• Kaeya sentía curiosidad. Era como si sus huesos reconocieran en el otro, la misma dinastía perdida que lleva pintada en los ojos. Siente la presencia del albino como un eterno canto, que le atrae más de lo que debería y que le atormenta un poco, pues al final de día, Kaeya no puede atarse a nada más que a la promesa de un reino muerto.

    Y aún así, no se controla. No lo logra completamente. Se acomoda al lado del alquimista y una sonrisa, entre traviesa y coqueta, se le acomoda en los labios. Ah, como quisiera adueñarse de todo lo que el contrario puede ser. Se pregunta, en medio de todo, si se lo permitirá pasar unos momentos junto a él.

    Asistiendo en sus experimentos y quizá fingiendo un poco que le interesa la alquimia, cuando en realidad solo quiere verlo existir en el ámbito que el rubio más ama.

    Ah, esta perdidamente embelesado. Se pregunta si la vida sería más sencilla sin ese apabullador sentimiento en su pecho.

    No quiere averiguarlo. Le gusta la incertidumbre y el calor que se acomoda en su pecho en afecto, cuando piensa en Albedo.

    ─¿Qué haces? ─pregunta, no realmente interesado en el proceso, sino en escuchar su voz, una vez más.



    Albedo .

    Kaeya sentía curiosidad. Era como si sus huesos reconocieran en el otro, la misma dinastía perdida que lleva pintada en los ojos. Siente la presencia del albino como un eterno canto, que le atrae más de lo que debería y que le atormenta un poco, pues al final de día, Kaeya no puede atarse a nada más que a la promesa de un reino muerto. Y aún así, no se controla. No lo logra completamente. Se acomoda al lado del alquimista y una sonrisa, entre traviesa y coqueta, se le acomoda en los labios. Ah, como quisiera adueñarse de todo lo que el contrario puede ser. Se pregunta, en medio de todo, si se lo permitirá pasar unos momentos junto a él. Asistiendo en sus experimentos y quizá fingiendo un poco que le interesa la alquimia, cuando en realidad solo quiere verlo existir en el ámbito que el rubio más ama. Ah, esta perdidamente embelesado. Se pregunta si la vida sería más sencilla sin ese apabullador sentimiento en su pecho. No quiere averiguarlo. Le gusta la incertidumbre y el calor que se acomoda en su pecho en afecto, cuando piensa en Albedo. ─¿Qué haces? ─pregunta, no realmente interesado en el proceso, sino en escuchar su voz, una vez más. [Princeps_cret4ceus] .
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  • Hibrido? Demonio? Un ser creado? Un experimento existoso?

    No, un humano ¿ humano? Solo su cáscara...

    Que no tiene nombre, ni edad, ni futuro...
    Hibrido? Demonio? Un ser creado? Un experimento existoso? No, un humano ¿ humano? Solo su cáscara... Que no tiene nombre, ni edad, ni futuro...
    Me entristece
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  • Un día caluroso. Adecuado para descansar y repasar mis apuntes del último experimento.
    Un día caluroso. Adecuado para descansar y repasar mis apuntes del último experimento.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    - El experimento no salió nada bien… Lo sentimos, maestro Anaxa..
    🦋- El experimento no salió nada bien… Lo sentimos, maestro Anaxa..
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  • Lᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ᴅᴇ ʟᴀs ʀᴇɪɴᴀs
    Fandom ZYXS
    Categoría Slice of Life
    Había llegado puntual por ella, lo cual por sí mismo ya era extraño. Dejar de lado que además de su primo y Zaphiro, sería la primera persona que invitaba por cuenta propia a entrar a su casa, ya ni hablar de la idea que alguien conviviera con sus gatas o con la anciana a la que Masthian decía cuidar.

    Estacionó la vieja Chevy frente a la casa de Thalya, teniendo una mezcla extraña de emociones. No eran nervios, pero sí, quizás algo de emoción. Parecía un experimento extraño aquello, con todo y su experiencia en citas, aquella era por mucho en la que más se había esforzado.

    La camisa negra arremangada por encima del codo, dejando a la vista el patrón de tatuajes que tenía en el antebrazo y los anillos brillando en sus dedos. Mientras esperaba que abriera la puerta después de tocar el timbre, se aseguró por el reflejo del espejo que su cabello estuviera en orden. Solo un mero acto reflejo, por que sabía que de todos modos se vería bien.

    — Hey, bonita — Saludó una vez que la mujer abrió, sonriéndole abiertamente. — ¿Lista para llenarte de pelos y chistes agrios?

    Tras guiarla al asiento del copiloto en la vieja camioneta y ayudarla a acomodarse, se dirigió a su propio asiento, poniéndose en marcha. No era un trayecto demasiado largo y Masthian lo aprovechó para tener una plática casual, le actualizó el estatus de algunas cosas que por fin se concretaron de su trabajo y un par de halagos entre risas.

    Al estacionarse, se adelantó para poder abrirle la puerta y ayudarla a bajar, marcándole el camino para entrar a su casa. Su casa era un ejemplo perfecto de equilibrio entre un estilo clásico, de esos que parecen salidos de algún cuento y la modernidad de una ciudad. Tenía una fachada adorable, con varias flores que su abuela se encargaba de cuidar y varios adornos que le daban el toque hogareño.

    — ¡Abue! Ya llegamos —Anunció al abrir la puerta, dejando que Thalya pasara primero. El lugar estaba impregnado del aroma de la cena, hierbas de olor, varios condimentos. La decoración era obviamente producto de la señora que ahí vivía, papel tapiz en las paredes, varios cuadros donde se mostraban diferentes momentos de su familia. Y una hilera de fotografías que pertenecían a Masthian, mostrando el crecimiento del muchacho, desde un niño pequeño haciendo mala cara, pasando por su adolescencia, la pubertad y la última, que fue en su graduación, con todos sus amigos posando para la fotografía. Una voz temblorosa y alegre le respondió desde la cocina, invitándolos a pasar. Masthian solo le sonrió a Thalya, estrechando su mano para guiarla donde la anciana.


    Había llegado puntual por ella, lo cual por sí mismo ya era extraño. Dejar de lado que además de su primo y Zaphiro, sería la primera persona que invitaba por cuenta propia a entrar a su casa, ya ni hablar de la idea que alguien conviviera con sus gatas o con la anciana a la que Masthian decía cuidar. Estacionó la vieja Chevy frente a la casa de Thalya, teniendo una mezcla extraña de emociones. No eran nervios, pero sí, quizás algo de emoción. Parecía un experimento extraño aquello, con todo y su experiencia en citas, aquella era por mucho en la que más se había esforzado. La camisa negra arremangada por encima del codo, dejando a la vista el patrón de tatuajes que tenía en el antebrazo y los anillos brillando en sus dedos. Mientras esperaba que abriera la puerta después de tocar el timbre, se aseguró por el reflejo del espejo que su cabello estuviera en orden. Solo un mero acto reflejo, por que sabía que de todos modos se vería bien. — Hey, bonita — Saludó una vez que la mujer abrió, sonriéndole abiertamente. — ¿Lista para llenarte de pelos y chistes agrios? Tras guiarla al asiento del copiloto en la vieja camioneta y ayudarla a acomodarse, se dirigió a su propio asiento, poniéndose en marcha. No era un trayecto demasiado largo y Masthian lo aprovechó para tener una plática casual, le actualizó el estatus de algunas cosas que por fin se concretaron de su trabajo y un par de halagos entre risas. Al estacionarse, se adelantó para poder abrirle la puerta y ayudarla a bajar, marcándole el camino para entrar a su casa. Su casa era un ejemplo perfecto de equilibrio entre un estilo clásico, de esos que parecen salidos de algún cuento y la modernidad de una ciudad. Tenía una fachada adorable, con varias flores que su abuela se encargaba de cuidar y varios adornos que le daban el toque hogareño. — ¡Abue! Ya llegamos —Anunció al abrir la puerta, dejando que Thalya pasara primero. El lugar estaba impregnado del aroma de la cena, hierbas de olor, varios condimentos. La decoración era obviamente producto de la señora que ahí vivía, papel tapiz en las paredes, varios cuadros donde se mostraban diferentes momentos de su familia. Y una hilera de fotografías que pertenecían a Masthian, mostrando el crecimiento del muchacho, desde un niño pequeño haciendo mala cara, pasando por su adolescencia, la pubertad y la última, que fue en su graduación, con todos sus amigos posando para la fotografía. Una voz temblorosa y alegre le respondió desde la cocina, invitándolos a pasar. Masthian solo le sonrió a Thalya, estrechando su mano para guiarla donde la anciana.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    12
    Estado
    Disponible
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  • Luna, el experimento que aprendió a ser deseo:

    En el encierro aprendió a temerle a su cuerpo.
    Cada centímetro de su piel era un terreno explorado por científicos, no por amantes. Pero ahora… ahora era libre. Y frente al espejo, Luna no solo se miraba: se estudiaba. Era su propio experimento.
    Cabello dividido en blanco y negro, como si la luna y la sombra pelearan por su alma.
    Encaje oscuro, como un arma envuelta en seda.
    Cada hebilla, cada cinta, no era para complacer… era para recordarse que ella se pertenece.

    En su cama, los peluches del pasado la miraban con la misma inocencia que le robaron.
    Ya no era la niña que pedía permiso para sentir.
    Ahora, Luna era la mujer que elegía cuándo —y a quién— dejar entrar en su mundo
    Luna, el experimento que aprendió a ser deseo: En el encierro aprendió a temerle a su cuerpo. Cada centímetro de su piel era un terreno explorado por científicos, no por amantes. Pero ahora… ahora era libre. Y frente al espejo, Luna no solo se miraba: se estudiaba. Era su propio experimento. Cabello dividido en blanco y negro, como si la luna y la sombra pelearan por su alma. Encaje oscuro, como un arma envuelta en seda. Cada hebilla, cada cinta, no era para complacer… era para recordarse que ella se pertenece. En su cama, los peluches del pasado la miraban con la misma inocencia que le robaron. Ya no era la niña que pedía permiso para sentir. Ahora, Luna era la mujer que elegía cuándo —y a quién— dejar entrar en su mundo
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  • — No somos el pensamiento inicial de nadie, pero somos el experimento favorito de muchos.

    Recordó las palabras de su maestro de filosofía; un hombre simple y sincero, que constantemente le señalaba como era la naturaleza humana y su evolución en cuánto a las relaciones personales.

    Como un barco que navega a través de las aguas; el barco es la persona que realiza el experimento y las aguas son las otras personas, conejillos de India con quiénes se haría el experimento.

    Alexander no lo entendía, pero supuso que, como todo lo demás através del rumbo indeciso de la vida, así eran los humanos y no se excluía. Eran un bucle de direcciones hasta encontrar su lugar tranquilo; un lugar donde el barco podría arribar en tierra firme.
    — No somos el pensamiento inicial de nadie, pero somos el experimento favorito de muchos. Recordó las palabras de su maestro de filosofía; un hombre simple y sincero, que constantemente le señalaba como era la naturaleza humana y su evolución en cuánto a las relaciones personales. Como un barco que navega a través de las aguas; el barco es la persona que realiza el experimento y las aguas son las otras personas, conejillos de India con quiénes se haría el experimento. Alexander no lo entendía, pero supuso que, como todo lo demás através del rumbo indeciso de la vida, así eran los humanos y no se excluía. Eran un bucle de direcciones hasta encontrar su lugar tranquilo; un lugar donde el barco podría arribar en tierra firme.
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  • LA VERDADERA NATURALEZA DE LUNA

    Pocas veces Luna dormía tranquila. En sus sueños, siempre estaba ella: la mujer ciega de cabello blanco, cubierta por un velo de plumas que ocultaba sus ojos. Rodeada por figuras aladas con ojos eternamente abiertos, murmuraban secretos que Luna no alcanzaba a entender. Pero esta vez, el sueño fue diferente. Esta vez, la figura le habló.

    —Tú no eres humana, ni experimento. Eres herencia. Eres lo que encerraron hace siglos para proteger el equilibrio.

    Luna intentó retroceder, pero no pudo moverse. Algo dentro de ella ardía, vibraba. Sus tatuajes, usualmente tranquilos, se retorcían con violencia sobre su piel como si quisieran escapar.

    —Yo soy lo que serás cuando olvides el nombre que te dieron. Cuando dejes de temer quién eres.

    La figura extendió una mano hacia ella, tocando su pecho. Y en ese instante, Luna despertó… con la garganta ardiendo y el corazón palpitando como si estuviera a punto de estallar.

    Frente al espejo del baño, su reflejo ya no era completamente suyo. Sus ojos brillaban con un fulgor carmesí, su boca… era distinta. Demasiado. Abriéndose más de lo humanamente posible, con colmillos que no recordaba tener.

    Había sangre en el borde del lavamanos. No suya. No sabía de quién.

    La bestia dormía dentro de ella. No era un monstruo creado por el gobierno.

    Era una diosa castigada, una criatura de equilibrio ancestral encerrada en un cuerpo humano, esperando despertar.

    Y Luna estaba empezando a recordar

    -No!.....no..no soy un mounstro....no lo soy!!
    LA VERDADERA NATURALEZA DE LUNA Pocas veces Luna dormía tranquila. En sus sueños, siempre estaba ella: la mujer ciega de cabello blanco, cubierta por un velo de plumas que ocultaba sus ojos. Rodeada por figuras aladas con ojos eternamente abiertos, murmuraban secretos que Luna no alcanzaba a entender. Pero esta vez, el sueño fue diferente. Esta vez, la figura le habló. —Tú no eres humana, ni experimento. Eres herencia. Eres lo que encerraron hace siglos para proteger el equilibrio. Luna intentó retroceder, pero no pudo moverse. Algo dentro de ella ardía, vibraba. Sus tatuajes, usualmente tranquilos, se retorcían con violencia sobre su piel como si quisieran escapar. —Yo soy lo que serás cuando olvides el nombre que te dieron. Cuando dejes de temer quién eres. La figura extendió una mano hacia ella, tocando su pecho. Y en ese instante, Luna despertó… con la garganta ardiendo y el corazón palpitando como si estuviera a punto de estallar. Frente al espejo del baño, su reflejo ya no era completamente suyo. Sus ojos brillaban con un fulgor carmesí, su boca… era distinta. Demasiado. Abriéndose más de lo humanamente posible, con colmillos que no recordaba tener. Había sangre en el borde del lavamanos. No suya. No sabía de quién. La bestia dormía dentro de ella. No era un monstruo creado por el gobierno. Era una diosa castigada, una criatura de equilibrio ancestral encerrada en un cuerpo humano, esperando despertar. Y Luna estaba empezando a recordar -No!.....no..no soy un mounstro....no lo soy!!
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  • No soy como los vampiros de los cuentos y mitos humanos, ya que nosotros nacimos por un accidente, justo en el momento que el experimentado de Paraselsus fallo.
    Ese experimento era alterar la formula mundial.
    No soy como los vampiros de los cuentos y mitos humanos, ya que nosotros nacimos por un accidente, justo en el momento que el experimentado de Paraselsus fallo. Ese experimento era alterar la formula mundial.
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  • Ama jugar con los corazones de los hombres, en especial cuando tiene un uso para ellos, son herramientas que ocupa para sus beneficios personales, tal como realizaron experimentos en ella.
    Ama jugar con los corazones de los hombres, en especial cuando tiene un uso para ellos, son herramientas que ocupa para sus beneficios personales, tal como realizaron experimentos en ella.
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