener la posibilidad de regresar. O esa fue su perspectiva.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ¿Alguien que quiera una buena trama con James?
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    ¿Quién para organizar alguna trama?
    No quiero que la cuenta se muera.
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    Cinco meses habían pasado desde la batalla contra James Vulture, y Takeru había dedicado cada día a mejorar, entrenando en total aislamiento, alejado de la ciudad que conocía tan bien. La victoria había dejado cicatrices, no solo físicas, sino también mentales. La intensidad de aquella pelea, la rabia que sentía al enfrentarse a su antiguo rival, le dejó una lección amarga pero valiosa: la impulsividad y la rabia no eran la clave para ser fuerte, sino la calma y el control.

    El joven había pasado meses entrenando en un bosque apartado, en una región remota, donde el aire fresco y la soledad le daban el espacio para redescubrir su arte. Su estilo de boxeo había cambiado radicalmente. Ya no era el chico impulsivo, el que atacaba sin pensar, lleno de ira y pasión. Ahora, su boxeo era fluido, meticuloso, casi elegante. Había aprendido a leer a su oponente antes de hacer un solo movimiento, y sus golpes se volvieron más certeros, calculados y rápidos.

    El cambio era evidente no solo en su forma de pelear, sino también en su actitud. Takeru ya no reaccionaba ante las provocaciones ni se dejaba llevar por el instinto. Ahora caminaba por la vida con una serenidad que sorprendía a quienes le conocían. Había algo en su mirada, una profundidad tranquila que contrastaba con la energía impulsiva que alguna vez lo definió. La furia había sido reemplazada por una concentración casi zen, una paz interior que le permitía ver el mundo de una manera diferente.

    Cuando regresó a su ciudad, la transformación era imposible de ignorar. Su cuerpo, antes algo delgado y tenso, ahora mostraba una musculatura definida, sin la exageración de los músculos forzados. Su rostro, antes siempre marcado por la tensión, tenía una calma que reflejaba su nuevo estado mental. Los cabellos, que antes caían desordenados sobre su frente, ahora se encontraban más cuidados, y su ropa, aunque sencilla, parecía haber sido escogida con más cuidado.

    El regreso de Takeru no pasó desapercibido. Los viejos conocidos, que recordaban a un chico impetuoso, casi arrogante, no pudieron evitar sorprenderse al ver a alguien tan diferente. Incluso aquellos que lo veían como un rival de poca monta ahora lo miraban con respeto. Había algo diferente en él, algo que inspiraba no solo curiosidad, sino también una sensación de invulnerabilidad tranquila.

    A su paso por las calles de la ciudad, se dio cuenta de cuán distante había llegado de ese joven impetuoso que una vez peleó sin pensar. Aun así, sabía que la batalla interna nunca terminaría. Pero ahora tenía las herramientas, el conocimiento y la serenidad para enfrentarse no solo a los oponentes en el ring, sino también a sus propios demonios.
    Cinco meses habían pasado desde la batalla contra James Vulture, y Takeru había dedicado cada día a mejorar, entrenando en total aislamiento, alejado de la ciudad que conocía tan bien. La victoria había dejado cicatrices, no solo físicas, sino también mentales. La intensidad de aquella pelea, la rabia que sentía al enfrentarse a su antiguo rival, le dejó una lección amarga pero valiosa: la impulsividad y la rabia no eran la clave para ser fuerte, sino la calma y el control. El joven había pasado meses entrenando en un bosque apartado, en una región remota, donde el aire fresco y la soledad le daban el espacio para redescubrir su arte. Su estilo de boxeo había cambiado radicalmente. Ya no era el chico impulsivo, el que atacaba sin pensar, lleno de ira y pasión. Ahora, su boxeo era fluido, meticuloso, casi elegante. Había aprendido a leer a su oponente antes de hacer un solo movimiento, y sus golpes se volvieron más certeros, calculados y rápidos. El cambio era evidente no solo en su forma de pelear, sino también en su actitud. Takeru ya no reaccionaba ante las provocaciones ni se dejaba llevar por el instinto. Ahora caminaba por la vida con una serenidad que sorprendía a quienes le conocían. Había algo en su mirada, una profundidad tranquila que contrastaba con la energía impulsiva que alguna vez lo definió. La furia había sido reemplazada por una concentración casi zen, una paz interior que le permitía ver el mundo de una manera diferente. Cuando regresó a su ciudad, la transformación era imposible de ignorar. Su cuerpo, antes algo delgado y tenso, ahora mostraba una musculatura definida, sin la exageración de los músculos forzados. Su rostro, antes siempre marcado por la tensión, tenía una calma que reflejaba su nuevo estado mental. Los cabellos, que antes caían desordenados sobre su frente, ahora se encontraban más cuidados, y su ropa, aunque sencilla, parecía haber sido escogida con más cuidado. El regreso de Takeru no pasó desapercibido. Los viejos conocidos, que recordaban a un chico impetuoso, casi arrogante, no pudieron evitar sorprenderse al ver a alguien tan diferente. Incluso aquellos que lo veían como un rival de poca monta ahora lo miraban con respeto. Había algo diferente en él, algo que inspiraba no solo curiosidad, sino también una sensación de invulnerabilidad tranquila. A su paso por las calles de la ciudad, se dio cuenta de cuán distante había llegado de ese joven impetuoso que una vez peleó sin pensar. Aun así, sabía que la batalla interna nunca terminaría. Pero ahora tenía las herramientas, el conocimiento y la serenidad para enfrentarse no solo a los oponentes en el ring, sino también a sus propios demonios.
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  • ### **Regreso al Bosque**

    El sonido de los golpes resonaba entre los árboles. Los nudillos de Takeru chocaban contra la corteza de un tronco caído, repitiendo el mismo ritmo una y otra vez. **Izquierda, derecha, gancho. Izquierda, derecha, gancho.**

    Su respiración era controlada, pero cada golpe lo hacía sentir la tensión en sus músculos. **Era así como debía ser.**

    Habían pasado dos meses desde su combate contra James Vulture, y aunque había salido victorioso, no se conformaba. **Había sido una pelea difícil, casi pierde.** Recordaba vívidamente la sensación de su protector bucal saliendo despedido cuando cayó por segunda vez. **Si "X" no hubiera gritado su nombre…**

    Sacudió la cabeza. **No.**

    No iba a quedarse estancado en el pasado. Ahora estaba aquí, de vuelta en su lugar de origen, para mejorar, para volverse más fuerte.

    Respiró hondo y ajustó las vendas en sus manos. **Era momento de seguir.**

    ### **Entrenamiento en la Naturaleza**

    Takeru comenzó con una carrera por el sendero del bosque. Cada paso levantaba pequeñas nubes de polvo y hojas secas. Los árboles pasaban a su alrededor como sombras alargadas, y el canto de los pájaros se mezclaba con su propia respiración.

    Su cuerpo se sentía más ligero, más rápido. La pelea con Vulture le había enseñado lo importante que era mantener la resistencia en los asaltos finales. **No volvería a estar al borde del nocaut.**

    Cuando llegó a un claro, se detuvo y comenzó su entrenamiento de sombras. Sus puños cortaban el aire con precisión, como si enfrentara a un oponente invisible. **Jab, recto, gancho, esquiva.** Su mente recreaba los movimientos de Vulture, sus patrones, su estilo agresivo.

    —No me atraparía dos veces con el mismo golpe… —murmuró entre combinaciones.

    Después de la rutina de sombra, se dirigió al río que atravesaba el bosque. Se quitó la camiseta y se metió al agua, que estaba helada, pero **eso era parte del entrenamiento.** Allí practicó golpes cortos y explosivos, obligando a su cuerpo a trabajar contra la resistencia del agua.

    El frío mordía su piel, pero **la mente debía ser más fuerte que el cuerpo.**

    Cuando terminó, salió del agua y, con el cuerpo aún goteando, se lanzó al suelo para hacer flexiones sobre los nudillos. Cada repetición era una promesa, un compromiso con sí mismo.

    **Uno.**
    **Dos.**
    **Tres.**
    **Cuatro.**

    Cada gota de sudor que caía sobre la tierra le recordaba **por qué estaba ahí.**

    ### **Conversación con Sí Mismo**

    Después de terminar, se sentó sobre una roca, observando el cielo anaranjado. Sentía el cuerpo cansado, pero en su mente había claridad.

    —Estoy avanzando —dijo en voz baja.

    Recordó su versión de hace años, cuando entrenaba en este mismo bosque sin saber hasta dónde podría llegar. **Ahora, estaba en la ruta hacia el título mundial.**

    Pensó en su entrenador, en los sacrificios que había hecho para guiarlo. Pensó en "X", en cómo había estado a su lado durante todo este camino. **Fue su voz la que lo hizo levantarse cuando estaba al borde de la derrota.**

    —No puedo fallarles —susurró.

    Se puso de pie, sintiendo una nueva oleada de determinación recorrer su cuerpo. **No iba a detenerse.** Había vencido a Vulture, pero eso era solo el principio.

    Cerró los puños y miró hacia adelante.

    —Voy por el título mundial.

    Con esa última declaración, Takeru volvió a moverse. No había tiempo que perder.
    ### **Regreso al Bosque** El sonido de los golpes resonaba entre los árboles. Los nudillos de Takeru chocaban contra la corteza de un tronco caído, repitiendo el mismo ritmo una y otra vez. **Izquierda, derecha, gancho. Izquierda, derecha, gancho.** Su respiración era controlada, pero cada golpe lo hacía sentir la tensión en sus músculos. **Era así como debía ser.** Habían pasado dos meses desde su combate contra James Vulture, y aunque había salido victorioso, no se conformaba. **Había sido una pelea difícil, casi pierde.** Recordaba vívidamente la sensación de su protector bucal saliendo despedido cuando cayó por segunda vez. **Si "X" no hubiera gritado su nombre…** Sacudió la cabeza. **No.** No iba a quedarse estancado en el pasado. Ahora estaba aquí, de vuelta en su lugar de origen, para mejorar, para volverse más fuerte. Respiró hondo y ajustó las vendas en sus manos. **Era momento de seguir.** ### **Entrenamiento en la Naturaleza** Takeru comenzó con una carrera por el sendero del bosque. Cada paso levantaba pequeñas nubes de polvo y hojas secas. Los árboles pasaban a su alrededor como sombras alargadas, y el canto de los pájaros se mezclaba con su propia respiración. Su cuerpo se sentía más ligero, más rápido. La pelea con Vulture le había enseñado lo importante que era mantener la resistencia en los asaltos finales. **No volvería a estar al borde del nocaut.** Cuando llegó a un claro, se detuvo y comenzó su entrenamiento de sombras. Sus puños cortaban el aire con precisión, como si enfrentara a un oponente invisible. **Jab, recto, gancho, esquiva.** Su mente recreaba los movimientos de Vulture, sus patrones, su estilo agresivo. —No me atraparía dos veces con el mismo golpe… —murmuró entre combinaciones. Después de la rutina de sombra, se dirigió al río que atravesaba el bosque. Se quitó la camiseta y se metió al agua, que estaba helada, pero **eso era parte del entrenamiento.** Allí practicó golpes cortos y explosivos, obligando a su cuerpo a trabajar contra la resistencia del agua. El frío mordía su piel, pero **la mente debía ser más fuerte que el cuerpo.** Cuando terminó, salió del agua y, con el cuerpo aún goteando, se lanzó al suelo para hacer flexiones sobre los nudillos. Cada repetición era una promesa, un compromiso con sí mismo. **Uno.** **Dos.** **Tres.** **Cuatro.** Cada gota de sudor que caía sobre la tierra le recordaba **por qué estaba ahí.** ### **Conversación con Sí Mismo** Después de terminar, se sentó sobre una roca, observando el cielo anaranjado. Sentía el cuerpo cansado, pero en su mente había claridad. —Estoy avanzando —dijo en voz baja. Recordó su versión de hace años, cuando entrenaba en este mismo bosque sin saber hasta dónde podría llegar. **Ahora, estaba en la ruta hacia el título mundial.** Pensó en su entrenador, en los sacrificios que había hecho para guiarlo. Pensó en "X", en cómo había estado a su lado durante todo este camino. **Fue su voz la que lo hizo levantarse cuando estaba al borde de la derrota.** —No puedo fallarles —susurró. Se puso de pie, sintiendo una nueva oleada de determinación recorrer su cuerpo. **No iba a detenerse.** Había vencido a Vulture, pero eso era solo el principio. Cerró los puños y miró hacia adelante. —Voy por el título mundial. Con esa última declaración, Takeru volvió a moverse. No había tiempo que perder.
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  • **La Pelea: Takeru Arakawa contra James Vulture**

    El estadio estaba repleto, la tensión palpable en el aire. El rugido del público resonaba en todo el recinto, iluminado por reflectores que enfocaban el cuadrilátero. En una esquina, Takeru Arakawa respiraba hondo, ajustando los guantes, con la mirada afilada y el cuerpo tenso. En la otra, James Vulture, un coloso estadounidense, observaba con ojos fríos y confiados, como si ya hubiera ganado la pelea antes de que comenzara.

    La campana sonó.

    ### **Primer asalto: la tormenta se desata**

    Takeru salió con rapidez, usando su velocidad para medir la distancia. Vulture, paciente, levantó su guardia, esperando el momento adecuado. Takeru lanzó los primeros golpes, un uno-dos directo al rostro, pero el estadounidense los bloqueó con facilidad.

    —¡Muévete, Takeru! —gritó "X" desde las gradas, con una mezcla de emoción y nerviosismo.

    El japonés se desplazó con agilidad, esquivando un brutal gancho de Vulture. Su velocidad le permitía evitar los golpes más peligrosos, pero no encontraba una apertura. El estadounidense, aunque no atacaba con frecuencia, cada vez que lo hacía, obligaba a Takeru a retroceder.

    Cuando el asalto terminó, ambos boxeadores se dirigieron a sus esquinas. Takeru sintió el ardor en los brazos. Vulture era fuerte, y cada bloqueo desgastaba su resistencia.

    —No te precipites, usa tu velocidad —le aconsejó su entrenador Sugawara, dándole un trago de agua—. Encuentra su punto débil.

    ### **Segundo asalto: el poder de Vulture**

    El combate reanudó, y Vulture cambió su estrategia. En vez de esperar, empezó a presionar.

    Takeru intentó esquivar, pero el estadounidense era como una pared imparable. Un gancho al cuerpo lo hizo tambalear. Takeru apretó los dientes, pero no pudo reaccionar antes de que un derechazo cruzado lo impactara de lleno en la cara.

    Todo se volvió borroso.

    Cayó al suelo con un estruendo, sintiendo un sabor metálico en la boca. Su protector bucal salió disparado, aterrizando en la lona. La multitud contuvo el aliento.

    —¡Vamos, Takeru! ¡Levántate! —"X" gritó con desesperación.

    El árbitro empezó la cuenta.

    **Uno… Dos…**

    El sonido de los gritos lo trajo de vuelta. Se incorporó lentamente, tomando aire. El árbitro le preguntó si podía seguir. Takeru asintió con firmeza, aunque su cabeza aún daba vueltas.

    Vulture sonrió. Sabía que lo tenía donde quería.

    ### **Tercer asalto: la sombra de la derrota**

    Takeru intentó mantener la distancia, pero Vulture lo cazaba con precisión quirúrgica. Un gancho al hígado lo hizo doblarse. No había tiempo para respirar. Otro golpe a la mandíbula lo mandó a las cuerdas.

    Las piernas le flaquearon. Si caía una vez más, la pelea se acabaría.

    El árbitro se acercó, listo para intervenir, pero entonces…

    —¡¡Takeru, NO!! —la voz de "X" atravesó el ruido ensordecedor del estadio—. ¡Recuerda todo por lo que has peleado! ¡No te rindas!

    Las palabras retumbaron en su mente. Su visión borrosa se aclaró. Su respiración, pesada, se volvió más estable. **No podía perder. No ahora.**

    Vulture avanzó confiado, preparando el golpe final, pero Takeru lo vio. **Lo leyó.**

    Cuando el estadounidense lanzó su derechazo, Takeru esquivó con una inclinación mínima, sintiendo el viento del puño pasar a centímetros de su rostro. Y en ese instante…

    **BOOM.**

    Un **uppercut** perfecto impactó en el mentón de Vulture.

    El público enmudeció.

    Vulture quedó congelado por un segundo, sus ojos en blanco, su mandíbula sacudida con brutalidad. Luego, su gigantesco cuerpo se desplomó pesadamente sobre la lona.

    El árbitro comenzó la cuenta.

    **Uno… Dos… Tres…**

    No se movía.

    **Ocho… Nueve… ¡Diez!**

    La campana sonó.

    Takeru, jadeando, con los nudillos ardiendo, levantó los brazos en señal de victoria.

    "X" gritaba su nombre desde las gradas, con lágrimas en los ojos. El estadio explotó en vítores.

    Vulture seguía en el suelo, noqueado.

    Takeru, con el cuerpo al borde del colapso, miró a su amigo/a y esbozó una sonrisa. **Lo había logrado.**
    **La Pelea: Takeru Arakawa contra James Vulture** El estadio estaba repleto, la tensión palpable en el aire. El rugido del público resonaba en todo el recinto, iluminado por reflectores que enfocaban el cuadrilátero. En una esquina, Takeru Arakawa respiraba hondo, ajustando los guantes, con la mirada afilada y el cuerpo tenso. En la otra, James Vulture, un coloso estadounidense, observaba con ojos fríos y confiados, como si ya hubiera ganado la pelea antes de que comenzara. La campana sonó. ### **Primer asalto: la tormenta se desata** Takeru salió con rapidez, usando su velocidad para medir la distancia. Vulture, paciente, levantó su guardia, esperando el momento adecuado. Takeru lanzó los primeros golpes, un uno-dos directo al rostro, pero el estadounidense los bloqueó con facilidad. —¡Muévete, Takeru! —gritó "X" desde las gradas, con una mezcla de emoción y nerviosismo. El japonés se desplazó con agilidad, esquivando un brutal gancho de Vulture. Su velocidad le permitía evitar los golpes más peligrosos, pero no encontraba una apertura. El estadounidense, aunque no atacaba con frecuencia, cada vez que lo hacía, obligaba a Takeru a retroceder. Cuando el asalto terminó, ambos boxeadores se dirigieron a sus esquinas. Takeru sintió el ardor en los brazos. Vulture era fuerte, y cada bloqueo desgastaba su resistencia. —No te precipites, usa tu velocidad —le aconsejó su entrenador Sugawara, dándole un trago de agua—. Encuentra su punto débil. ### **Segundo asalto: el poder de Vulture** El combate reanudó, y Vulture cambió su estrategia. En vez de esperar, empezó a presionar. Takeru intentó esquivar, pero el estadounidense era como una pared imparable. Un gancho al cuerpo lo hizo tambalear. Takeru apretó los dientes, pero no pudo reaccionar antes de que un derechazo cruzado lo impactara de lleno en la cara. Todo se volvió borroso. Cayó al suelo con un estruendo, sintiendo un sabor metálico en la boca. Su protector bucal salió disparado, aterrizando en la lona. La multitud contuvo el aliento. —¡Vamos, Takeru! ¡Levántate! —"X" gritó con desesperación. El árbitro empezó la cuenta. **Uno… Dos…** El sonido de los gritos lo trajo de vuelta. Se incorporó lentamente, tomando aire. El árbitro le preguntó si podía seguir. Takeru asintió con firmeza, aunque su cabeza aún daba vueltas. Vulture sonrió. Sabía que lo tenía donde quería. ### **Tercer asalto: la sombra de la derrota** Takeru intentó mantener la distancia, pero Vulture lo cazaba con precisión quirúrgica. Un gancho al hígado lo hizo doblarse. No había tiempo para respirar. Otro golpe a la mandíbula lo mandó a las cuerdas. Las piernas le flaquearon. Si caía una vez más, la pelea se acabaría. El árbitro se acercó, listo para intervenir, pero entonces… —¡¡Takeru, NO!! —la voz de "X" atravesó el ruido ensordecedor del estadio—. ¡Recuerda todo por lo que has peleado! ¡No te rindas! Las palabras retumbaron en su mente. Su visión borrosa se aclaró. Su respiración, pesada, se volvió más estable. **No podía perder. No ahora.** Vulture avanzó confiado, preparando el golpe final, pero Takeru lo vio. **Lo leyó.** Cuando el estadounidense lanzó su derechazo, Takeru esquivó con una inclinación mínima, sintiendo el viento del puño pasar a centímetros de su rostro. Y en ese instante… **BOOM.** Un **uppercut** perfecto impactó en el mentón de Vulture. El público enmudeció. Vulture quedó congelado por un segundo, sus ojos en blanco, su mandíbula sacudida con brutalidad. Luego, su gigantesco cuerpo se desplomó pesadamente sobre la lona. El árbitro comenzó la cuenta. **Uno… Dos… Tres…** No se movía. **Ocho… Nueve… ¡Diez!** La campana sonó. Takeru, jadeando, con los nudillos ardiendo, levantó los brazos en señal de victoria. "X" gritaba su nombre desde las gradas, con lágrimas en los ojos. El estadio explotó en vítores. Vulture seguía en el suelo, noqueado. Takeru, con el cuerpo al borde del colapso, miró a su amigo/a y esbozó una sonrisa. **Lo había logrado.**
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  • —No es posible...todos mis familiares,todos ellos eran...espantosos,Mi bisabuelo Michael Wimbleton,Mi abuelo Hank James Wimbleton,Mis tias Hana y Holly Nanakase...y mi padre Sirius Wimbleton...todos eran asesinos a sueldo sin corazon....
    —No es posible...todos mis familiares,todos ellos eran...espantosos,Mi bisabuelo Michael Wimbleton,Mi abuelo Hank James Wimbleton,Mis tias Hana y Holly Nanakase...y mi padre Sirius Wimbleton...todos eran asesinos a sueldo sin corazon....
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  • ¡CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ!

    ¡FICROLERS!
    ¡Hoy estamos de fiesta!

    Es un día muy especial porque celebramos el cumpleaños de alguien increíble (¡o de varios!).
    Que no falten las sonrisas, las sorpresas y los buenos momentos para hacer de este día algo inolvidable.

    ¡𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐒𝐢𝐫𝐢𝐮𝐬 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫!

    "Que este nuevo año esté lleno de alegrías, éxitos y mucha magia. ¡Gracias por ser parte de esta comunidad tan especial y por todo lo que aportan! Hoy es su día, ¡disfrútenlo al máximo!"

    ¡A llenar este espacio de buenos deseos y mensajes festivos!


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    🎵 ¡CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ! 🎶 ¡FICROLERS! 🎉 ¡Hoy estamos de fiesta! 🎂✨ Es un día muy especial porque celebramos el cumpleaños de alguien increíble (¡o de varios!). 🥳🎁 Que no falten las sonrisas, las sorpresas y los buenos momentos para hacer de este día algo inolvidable. ¡[jamespweas1ey]! 🌟 "Que este nuevo año esté lleno de alegrías, éxitos y mucha magia. ¡Gracias por ser parte de esta comunidad tan especial y por todo lo que aportan! Hoy es su día, ¡disfrútenlo al máximo!" 🎈 ¡A llenar este espacio de buenos deseos y mensajes festivos! 🎊 #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • INCIDENTE №1

    LA SIGUIENTE ANIMACION POR COMPUTADORA ES UNA SIMULACION DE LOS ASESINATOS HECHOS POR HANK JAMES WIMBLETON UN 24 DE SEPTIEMBRE DEL 2016:

    https://youtu.be/H1aubPfepmg?feature=shared
    INCIDENTE №1 LA SIGUIENTE ANIMACION POR COMPUTADORA ES UNA SIMULACION DE LOS ASESINATOS HECHOS POR HANK JAMES WIMBLETON UN 24 DE SEPTIEMBRE DEL 2016: https://youtu.be/H1aubPfepmg?feature=shared
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  • —Hace muchísimos años atras,antes de las guerras,antes de Lord Executor,Antes la leyenda del hombre de negro,el mundo era un lugar equilibrado entre el orden y la anarquía,y el Nombre de Hank James Wimbleton no significaba nada en el mundo—


    —Hank era un simple estudiante de arquitectura en la universidad,apenas era alguien sociable,no era un peligro para la sociedad,mucho menos era violento,sin embargo la violencia en su vida ya se presento antes,un ejemplo claro de eso era su padre—
    —Hace muchísimos años atras,antes de las guerras,antes de Lord Executor,Antes la leyenda del hombre de negro,el mundo era un lugar equilibrado entre el orden y la anarquía,y el Nombre de Hank James Wimbleton no significaba nada en el mundo— —Hank era un simple estudiante de arquitectura en la universidad,apenas era alguien sociable,no era un peligro para la sociedad,mucho menos era violento,sin embargo la violencia en su vida ya se presento antes,un ejemplo claro de eso era su padre—
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