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    "𝐑𝐞𝐛𝐞𝐥 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭"
    𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘣𝘦 𝘷𝘪𝘤𝘪𝘰𝘶𝘴? 𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘭𝘪𝘦𝘴?
    𝘕𝘰 𝘳𝘶𝘭𝘦𝘴, 𝘱𝘶𝘳𝘦 𝘮𝘢𝘺𝘩𝘦𝘮. 𝘛𝘩𝘢𝘵'𝘴 𝘸𝘩𝘰 𝘐 𝘢𝘮.
    "𝐑𝐞𝐛𝐞𝐥 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭" 𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘣𝘦 𝘷𝘪𝘤𝘪𝘰𝘶𝘴? 𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘭𝘪𝘦𝘴? 𝘕𝘰 𝘳𝘶𝘭𝘦𝘴, 𝘱𝘶𝘳𝘦 𝘮𝘢𝘺𝘩𝘦𝘮. 𝘛𝘩𝘢𝘵'𝘴 𝘸𝘩𝘰 𝘐 𝘢𝘮.
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  • MÓNACO: Un Verano Sin Ti.
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗

    ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ:
    ╰─ ─╮
    ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ 𝕯𝖊𝖗𝖆𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ

    ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ

    Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco.

    Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión.

    La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos.

    No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida.

    O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir.

    (…)

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ



    ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮

    El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto.

    Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre.

    Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje.

    Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada.

    El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos.

    En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros.

    Otro verano en Mónaco.

    ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯


    ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺·


    Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban.

    La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural.

    —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible.

    Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería.

    —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión.

    Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio.

    —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón.

    Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día.

    —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar.

    El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena.

    Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida.

    —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗ ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ: ╰─ 👤 ─╮ ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ [nova_navy_mouse_914] 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco. Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión. La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos. No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida. O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir. (…) 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮ El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto. Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre. Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje. Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada. El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos. En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros. Otro verano en Mónaco. ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯ ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺· Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban. La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural. —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible. Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería. —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión. Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio. —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón. Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día. —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar. El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena. Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida. —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
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  • 𝖲𝗎𝖾ñ𝖺𝗌, 𝖺𝗆𝖺𝗌, 𝖿𝗅𝗎𝗒𝖾𝗌, 𝖼𝖺𝗅𝗅𝖺𝗌,𝗍𝗎 𝖺𝗅𝗆𝖺 𝖾𝗌 𝗆𝖺𝗋.
    · · ─ ·𖥸· ─ · ·
    𝖲𝗎𝖾ñ𝖺𝗌, 𝖺𝗆𝖺𝗌, 𝖿𝗅𝗎𝗒𝖾𝗌, 𝖼𝖺𝗅𝗅𝖺𝗌,𝗍𝗎 𝖺𝗅𝗆𝖺 𝖾𝗌 𝗆𝖺𝗋. · · ─ ·𖥸· ─ · ·
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  • 𝐄𝐬𝐭𝐞 𝐜𝐚𝐥𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚 𝐦𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐦𝐚𝐥, 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐨𝐨𝐨𝐨𝐨
    𝐄𝐬𝐭𝐞 𝐜𝐚𝐥𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚 𝐦𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐦𝐚𝐥, 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐨𝐨𝐨𝐨𝐨
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  • ────୨ৎ────

    𝑰 𝒃𝒊𝒕𝒆 𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒆 𝒉𝒂𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒇𝒆𝒆𝒅𝒔 𝒎𝒆
    𝒔𝒍𝒂𝒑 𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒆 𝒇𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒆𝒂𝒕𝒔 𝒎𝒆
    𝒔𝒐𝒎𝒆 𝒌𝒊𝒏𝒅 𝒐𝒇 𝒂𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍 𝒄𝒂𝒏𝒏𝒊𝒃𝒂𝒍
    ...
    𝒂𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍?

    𝒄𝒂𝒏𝒏𝒊𝒃𝒂𝒍?

    ────୨ৎ────

    https://youtu.be/N0_UVU_Ae4I?si=_6KcIjx7gbiMB0cn
    ────୨🩸ৎ──── 𝑰 𝒃𝒊𝒕𝒆 𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒆 𝒉𝒂𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒇𝒆𝒆𝒅𝒔 𝒎𝒆 𝒔𝒍𝒂𝒑 𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒆 𝒇𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒆𝒂𝒕𝒔 𝒎𝒆 𝒔𝒐𝒎𝒆 𝒌𝒊𝒏𝒅 𝒐𝒇 𝒂𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍 𝒄𝒂𝒏𝒏𝒊𝒃𝒂𝒍 ... 𝒂𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍? 𝒄𝒂𝒏𝒏𝒊𝒃𝒂𝒍? ────୨🩸ৎ──── https://youtu.be/N0_UVU_Ae4I?si=_6KcIjx7gbiMB0cn
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  • 𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒃𝒊𝒂 𝒆𝒔𝒕 𝒗𝒊𝒕𝒊𝒖𝒎 𝒒𝒖𝒐 𝒉𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒓𝒂 𝒎𝒐𝒅𝒖𝒎 𝒆𝒙𝒕𝒐𝒍𝒍𝒊𝒕,
    𝒔𝒆𝒊𝒑𝒔𝒖𝒎 𝒑𝒓𝒂𝒆𝒇𝒆𝒓𝒆𝒏𝒔 𝒂𝒍𝒊𝒊𝒔 𝒂𝒕𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒕𝒊𝒂𝒎 𝑫𝒆𝒐.
    𝑬𝒙 𝒆𝒂 𝒐𝒓𝒊𝒖𝒏𝒕𝒖𝒓 𝒐𝒎𝒏𝒊𝒂 𝒂𝒍𝒊𝒂 𝒑𝒆𝒄𝒄𝒂𝒕𝒂,
    𝒏𝒂𝒎 𝒒𝒖𝒊 𝒔𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒓𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒊𝒕𝒂𝒕𝒆𝒎 𝒑𝒐𝒏𝒊𝒕, 𝒄𝒂𝒅𝒊𝒕 𝒊𝒏 𝒇𝒂𝒍𝒔𝒊𝒕𝒂𝒕𝒆𝒎.

    𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒃𝒊𝒂 𝒆𝒔𝒕 𝒗𝒊𝒕𝒊𝒖𝒎 𝒒𝒖𝒐 𝒉𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒓𝒂 𝒎𝒐𝒅𝒖𝒎 𝒆𝒙𝒕𝒐𝒍𝒍𝒊𝒕, 𝒔𝒆𝒊𝒑𝒔𝒖𝒎 𝒑𝒓𝒂𝒆𝒇𝒆𝒓𝒆𝒏𝒔 𝒂𝒍𝒊𝒊𝒔 𝒂𝒕𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒕𝒊𝒂𝒎 𝑫𝒆𝒐. 𝑬𝒙 𝒆𝒂 𝒐𝒓𝒊𝒖𝒏𝒕𝒖𝒓 𝒐𝒎𝒏𝒊𝒂 𝒂𝒍𝒊𝒂 𝒑𝒆𝒄𝒄𝒂𝒕𝒂, 𝒏𝒂𝒎 𝒒𝒖𝒊 𝒔𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒓𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒊𝒕𝒂𝒕𝒆𝒎 𝒑𝒐𝒏𝒊𝒕, 𝒄𝒂𝒅𝒊𝒕 𝒊𝒏 𝒇𝒂𝒍𝒔𝒊𝒕𝒂𝒕𝒆𝒎.
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  • ──── 𝘘𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘴𝘵𝘶𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘭𝘢 𝘵𝘶𝘺𝘢, 𝘍𝘳𝘢𝘯𝘤𝘦𝘴𝘤𝘰. 𝘈ú𝘯 𝘢𝘴í, 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘯𝘰𝘫𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘨𝘰. 𝘌𝘳𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮á𝘴 𝘢𝘮𝘰 𝘺 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘮𝘪 𝘩𝘪𝘫𝘰. . . 𝘈𝘶𝘯𝘲𝘶𝘦 𝘢 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘢𝘴 𝘶𝘯 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘳𝘥𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭 𝘵𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰. ──── 𝑇ℎ𝑢𝑟𝑠𝑑𝑎𝑦 𝑎𝑡 𝐻𝑜𝑚𝑒. [?]
    ──── 𝘘𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘴𝘵𝘶𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘭𝘢 𝘵𝘶𝘺𝘢, 𝘍𝘳𝘢𝘯𝘤𝘦𝘴𝘤𝘰. 𝘈ú𝘯 𝘢𝘴í, 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘯𝘰𝘫𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘨𝘰. 𝘌𝘳𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮á𝘴 𝘢𝘮𝘰 𝘺 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘮𝘪 𝘩𝘪𝘫𝘰. . . 𝘈𝘶𝘯𝘲𝘶𝘦 𝘢 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘢𝘴 𝘶𝘯 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘳𝘥𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭 𝘵𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰. ──── 𝑇ℎ𝑢𝑟𝑠𝑑𝑎𝑦 𝑎𝑡 𝐻𝑜𝑚𝑒. [?]
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  • 𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘴𝘰 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘪𝘤...
    𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘴𝘰 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘪𝘤... 💋
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  • Holly Parker
    𝖺𝗇𝗇𝗒𝖾𝗈𝗇𝗀𝗁𝖺𝗌𝖾𝗒𝗈﹗
    𝖻𝗂𝖾𝗇𝗏𝖾𝗇𝗂𝖽𝖺﹗
    [MadisonPk07] 𝖺𝗇𝗇𝗒𝖾𝗈𝗇𝗀𝗁𝖺𝗌𝖾𝗒𝗈﹗ 𝖻𝗂𝖾𝗇𝗏𝖾𝗇𝗂𝖽𝖺﹗
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