• "No puedo perder nada más..."
    Fandom Los Originales
    Categoría Drama
    𖦹.

      ━━━━ "...𝒏𝙞 𝙖 𝙣𝒂𝙙𝒊𝙚 𝙢𝒂́𝙨"

           ˚ ͙۪۪̥◌ › ︴ᴡɪᴛʜ﹕Keelan Malraux ︴
     
     
     
    Perder a un hermano era algo que la primogénita Mikaelson no desearía ni siquiera a su peor enemigo. Y ella los había perdido demasiadas veces… La primera vez cuando Dahlia se la llevó apartándola de su familia siendo demasiado pequeña como para guardar demasiados recuerdos a los que aferrarse. La segunda vez… había sucedido con la muerte de su hermano Finn por culpa de Lucien Castle… La tercera… Puede que la tercera hubiera sido la peor, la que más dolió… A pesar de saber que sus hermanos partían en paz y que morían bajo sus propios términos… Uno para salvar a su hija y su familia y el otro para acompañar en la vida eterna a su hermano menor.

    Pero ese sentimiento agridulce no desaparecía de la boca del estómago de Freya Mikaelson. Ni siquiera cuando nació su hijo, al que puso el nombre de su hermano.

    Era feliz. Sí. Lo era… Tenía un marido estupendo y un hijo al que adoraba con locura desenfrenada, pero… ¿Cómo de feliz se puede ser viendo para siempre un enorme vacío en el hueco que deberían ocupar tus hermanos y tu cuñada?

    Habían pasado años… complicados. Porque, aunque Nueva Orleans ahora era un espacio tranquilo y seguro, la verdad era que donde mirase veia la enorme grieta del vacío que vivía su familia. Lo veia en Hope. Lo veia en Rebekah… Incluso lo veia en Kol las pocas veces que había acudido de visita…

    Pero la vida había seguido. Keelan se había convertido en jefe de emergencias en el hospital. Era respetado, era querido. Era una figura de referencia para sus colegas y para el barrio francés. Por su parte, Freya trabajaba en el ayuntamiento, una forma de asegurarse de mantener el orden en su ciudad…

    Pero esa paz se había ido al cuerno unas semanas atrás cuando un tipo, que más tarde conocerían como el arcángel Miguel, se presentó en el complejo intentando venderles la idea de una raza superior. Por su seguridad Kol, Rebekah y Marcel decidieron ocultarse. Y, por ende, Hope tambien tuvo que ser puesta a salvo…

    Y, como las desgracias nunca vienen solas…

    >>El sol la cegaba. Podía sentir el calor en su piel y una quemazón lacerante en su brazo derecho. No… No era su brazo… Pero lo reconocía… Esos dedos largos y finos… Miró a su alrededor… Estaba en mitad de una pradera… Todo era verde… Sabía que estaba lejos de casa… Algo se lo decía… El calor…

    Entonces vio aquella marca… Una media luna engarzada con una triqueta… No reconocía ese símbolo. Pero sentía el enorme poder que emanaba de este, como el eco vibrante del dolor ligado a tan poderoso hechizo…

    Y entonces…

    Despertó sobresaltada incorporándose como un resorte en la cama. Su frente, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor a pesar de la camiseta de tirantes de su pijama, a pesar de la dulce brisa nocturna que se filtraba por la ventana abierta de su dormitorio en el Complejo.

    Su respiración era agitada y su cerebro trabajaba para recomponer las imágenes que había visto en aquel sueño… Lo había sentido… Era real… Sabía que él había vuelto a casa…

    Notó el beso que su marido dejó sobre su hombro cuando se incorporó y le preguntó, preocupado qué era lo que ocurría. Freya miró a su marido con una expresión que navegaba entre la alegría incontrolada y la aterrorizada incomprensión, porque solo algo muy poderoso podría haber logrado traer de vuelta a…

    -Klaus… -le dijo a Keelan- Es Klaus. Ha regresado…


    ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙭𝙩𝙤: https://x.com/WH0YAGONNACALL/status/1479143818029113345

    ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙚𝙙𝙞𝙩 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖: me aka Freya Mikaelson
    𖦹.   ━━━━ "...𝒏𝙞 𝙖 𝙣𝒂𝙙𝒊𝙚 𝙢𝒂́𝙨"        ˚ ͙۪۪̥◌ › ︴ᴡɪᴛʜ﹕[las7malraux] ︴       Perder a un hermano era algo que la primogénita Mikaelson no desearía ni siquiera a su peor enemigo. Y ella los había perdido demasiadas veces… La primera vez cuando Dahlia se la llevó apartándola de su familia siendo demasiado pequeña como para guardar demasiados recuerdos a los que aferrarse. La segunda vez… había sucedido con la muerte de su hermano Finn por culpa de Lucien Castle… La tercera… Puede que la tercera hubiera sido la peor, la que más dolió… A pesar de saber que sus hermanos partían en paz y que morían bajo sus propios términos… Uno para salvar a su hija y su familia y el otro para acompañar en la vida eterna a su hermano menor. Pero ese sentimiento agridulce no desaparecía de la boca del estómago de Freya Mikaelson. Ni siquiera cuando nació su hijo, al que puso el nombre de su hermano. Era feliz. Sí. Lo era… Tenía un marido estupendo y un hijo al que adoraba con locura desenfrenada, pero… ¿Cómo de feliz se puede ser viendo para siempre un enorme vacío en el hueco que deberían ocupar tus hermanos y tu cuñada? Habían pasado años… complicados. Porque, aunque Nueva Orleans ahora era un espacio tranquilo y seguro, la verdad era que donde mirase veia la enorme grieta del vacío que vivía su familia. Lo veia en Hope. Lo veia en Rebekah… Incluso lo veia en Kol las pocas veces que había acudido de visita… Pero la vida había seguido. Keelan se había convertido en jefe de emergencias en el hospital. Era respetado, era querido. Era una figura de referencia para sus colegas y para el barrio francés. Por su parte, Freya trabajaba en el ayuntamiento, una forma de asegurarse de mantener el orden en su ciudad… Pero esa paz se había ido al cuerno unas semanas atrás cuando un tipo, que más tarde conocerían como el arcángel Miguel, se presentó en el complejo intentando venderles la idea de una raza superior. Por su seguridad Kol, Rebekah y Marcel decidieron ocultarse. Y, por ende, Hope tambien tuvo que ser puesta a salvo… Y, como las desgracias nunca vienen solas… >>El sol la cegaba. Podía sentir el calor en su piel y una quemazón lacerante en su brazo derecho. No… No era su brazo… Pero lo reconocía… Esos dedos largos y finos… Miró a su alrededor… Estaba en mitad de una pradera… Todo era verde… Sabía que estaba lejos de casa… Algo se lo decía… El calor… Entonces vio aquella marca… Una media luna engarzada con una triqueta… No reconocía ese símbolo. Pero sentía el enorme poder que emanaba de este, como el eco vibrante del dolor ligado a tan poderoso hechizo… Y entonces… Despertó sobresaltada incorporándose como un resorte en la cama. Su frente, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor a pesar de la camiseta de tirantes de su pijama, a pesar de la dulce brisa nocturna que se filtraba por la ventana abierta de su dormitorio en el Complejo. Su respiración era agitada y su cerebro trabajaba para recomponer las imágenes que había visto en aquel sueño… Lo había sentido… Era real… Sabía que él había vuelto a casa… Notó el beso que su marido dejó sobre su hombro cuando se incorporó y le preguntó, preocupado qué era lo que ocurría. Freya miró a su marido con una expresión que navegaba entre la alegría incontrolada y la aterrorizada incomprensión, porque solo algo muy poderoso podría haber logrado traer de vuelta a… -Klaus… -le dijo a Keelan- Es Klaus. Ha regresado… ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙭𝙩𝙤: https://x.com/WH0YAGONNACALL/status/1479143818029113345 ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙚𝙙𝙞𝙩 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖: me aka [THE0LDERSISTER]
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  • Había algo en Nueva Orleans que siempre le hablaba en susurros a Esme. No eran las luces ni la música que brotaba de cada rincón, sino los silencios entre las tumbas, los secretos que se deslizaban como niebla por los callejones del Barrio Francés. Esa noche, con la luna colgada baja y amarilla sobre el cielo, Esme caminaba entre los panteones antiguos del cementerio de Lafayette, siguiendo rumores de lo oculto, buscando respuestas que ni siquiera sabía cómo formular.

    Fue entonces cuando escuchó los pasos apresurados, el murmullo de una voz que invocaba algo más viejo que el tiempo y el eco de una persecución que no estaba destinada para ojos mortales.

    Y la vio.

    Hilda.

    El vestido raído, la piel salpicada de magia antigua y miedo. Corría, no hacia la vida, sino huyendo de la muerte. De aquellos que la querían ver callada, enterrada, desaparecida.

    Esme no lo pensó. Su cuerpo se movió por instinto, como si algo en su sangre recordara un pacto sellado mucho antes de que ella naciera. Se interpuso entre Hilda y sus perseguidores, con nada más que su determinación y un fuego recién nacido en las manos, uno que no sabía que podía arder en ella.

    La lucha fue confusa. Rápida. Un parpadeo envuelto en sombras y maldiciones. Pero al final, quedaron solas. Respirando fuerte, mirándose como si se hubieran reconocido sin haberse visto nunca antes.

    —¿Quién eres? —preguntó Hilda, con voz áspera pero ojos suaves.

    —No lo sé —respondió Esme—. Pero creo que te estaba buscando.

    Desde esa noche, no se separaron. Hilda encontró en Esme un faro inesperado, y Esme encontró en Hilda no solo las respuestas que buscaba, sino también un propósito. Se cuidaron mutuamente, como sólo lo hacen quienes han cruzado juntas la línea entre lo terrenal y lo invisible. Unidas por un instante de destino y una promesa no dicha.

    Porque en Nueva Orleans, las almas se cruzan cuando tienen que cruzarse.

    Esme y Hilda… estaban destinadas a encontrarse. Después de eso, se dió cuenta que familia no es sólo la que comparte tu misma sangre.
    Había algo en Nueva Orleans que siempre le hablaba en susurros a Esme. No eran las luces ni la música que brotaba de cada rincón, sino los silencios entre las tumbas, los secretos que se deslizaban como niebla por los callejones del Barrio Francés. Esa noche, con la luna colgada baja y amarilla sobre el cielo, Esme caminaba entre los panteones antiguos del cementerio de Lafayette, siguiendo rumores de lo oculto, buscando respuestas que ni siquiera sabía cómo formular. Fue entonces cuando escuchó los pasos apresurados, el murmullo de una voz que invocaba algo más viejo que el tiempo y el eco de una persecución que no estaba destinada para ojos mortales. Y la vio. Hilda. El vestido raído, la piel salpicada de magia antigua y miedo. Corría, no hacia la vida, sino huyendo de la muerte. De aquellos que la querían ver callada, enterrada, desaparecida. Esme no lo pensó. Su cuerpo se movió por instinto, como si algo en su sangre recordara un pacto sellado mucho antes de que ella naciera. Se interpuso entre Hilda y sus perseguidores, con nada más que su determinación y un fuego recién nacido en las manos, uno que no sabía que podía arder en ella. La lucha fue confusa. Rápida. Un parpadeo envuelto en sombras y maldiciones. Pero al final, quedaron solas. Respirando fuerte, mirándose como si se hubieran reconocido sin haberse visto nunca antes. —¿Quién eres? —preguntó Hilda, con voz áspera pero ojos suaves. —No lo sé —respondió Esme—. Pero creo que te estaba buscando. Desde esa noche, no se separaron. Hilda encontró en Esme un faro inesperado, y Esme encontró en Hilda no solo las respuestas que buscaba, sino también un propósito. Se cuidaron mutuamente, como sólo lo hacen quienes han cruzado juntas la línea entre lo terrenal y lo invisible. Unidas por un instante de destino y una promesa no dicha. Porque en Nueva Orleans, las almas se cruzan cuando tienen que cruzarse. Esme y Hilda… estaban destinadas a encontrarse. Después de eso, se dió cuenta que familia no es sólo la que comparte tu misma sangre.
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  • Había respondido una llamada aquella noche, lo sacaron prácticamente de las sábanas blancas de ese hotel en las afueras del Barrio Francés donde solía quedarse para no tener que hacerlo en la casa Du Lac, que no había pisado desde hace cien años. Con la pereza que lo caracterizaba, arrastró los pies hasta la recepción, como odiaba que no supieran manejar a una simple rata que no hacía más que generar problemas, pero como era la costumbre quien tenía que terminar el trabajo era él. Por lo menos no podía quejarse y ya lo tenían en una de las bodegas del Bayou pero tener que entrar a ese pantano después de lo que había pasado cien años atrás, bueno no era su lugar favorito tampoco. Se pasó la mano por las hebras azabaches de su cabello con fastidio y se subió al auto que esperaba para llevarlo hasta el lugar, genial se moría por encender un cigarrillo y aunque este inundara sus pulmones, al final no se convertía del todo en un vicio y tampoco lo mataría, por lo que una risa salió de sus labios, era divertido verse simple deseando algo que no podía ser. — Parfois, je déteste la façon dont je resseme à Louis.— Refunfuñó para sí mismo.

    Cuando llegaron todo estaba listo, lo habían torturado y por supuesto que había dicho lo que necesitaban, pero dejarlo ir no era una opción, el olor de la sangre hizo que sus ojos se volvieran rojos, había “desayunado” muy bien, la sangre del barrio francés aún era de sus favoritas, pero ahí estaba parado frente a un tipo que pronto pasaría ser parte de las filas del infierno. Si describiera lo que vino después de que cerraran la puerta tras él, seguramente será más que infrahumano, al final ni los huesos quedaron; lo único que había de un vestigio de que hubo ahí algo más que el, era la sangre que manchaba el traje Hermès que portaba ese día, junto con la que escurría de la plancha metálica detrás de él, lo había disfrutado, por supuesto, a veces eso saciaba su necesidad de cazar y matar, aún cuando no bebió ni una gota más, el sonido de las súplicas, de los huesos rotos, todo lo demás le hacían recordar los viejos tiempos donde podía hacerse pasar por un infante. — Je dis qu'il n'y a rien de plus excitant que ça.— Al final tampoco era tan diferente de Lestat.
    Había respondido una llamada aquella noche, lo sacaron prácticamente de las sábanas blancas de ese hotel en las afueras del Barrio Francés donde solía quedarse para no tener que hacerlo en la casa Du Lac, que no había pisado desde hace cien años. Con la pereza que lo caracterizaba, arrastró los pies hasta la recepción, como odiaba que no supieran manejar a una simple rata que no hacía más que generar problemas, pero como era la costumbre quien tenía que terminar el trabajo era él. Por lo menos no podía quejarse y ya lo tenían en una de las bodegas del Bayou pero tener que entrar a ese pantano después de lo que había pasado cien años atrás, bueno no era su lugar favorito tampoco. Se pasó la mano por las hebras azabaches de su cabello con fastidio y se subió al auto que esperaba para llevarlo hasta el lugar, genial se moría por encender un cigarrillo y aunque este inundara sus pulmones, al final no se convertía del todo en un vicio y tampoco lo mataría, por lo que una risa salió de sus labios, era divertido verse simple deseando algo que no podía ser. — Parfois, je déteste la façon dont je resseme à Louis.— Refunfuñó para sí mismo. Cuando llegaron todo estaba listo, lo habían torturado y por supuesto que había dicho lo que necesitaban, pero dejarlo ir no era una opción, el olor de la sangre hizo que sus ojos se volvieran rojos, había “desayunado” muy bien, la sangre del barrio francés aún era de sus favoritas, pero ahí estaba parado frente a un tipo que pronto pasaría ser parte de las filas del infierno. Si describiera lo que vino después de que cerraran la puerta tras él, seguramente será más que infrahumano, al final ni los huesos quedaron; lo único que había de un vestigio de que hubo ahí algo más que el, era la sangre que manchaba el traje Hermès que portaba ese día, junto con la que escurría de la plancha metálica detrás de él, lo había disfrutado, por supuesto, a veces eso saciaba su necesidad de cazar y matar, aún cuando no bebió ni una gota más, el sonido de las súplicas, de los huesos rotos, todo lo demás le hacían recordar los viejos tiempos donde podía hacerse pasar por un infante. — Je dis qu'il n'y a rien de plus excitant que ça.— Al final tampoco era tan diferente de Lestat.
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  • "Bienvenido a Nueva Orleans"
    Fandom The Vampire Diaries / The Originals / OC
    Categoría Fantasía

    ㅤㅤㅤㅤB𝐢e𝐧v𝐞n𝐢d𝐨 𝐚 𝐍u𝐞v𝐚 𝐎r𝐥e𝐚n𝐬
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Abel T Kovacs



    Aun no habían dilucidado siquiera la punta completa del iceberg del misterio por el cual Elijah, Hayley, él y… algunas criaturas sobrenaturales más habían regresado de la tumba. Era un hecho sin precedentes y, no malinterpretéis… Lo cierto era que Niklaus Mikaelson era feliz de haber regresado, de poder volver a respirar, de volver a sentir la luz del sol. Pero al mismo tiempo sabía que su regreso a la vida, que la marca en su brazo (y en la de su hermano y madre de su hija) no eran casualidad, no eran un tatuaje cutre que ninguno recordaba después de una borrachera. No. Allí había algo mucho más importante. Algo que no eran capaces de entender siquiera.

    Klaus podía sentirlo, no sabia el qué. Era como un pesar como un zumbido, como una sombra que se cernía sobre su cabeza de forma inevitable. No lo reconocía, no sabía a qué se enfrentaban y, sin embargo, durante un segundo, por una fracción de este, casi podía darle nombre. Eran apenas siquiera flashes, fogonazos…

    Y, después, una terrible jaqueca.

    -Hay un visitante en el St. James Infirmary -escuchó la voz de Freya, pero lo cierto era que su mirada estaba perdida en el infinito-¿Nik? ¿Estás bien?

    Klaus salió de su ensimismamiento y regresó a la realidad desviando su mirada hacia su hermana mayor.

    -Freya, ¿qué decías?

    -Me ha llamado Jannie, la camarera del St. James… Dice que hay un visitante que nadie reconoce. Un hombre adulto… No sabe quien es, pero… -decía Freya.

    Klaus curvó una rápida sonrisa, divertido con la situación.

    -¿Acaso jugueteas con la posibilidad de que, repentinamente, un extraño aparezca en Nueva Orleans con todas las respuestas al misterio que tenemos entre manos? -preguntó el Hibrido- Harto improbable, ¿no crees?


    Freya se encogió de hombros y se apoyó contra el umbral de la puerta.
    -No lo sé… -negó con la cabeza- No tengo ni idea, Nik… Esto es algo a lo que ninguno nos hemos enfrentado antes… -suspiró y negó con la cabeza antes de acercarse al hibrido original- Ni tu ni yo tenemos las respuestas, pero… Ir a echar un vistazo no te matara, ¿no?

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃. 𝙹𝚊𝚖𝚎𝚜 𝙸𝚗𝚏𝚒𝚛𝚖𝚊𝚛𝚢.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝙱𝚊𝚛𝚛𝚒𝚘 𝙵𝚛𝚊𝚗𝚌𝚎́𝚜.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝙽𝚞𝚎𝚟𝚊 𝙾𝚛𝚕𝚎𝚊𝚗𝚜.

    Divisó desde la puerta a aquel extraño visitante. En un local donde todo era colorido y todo eran risas y diversión solo un hombre destacaba, sentado a la barra. No es que saltara a simple vista que era distinto o que un pudiera averiguar con solo observarlo qué lo hacía diferente. Simplemente, era una sensación. Si, Nueva Orleans era una ciudad realmente turística, pero solo criaturas sobrenaturales o amigos de estos frecuentaban ese lugar. Como si fuera un secreto y un rumor que corriera a voces al mismo tiempo. Asi que… o ese tipo había dado con aquello por casualidad, o… Había gato encerrado. Fuera como fuera. Valia la pena echar un vistazo.

    Asi que, usando su velocidad vampírica, en un instante el asiento al lado del recién llegado estaba vacío y, un segundo después estaba ocupado por Klaus Mikaelson quien, usando solo dos dedos y una rápida mirada a la camarera, obtuvo un vaso de whisky frente a sí.

    -Bienvenido al Barrio Francés -saludó el Hibrido Original dedicando una tranquila y aparentemente amigable mirada al hombre sentado a su lado.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D

    ⤷ Dinámica de compañero de rol aleatorio
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤB𝐢e𝐧v𝐞n𝐢d𝐨 𝐚 𝐍u𝐞v𝐚 𝐎r𝐥e𝐚n𝐬 ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [orbit_turquoise_ape_723] ㅤ Aun no habían dilucidado siquiera la punta completa del iceberg del misterio por el cual Elijah, Hayley, él y… algunas criaturas sobrenaturales más habían regresado de la tumba. Era un hecho sin precedentes y, no malinterpretéis… Lo cierto era que Niklaus Mikaelson era feliz de haber regresado, de poder volver a respirar, de volver a sentir la luz del sol. Pero al mismo tiempo sabía que su regreso a la vida, que la marca en su brazo (y en la de su hermano y madre de su hija) no eran casualidad, no eran un tatuaje cutre que ninguno recordaba después de una borrachera. No. Allí había algo mucho más importante. Algo que no eran capaces de entender siquiera. Klaus podía sentirlo, no sabia el qué. Era como un pesar como un zumbido, como una sombra que se cernía sobre su cabeza de forma inevitable. No lo reconocía, no sabía a qué se enfrentaban y, sin embargo, durante un segundo, por una fracción de este, casi podía darle nombre. Eran apenas siquiera flashes, fogonazos… Y, después, una terrible jaqueca. -Hay un visitante en el St. James Infirmary -escuchó la voz de Freya, pero lo cierto era que su mirada estaba perdida en el infinito-¿Nik? ¿Estás bien? Klaus salió de su ensimismamiento y regresó a la realidad desviando su mirada hacia su hermana mayor. -Freya, ¿qué decías? -Me ha llamado Jannie, la camarera del St. James… Dice que hay un visitante que nadie reconoce. Un hombre adulto… No sabe quien es, pero… -decía Freya. Klaus curvó una rápida sonrisa, divertido con la situación. -¿Acaso jugueteas con la posibilidad de que, repentinamente, un extraño aparezca en Nueva Orleans con todas las respuestas al misterio que tenemos entre manos? -preguntó el Hibrido- Harto improbable, ¿no crees? Freya se encogió de hombros y se apoyó contra el umbral de la puerta. -No lo sé… -negó con la cabeza- No tengo ni idea, Nik… Esto es algo a lo que ninguno nos hemos enfrentado antes… -suspiró y negó con la cabeza antes de acercarse al hibrido original- Ni tu ni yo tenemos las respuestas, pero… Ir a echar un vistazo no te matara, ¿no? ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃. 𝙹𝚊𝚖𝚎𝚜 𝙸𝚗𝚏𝚒𝚛𝚖𝚊𝚛𝚢. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝙱𝚊𝚛𝚛𝚒𝚘 𝙵𝚛𝚊𝚗𝚌𝚎́𝚜. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝙽𝚞𝚎𝚟𝚊 𝙾𝚛𝚕𝚎𝚊𝚗𝚜. Divisó desde la puerta a aquel extraño visitante. En un local donde todo era colorido y todo eran risas y diversión solo un hombre destacaba, sentado a la barra. No es que saltara a simple vista que era distinto o que un pudiera averiguar con solo observarlo qué lo hacía diferente. Simplemente, era una sensación. Si, Nueva Orleans era una ciudad realmente turística, pero solo criaturas sobrenaturales o amigos de estos frecuentaban ese lugar. Como si fuera un secreto y un rumor que corriera a voces al mismo tiempo. Asi que… o ese tipo había dado con aquello por casualidad, o… Había gato encerrado. Fuera como fuera. Valia la pena echar un vistazo. Asi que, usando su velocidad vampírica, en un instante el asiento al lado del recién llegado estaba vacío y, un segundo después estaba ocupado por Klaus Mikaelson quien, usando solo dos dedos y una rápida mirada a la camarera, obtuvo un vaso de whisky frente a sí. -Bienvenido al Barrio Francés -saludó el Hibrido Original dedicando una tranquila y aparentemente amigable mirada al hombre sentado a su lado. #Personajes3D #3D #Comunidad3D ⤷ Dinámica de compañero de rol aleatorio
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  • — Supongo que hoy debería divertirme… debería ir al Barrio Francés en lugar del Bayou.—
    — Supongo que hoy debería divertirme… debería ir al Barrio Francés en lugar del Bayou.—
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  • A Discovery of Witches
    Fandom Oc
    Categoría Fantasía

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝑂𝑝𝑒𝑛 𝑤𝑖𝑑𝑒
    ㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ 𝑌𝑜𝑢 𝑤𝑒𝑟𝑒 𝑏𝑜𝑟𝑛 𝑡𝑜 ℎ𝑦𝑝𝑛𝑜𝑡𝑖𝑧𝑒 𝑡ℎ𝑒𝑚 𝑎𝑙𝑙
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝑇ℎ𝑒𝑦 𝑠𝑎𝑖𝑑 𝑡ℎ𝑒𝑖𝑟 𝑝𝑟𝑎𝑦𝑒𝑟𝑠
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝐶𝑎𝑛 𝑦𝑜𝑢 ℎ𝑒𝑎𝑟 𝑚𝑒 𝑢𝑝 𝑡ℎ𝑒𝑟𝑒?

    ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍⤹ starter para [witcheddemon]


    —Desde que había descubierto que era brujo su vida había cambiado bastante. Sin embargo, algunas cosas se mantenían igual. Aún no sabía de dónde venía. Sí, su vida en general había sido bastante buena, una infancia plena, con unos padres que lo adoran, nunca le faltó de nada, pero la pregunta siempre estuvo ahí. Tras descubrir que venía de un largo linaje de brujos dicha pregunta sólo se hizo más presente. ¿Quién era su verdadera familia? ¿Quién era Danny Bishop en realidad?

    Había estado estudiando el Libro en estos últimos meses, recibiendo clases por parte de Spinel y de Luke y lo cierto era que mejoraba bastante rápido. Por ello mismo era que había decidido dar aquel paso. Estuvo investigando zonas en las que había aparecido su apellido, contrastando entre lo que encontraba en Internet y de otros medios algo más místicos. El más reciente lo había llevado hasta aquella ciudad de Louisiana, más concretamente al Barrio Francés. Ya en un principio, nada más mencionarlo, su familiar le había contado la realidad de aquella ciudad: un hervidero de criaturas sobrenaturales, uno de los más importantes del mundo, incluso. El destino estaba decidido.

    Allí había conocido al mismísimo Klaus Mikaelson, el híbrido original, lo que al principio parecía una amenaza para su vida, pero acabó convirtiéndose en un punto de inflexión, pues no era la primera vez que este milenario híbrido se encontraba con un Bishop, en realidad. Fue así como Danny descubrió un nombre que hizo que le diese un vuelco el corazón, Diana Bishop, una bruja que había conocido treinta años antes y que era todo un prodigio con la magia.

    Pero no solo era una poderosa bruja, resultaba ser, también, la madre biológica de Danny. Una poderosa bruja, protectora de los inocentes, con el poder de controlar el tiempo. Una muchacha que vivía en Oxford, historiadora y aficionada a la alquimia. No supo decirle mucho más, pues Klaus tampoco conocía todos los detalles de la vida de Diana, pero sin duda era algo, una nueva pista, un poco de información. El chico volvió a Chicago, con esperanzas renovadas y un par de aventuras vividas nuevas. Pero, en todo ese tiempo, había una persona que había echado demasiado de menos.

    Nada más llegar a la ciudad, conforme se estaba subiendo al uber que lo llevaría a casa, Danny sacó su teléfono para mandarle un mensaje a Oliver. “Estoy de vuelta en Chicago, por fin. Aunque aún me quedan un par de días de vacaciones. ¿Sigues en Nueva York?” le escribió, esperando que le dijese que también estaba en la ciudad—
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝑂𝑝𝑒𝑛 𝑤𝑖𝑑𝑒 ㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ 𝑌𝑜𝑢 𝑤𝑒𝑟𝑒 𝑏𝑜𝑟𝑛 𝑡𝑜 ℎ𝑦𝑝𝑛𝑜𝑡𝑖𝑧𝑒 𝑡ℎ𝑒𝑚 𝑎𝑙𝑙 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝑇ℎ𝑒𝑦 𝑠𝑎𝑖𝑑 𝑡ℎ𝑒𝑖𝑟 𝑝𝑟𝑎𝑦𝑒𝑟𝑠 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝐶𝑎𝑛 𝑦𝑜𝑢 ℎ𝑒𝑎𝑟 𝑚𝑒 𝑢𝑝 𝑡ℎ𝑒𝑟𝑒? ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍⤹ starter para [witcheddemon] —Desde que había descubierto que era brujo su vida había cambiado bastante. Sin embargo, algunas cosas se mantenían igual. Aún no sabía de dónde venía. Sí, su vida en general había sido bastante buena, una infancia plena, con unos padres que lo adoran, nunca le faltó de nada, pero la pregunta siempre estuvo ahí. Tras descubrir que venía de un largo linaje de brujos dicha pregunta sólo se hizo más presente. ¿Quién era su verdadera familia? ¿Quién era Danny Bishop en realidad? Había estado estudiando el Libro en estos últimos meses, recibiendo clases por parte de Spinel y de Luke y lo cierto era que mejoraba bastante rápido. Por ello mismo era que había decidido dar aquel paso. Estuvo investigando zonas en las que había aparecido su apellido, contrastando entre lo que encontraba en Internet y de otros medios algo más místicos. El más reciente lo había llevado hasta aquella ciudad de Louisiana, más concretamente al Barrio Francés. Ya en un principio, nada más mencionarlo, su familiar le había contado la realidad de aquella ciudad: un hervidero de criaturas sobrenaturales, uno de los más importantes del mundo, incluso. El destino estaba decidido. Allí había conocido al mismísimo Klaus Mikaelson, el híbrido original, lo que al principio parecía una amenaza para su vida, pero acabó convirtiéndose en un punto de inflexión, pues no era la primera vez que este milenario híbrido se encontraba con un Bishop, en realidad. Fue así como Danny descubrió un nombre que hizo que le diese un vuelco el corazón, Diana Bishop, una bruja que había conocido treinta años antes y que era todo un prodigio con la magia. Pero no solo era una poderosa bruja, resultaba ser, también, la madre biológica de Danny. Una poderosa bruja, protectora de los inocentes, con el poder de controlar el tiempo. Una muchacha que vivía en Oxford, historiadora y aficionada a la alquimia. No supo decirle mucho más, pues Klaus tampoco conocía todos los detalles de la vida de Diana, pero sin duda era algo, una nueva pista, un poco de información. El chico volvió a Chicago, con esperanzas renovadas y un par de aventuras vividas nuevas. Pero, en todo ese tiempo, había una persona que había echado demasiado de menos. Nada más llegar a la ciudad, conforme se estaba subiendo al uber que lo llevaría a casa, Danny sacó su teléfono para mandarle un mensaje a Oliver. “Estoy de vuelta en Chicago, por fin. Aunque aún me quedan un par de días de vacaciones. ¿Sigues en Nueva York?” le escribió, esperando que le dijese que también estaba en la ciudad—
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