• 𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝:
    ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
    El sonido de pasos firmes rompió el silencio del pasillo iluminado por la luz matutina que atravesaba los vitrales. Agatha estaba allí, apoyada contra una columna, observando las formas de colores que bailaban en el suelo.

    Adelaida apareció al doblar la esquina, caminando con calma, su expresión serena como siempre. Al verla, Agatha se enderezó, dejando escapar un suspiro que delataba su impaciencia.

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    —Llegas tarde.
    [Murmuró, cruzando los brazos.]

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Un minuto, si acaso.
    [Respondió con una leve sonrisa, deteniéndose frente a ella.]

    Agatha no pudo evitar rodar los ojos, pero su semblante cambió cuando Adelaida se inclinó ligeramente hacia ella, bajando la voz.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Tenemos que hablar esta noche. Tú, Barristan y yo.

    La tranquilidad habitual de Adelaida contrastaba con la tensión que se reflejó en el rostro de Agatha.

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    —¿Por qué? ¿Qué pasa?
    [Preguntó, su tono apenas un susurro.]

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Encontré algo. Una oportunidad para que puedas salir de aquí.
    [Respondió directa, aunque sin alterar su tono.]

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Sintió un nudo en el estómago, y su mirada se endureció.]
    —¿Salir? ¿Cómo?

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —No quiero adelantarte nada hasta estar completamente segura.
    Por eso debemos reunirnos esta noche. Si lo que descubrí es cierto, podría ser nuestra mejor opción.
    [Explicó, manteniendo la calma.]

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Bajó la mirada, procesando las palabras de su amiga. Su voz salió más baja esta vez.]
    —¿Y si no lo es?

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Ella le puso una mano en el hombro, su gesto tan firme como tranquilizador.]
    —Por eso quiero corroborarlo. Confía en mí.

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Asintió lentamente, aunque su expresión seguía cargada de preocupación.]
    —Lo haré. Estaré allí.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Retiró su mano, satisfecha con la respuesta, y tras una breve pausa, preguntó:]
    —Por cierto, ¿sigues sin poder manifestar a Orión?

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Apretó los labios, visiblemente molesta consigo misma.]
    —No. Desde lo que pasó con Archibald, es como si hubiera desaparecido. No puedo llamarlo, no puedo usar sus poderes.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Frunció ligeramente el ceño, aunque su tono se mantuvo neutral.]
    —¿Crees que está relacionado con lo que intentó hacerle?

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    —Tiene que ser eso. Es como si algo lo hubiera bloqueado dentro de mí.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Asintió, reflexiva.]
    —Quizá, si conseguimos esto, también podamos encontrar respuestas para Orión.

    Antes de que pudieran continuar, un guardia apareció al fondo del pasillo, golpeando el suelo con la lanza para llamar su atención.

    𝔾𝕦𝕒𝕣𝕕𝕚𝕒:
    —Señoritas, deben regresar a sus alcobas.

    Ambas intercambiaron una última mirada.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Esta noche...
    [Dijo con suavidad antes de girarse y caminar tranquilamente por el pasillo opuesto.]

    Agatha se quedó allí un momento más, respirando profundamente para calmarse, antes de seguir al guardia.
    ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
    𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝: ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅ El sonido de pasos firmes rompió el silencio del pasillo iluminado por la luz matutina que atravesaba los vitrales. Agatha estaba allí, apoyada contra una columna, observando las formas de colores que bailaban en el suelo. Adelaida apareció al doblar la esquina, caminando con calma, su expresión serena como siempre. Al verla, Agatha se enderezó, dejando escapar un suspiro que delataba su impaciencia. 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: —Llegas tarde. [Murmuró, cruzando los brazos.] 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Un minuto, si acaso. [Respondió con una leve sonrisa, deteniéndose frente a ella.] Agatha no pudo evitar rodar los ojos, pero su semblante cambió cuando Adelaida se inclinó ligeramente hacia ella, bajando la voz. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Tenemos que hablar esta noche. Tú, Barristan y yo. La tranquilidad habitual de Adelaida contrastaba con la tensión que se reflejó en el rostro de Agatha. 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: —¿Por qué? ¿Qué pasa? [Preguntó, su tono apenas un susurro.] 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Encontré algo. Una oportunidad para que puedas salir de aquí. [Respondió directa, aunque sin alterar su tono.] 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Sintió un nudo en el estómago, y su mirada se endureció.] —¿Salir? ¿Cómo? 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —No quiero adelantarte nada hasta estar completamente segura. Por eso debemos reunirnos esta noche. Si lo que descubrí es cierto, podría ser nuestra mejor opción. [Explicó, manteniendo la calma.] 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Bajó la mirada, procesando las palabras de su amiga. Su voz salió más baja esta vez.] —¿Y si no lo es? 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Ella le puso una mano en el hombro, su gesto tan firme como tranquilizador.] —Por eso quiero corroborarlo. Confía en mí. 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Asintió lentamente, aunque su expresión seguía cargada de preocupación.] —Lo haré. Estaré allí. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Retiró su mano, satisfecha con la respuesta, y tras una breve pausa, preguntó:] —Por cierto, ¿sigues sin poder manifestar a Orión? 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Apretó los labios, visiblemente molesta consigo misma.] —No. Desde lo que pasó con Archibald, es como si hubiera desaparecido. No puedo llamarlo, no puedo usar sus poderes. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Frunció ligeramente el ceño, aunque su tono se mantuvo neutral.] —¿Crees que está relacionado con lo que intentó hacerle? 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: —Tiene que ser eso. Es como si algo lo hubiera bloqueado dentro de mí. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Asintió, reflexiva.] —Quizá, si conseguimos esto, también podamos encontrar respuestas para Orión. Antes de que pudieran continuar, un guardia apareció al fondo del pasillo, golpeando el suelo con la lanza para llamar su atención. 𝔾𝕦𝕒𝕣𝕕𝕚𝕒: —Señoritas, deben regresar a sus alcobas. Ambas intercambiaron una última mirada. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Esta noche... [Dijo con suavidad antes de girarse y caminar tranquilamente por el pasillo opuesto.] Agatha se quedó allí un momento más, respirando profundamente para calmarse, antes de seguir al guardia. ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
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  • #MonoRol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈


    La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil.

    Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón.

    La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer.

    El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey.

    Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz.

    Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales.

    En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela.

    A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban.

    Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈 La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil. Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón. La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer. El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey. Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz. Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales. En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela. A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban. Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
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  • ──── ¡𝘚𝘦𝘭𝘧𝘪𝘦! 𝘋𝘪𝘰𝘴𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢. ──── 𝐒𝐮𝐧𝐝𝐚𝐲 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭.

    ( https://youtu.be/d9SIO_2vehM?si=i27Raykd1wEpcDVO )
    ──── ¡𝘚𝘦𝘭𝘧𝘪𝘦! 𝘋𝘪𝘰𝘴𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢. ──── 𝐒𝐮𝐧𝐝𝐚𝐲 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭. ( https://youtu.be/d9SIO_2vehM?si=i27Raykd1wEpcDVO )
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  • 𝕸𝖎 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖍𝖊𝖑𝖆𝖇𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖇𝖗𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖆𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖕𝖔𝖗 𝖙𝖚𝖘 𝖈𝖆𝖗𝖎𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖞 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗𝖒𝖊 𝖈𝖊𝖓𝖎𝖟𝖆𝖘 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖇𝖗𝖆𝖟𝖔𝖘 𝖘𝖔́𝖑𝖔 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖉𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖓𝖊́𝖈𝖙𝖆𝖗 𝖉𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖑𝖆𝖇𝖎𝖔𝖘.
    𝕸𝖎 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖍𝖊𝖑𝖆𝖇𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖇𝖗𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖆𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖕𝖔𝖗 𝖙𝖚𝖘 𝖈𝖆𝖗𝖎𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖞 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗𝖒𝖊 𝖈𝖊𝖓𝖎𝖟𝖆𝖘 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖇𝖗𝖆𝖟𝖔𝖘 𝖘𝖔́𝖑𝖔 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖉𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖓𝖊́𝖈𝖙𝖆𝖗 𝖉𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖑𝖆𝖇𝖎𝖔𝖘.
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  • ‧₊˚ ⋅♡𓂃 ࣪ ִֶָ☾.

    𝙔𝙚𝙨, 𝙄 𝙖𝙢 𝙩𝙝𝙖𝙩 𝙜𝙞𝙧𝙡 ✮⋆˙
    ‧₊˚ ☁️⋅♡𓂃 ࣪ ִֶָ☾. 𝙔𝙚𝙨, 𝙄 𝙖𝙢 𝙩𝙝𝙖𝙩 𝙜𝙞𝙧𝙡 ✮⋆˙
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  • ℳ𝒪𝒩𝒪ℛ𝒪ℒ
    Un amplio balcón de mármol negro, iluminado por la luz de la luna, se abre al frío viento nocturno que acaricia las capas de ambos hombres. Archibald Ragnaki, con su postura imponente, fija la mirada en el horizonte, mientras Genius, apoyado en la baranda con una copa de vino en la mano, lo observa de reojo, con una mezcla de envidia y cautela.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa burlona.-
    —Qué noche tan hermosa, majestad. Aunque supongo que para ti, incluso la luna debe parecerte insuficiente.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sin voltear, con voz fría.-
    —Y para ti, Genius, cualquier cosa que no brille como oro debe parecerte irrelevante.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se encoge de hombros, bebiendo un sorbo.-
    —Tienes razón, por supuesto. Pero no puedo evitar preguntarme, majestad, ¿es realmente necesario montar ese espectáculo en Lagos? Podrías simplemente enviar a alguien más... o mejor aún, dejar que el viejo rey se pudra en su trono.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Girándose lentamente hacia él, con una sonrisa helada.-
    —¿Dejarlo pudrirse? No. Lo que planeo es mucho más entretenido. Iré personalmente, Genius. Mi dragón dorado será lo último que ese anciano verá antes de que lo destrone.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se ríe con incredulidad, pero sus ojos traicionan un toque de miedo.-
    —¿Destronarlo? ¿Y coronarte rey de Lagos? Qué ambicioso, incluso para ti.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Da un paso hacia Genius, su mirada fija como un cuchillo.-
    —Ambición, Genius, es lo que separa a los hombres como yo de los parásitos como tú.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Le lanza una mirada mordaz, pero su tono se mantiene falso y adulador.-
    —Majestad, no es mi intención cuestionarte, pero esto suena más como un riesgo innecesario que como una estrategia brillante.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Suelta una carcajada fría.-
    —Genius, si entendieras la estrategia, no estarías aquí gastando mi aire. Lo único innecesario en este reino eres tú.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Frunce el ceño, apretando la copa con fuerza.-
    —Cuidado con tus palabras, Archibald. Soy tu consejero, no tu sirviente.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Ríe aún más fuerte, acercándose hasta estar a un paso de él.-
    —¿Consejero? Genius, lo único que me has aconsejado es cómo gastar dinero en tus caprichos inútiles. Pero te lo concedo: eres entretenido.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se inclina ligeramente, con un tono venenoso.-
    —Entonces espero seguir entreteniéndote, majestad. Porque si fallas en Lagos, puede que yo termine siendo más útil que tú.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Su expresión se endurece, pero su sonrisa persiste.-
    —Si fallara, Genius, cosa que no sucederá, tú serías el primero en caer. Porque mientras yo tengo un dragón dorado, tú solo tienes esa lengua venenosa.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa tensa, levanta su copa en un falso brindis.-
    —Por supuesto, majestad. Que la luna te guíe en tu conquista... y que no te queme tu propia ambición.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sin inmutarse, con tono frío.-
    —Genius, antes de que olvides tu único propósito aquí, dime: ¿mi ejército ya comenzó su marcha hacia las Ciudades Blancas?

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se endereza, algo nervioso por el cambio de tema.-
    —Por supuesto, majestad. Salieron hace una semana, como ordenaste. Aunque, sinceramente, no entiendo por qué te preocupas tanto.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sonríe con desdén.-
    —¿Por qué me preocupo? Porque las Ciudades Blancas no son solo un simple reino, Genius. Son la clave para dominar la otra mitad del continente. Conquistar Lagos es un paso, pero las Ciudades Blancas... esas son la joya. Un lugar lleno de individuos con poderes únicos en magia blanca, una fuerza que incluso tú deberías temer.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se ríe nerviosamente.-
    —¿Temerles? Por favor, majestad, esos fanáticos no son rivales para ti.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Su tono se vuelve más cortante.-
    —No son rivales, pero son necesarios. Con su magia y su territorio bajo mi control, nadie en este continente tendrá el poder de desafiarme.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con cautela, probando el terreno.-
    —Nadie... excepto el Reach, ¿no es así?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se queda en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte.-
    —El Reach es un problema. Su ejército es más grande, su poder, más vasto. Pero incluso ellos tienen sus debilidades.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa venenosa.-
    —¿Y qué harás con ellos, majestad? ¿Un dragón dorado será suficiente para derribar al reino más poderoso del continente?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Ríe suavemente, pero su tono es gélido.-
    —Genius, controlar el continente no es mi objetivo principal. El Reach es solo una pieza más en este juego. Cuando llegue el momento, sabrás cuál es mi verdadero propósito... si sigues siendo útil para entonces.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Sorprendido, intenta ocultar su intriga.-
    —Siempre tan misterioso, majestad. Aunque me pregunto si ese gran propósito tuyo no terminará consumiéndote.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se gira hacia él, con una sonrisa que hiela la sangre.-
    —Genius, preocúpate por ti mismo. Nadie en este juego está a salvo, y tú eres el más prescindible de todos.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con un tono burlón para ocultar su inquietud.-
    —Qué alentador. ¿Entonces cuándo comienza tu glorioso espectáculo en Lagos?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se da la vuelta hacia el horizonte, su capa ondeando con el viento.-
    —En dos días. Mi dragón y yo partiremos al amanecer. Es hora de que Lagos se arrodille... y que el continente sienta mi presencia.

    La conversación termina en un silencio cargado. Archibald vuelve a mirar el horizonte con determinación, mientras Genius bebe apresuradamente, cada vez más inquieto por el hombre que tiene frente a él y el verdadero alcance de sus planes.
    ℳ𝒪𝒩𝒪ℛ𝒪ℒ Un amplio balcón de mármol negro, iluminado por la luz de la luna, se abre al frío viento nocturno que acaricia las capas de ambos hombres. Archibald Ragnaki, con su postura imponente, fija la mirada en el horizonte, mientras Genius, apoyado en la baranda con una copa de vino en la mano, lo observa de reojo, con una mezcla de envidia y cautela. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa burlona.- —Qué noche tan hermosa, majestad. Aunque supongo que para ti, incluso la luna debe parecerte insuficiente. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sin voltear, con voz fría.- —Y para ti, Genius, cualquier cosa que no brille como oro debe parecerte irrelevante. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se encoge de hombros, bebiendo un sorbo.- —Tienes razón, por supuesto. Pero no puedo evitar preguntarme, majestad, ¿es realmente necesario montar ese espectáculo en Lagos? Podrías simplemente enviar a alguien más... o mejor aún, dejar que el viejo rey se pudra en su trono. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Girándose lentamente hacia él, con una sonrisa helada.- —¿Dejarlo pudrirse? No. Lo que planeo es mucho más entretenido. Iré personalmente, Genius. Mi dragón dorado será lo último que ese anciano verá antes de que lo destrone. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se ríe con incredulidad, pero sus ojos traicionan un toque de miedo.- —¿Destronarlo? ¿Y coronarte rey de Lagos? Qué ambicioso, incluso para ti. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Da un paso hacia Genius, su mirada fija como un cuchillo.- —Ambición, Genius, es lo que separa a los hombres como yo de los parásitos como tú. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Le lanza una mirada mordaz, pero su tono se mantiene falso y adulador.- —Majestad, no es mi intención cuestionarte, pero esto suena más como un riesgo innecesario que como una estrategia brillante. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Suelta una carcajada fría.- —Genius, si entendieras la estrategia, no estarías aquí gastando mi aire. Lo único innecesario en este reino eres tú. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Frunce el ceño, apretando la copa con fuerza.- —Cuidado con tus palabras, Archibald. Soy tu consejero, no tu sirviente. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Ríe aún más fuerte, acercándose hasta estar a un paso de él.- —¿Consejero? Genius, lo único que me has aconsejado es cómo gastar dinero en tus caprichos inútiles. Pero te lo concedo: eres entretenido. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se inclina ligeramente, con un tono venenoso.- —Entonces espero seguir entreteniéndote, majestad. Porque si fallas en Lagos, puede que yo termine siendo más útil que tú. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Su expresión se endurece, pero su sonrisa persiste.- —Si fallara, Genius, cosa que no sucederá, tú serías el primero en caer. Porque mientras yo tengo un dragón dorado, tú solo tienes esa lengua venenosa. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa tensa, levanta su copa en un falso brindis.- —Por supuesto, majestad. Que la luna te guíe en tu conquista... y que no te queme tu propia ambición. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sin inmutarse, con tono frío.- —Genius, antes de que olvides tu único propósito aquí, dime: ¿mi ejército ya comenzó su marcha hacia las Ciudades Blancas? 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se endereza, algo nervioso por el cambio de tema.- —Por supuesto, majestad. Salieron hace una semana, como ordenaste. Aunque, sinceramente, no entiendo por qué te preocupas tanto. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sonríe con desdén.- —¿Por qué me preocupo? Porque las Ciudades Blancas no son solo un simple reino, Genius. Son la clave para dominar la otra mitad del continente. Conquistar Lagos es un paso, pero las Ciudades Blancas... esas son la joya. Un lugar lleno de individuos con poderes únicos en magia blanca, una fuerza que incluso tú deberías temer. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se ríe nerviosamente.- —¿Temerles? Por favor, majestad, esos fanáticos no son rivales para ti. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Su tono se vuelve más cortante.- —No son rivales, pero son necesarios. Con su magia y su territorio bajo mi control, nadie en este continente tendrá el poder de desafiarme. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con cautela, probando el terreno.- —Nadie... excepto el Reach, ¿no es así? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se queda en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte.- —El Reach es un problema. Su ejército es más grande, su poder, más vasto. Pero incluso ellos tienen sus debilidades. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa venenosa.- —¿Y qué harás con ellos, majestad? ¿Un dragón dorado será suficiente para derribar al reino más poderoso del continente? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Ríe suavemente, pero su tono es gélido.- —Genius, controlar el continente no es mi objetivo principal. El Reach es solo una pieza más en este juego. Cuando llegue el momento, sabrás cuál es mi verdadero propósito... si sigues siendo útil para entonces. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Sorprendido, intenta ocultar su intriga.- —Siempre tan misterioso, majestad. Aunque me pregunto si ese gran propósito tuyo no terminará consumiéndote. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se gira hacia él, con una sonrisa que hiela la sangre.- —Genius, preocúpate por ti mismo. Nadie en este juego está a salvo, y tú eres el más prescindible de todos. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con un tono burlón para ocultar su inquietud.- —Qué alentador. ¿Entonces cuándo comienza tu glorioso espectáculo en Lagos? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se da la vuelta hacia el horizonte, su capa ondeando con el viento.- —En dos días. Mi dragón y yo partiremos al amanecer. Es hora de que Lagos se arrodille... y que el continente sienta mi presencia. La conversación termina en un silencio cargado. Archibald vuelve a mirar el horizonte con determinación, mientras Genius bebe apresuradamente, cada vez más inquieto por el hombre que tiene frente a él y el verdadero alcance de sus planes.
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  • ㅤㅤㅤ 𝑶𝒏𝒆 𝒈𝒍𝒂𝒏𝒄𝒆: 𝒏𝒐 𝒘𝒐𝒓𝒅𝒔 𝒓𝒆𝒒𝒖𝒊𝒓𝒆𝒅

    #SeductiveSunday #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • 𝗜𝗻𝘀𝘁𝗮𝗴𝗿𝗮𝗺 𝗣𝗼𝘀𝘁 @ ThxTurner

    Renazco de mis cenizas con más fuerza y sabiduría

    #SeductiveSunday

    #Comunidad3D


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  • 𝗡𝗘𝗪 𝗣𝗢𝗦𝗧 𝗜𝗡𝗦𝗧𝗔𝗚𝗥𝗔𝗠 @ SanadaMK

    Mañana vuelta a la realidad

    #SeductiveSunday

    #Comunidad3D


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    𝗡𝗘𝗪 𝗣𝗢𝗦𝗧 𝗜𝗡𝗦𝗧𝗔𝗚𝗥𝗔𝗠 @ SanadaMK Mañana vuelta a la realidad #SeductiveSunday #Comunidad3D ────────────────── ︎≡ ↴ ⌂ ⌕ ⊞ ♡
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  • 𝕷𝖆 𝖒𝖔𝖗𝖙𝖊 è 𝖌𝖑𝖔𝖗𝖎𝖔𝖘𝖆
    𝕷𝖆 𝖒𝖔𝖗𝖙𝖊 è 𝖌𝖑𝖔𝖗𝖎𝖔𝖘𝖆
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