Observaba desde la cornisa de un edificio abandonado, las manos enfundadas en los bolsillos de su abrigo. El viento frío agitaba su cabello, pero él permanecia inmóvil, una estatua de quietud en medio de la ciudad.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que había sentido el calor del sol sin que le dolieran los ojos o le diera migraña? ¿Cuánto, desde que había tenido una conversación que no fuera un intercambio de información o una advertencia velada?
Una punzada familiar presionó sus sienes. "La Entidad" se agitaba, inquieto. Siempre lo hacía en las noches quieras, cuando no había un enemigo al que enfrentar, ni nada en lo que concentrarse más allá que el silencio de la propia mente.
«๐๐ฆ๐ฅ๐ช๐ฐ๐ด๐ฐ...» susurró una voz, que era más un eco en su cráneo que una voz. Un pensamiento corrupto que no le pertenecía.
"Cállate", pensó él.
«๐๐ข๐ฏ๐ต๐ฐ๐ด ๐ค๐ฐ๐ณ๐ข๐ป๐ฐ๐ฏ๐ฆ๐ด ๐ญ๐ข๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฅ๐ฐ ๐ข๐ฉ๐ช ๐ข๐ฃ๐ข๐ซ๐ฐ. ๐๐ข๐ฏ๐ต๐ฐ ๐ฎ๐ช๐ฆ๐ฅ๐ฐ, ๐ต๐ข๐ฏ๐ต๐ข ๐ช๐ณ๐ข... ๐๐ฏ ๐ง๐ฆ๐ด๐ต๐ช๐ฏ. ¿๐๐ฐ๐ณ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฏ๐ฐ๐ด ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ฆ๐ฏ๐ฆ๐ฎ๐ฐ๐ด?»
—Porque no somos un animal. Porque soy yo quien tiene el control —murmuró.
«๐๐ญ ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ณ๐ฐ๐ญ ๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฆ ๐ถ๐ฏ ๐ฑ๐ณ๐ฆ๐ค๐ช๐ฐ», habló en su mente aquella voz ronca «๐๐ช๐ฆ๐ฎ๐ฑ๐ณ๐ฆ ๐ญ๐ฐ ๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฆ»
Extendió una mano. Una sombra se arrastró hacia su palma, formando una esfera de oscuridad perfecta que absorbía la luz. La sostuvo, sintiendo su peso frío. Este poder le había salvado la vida. Y este poder se la estaba robando.
Cerró el puño. La esfera se desvaneció con un suspiro.
Él no era un héroe, lo sabía. Los héroes no pactaban con entidades silenciosas y hambrientas, y tampoco temían sus propias sombras. Pero ahí estaba, noche tras noche, conteniendo la tormenta dentro de él para que aquellos que dormían ahí abajo, inocentes de los horrores que existían en el mundo, nunca tuvieran que saber su nombre.
Se dió la vuelta, alejándose de la orilla de la cornisa y sumergiéndose en las sombras más profundas del edificio. Su trabajo nunca terminaba.
«¿๐๐ถ๐ช๐ฆ๐ฏ ๐ต๐ฆ ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฆ ๐ข ๐ต๐ช?» susurró La Entidad. La pregunta, como siempre, quedó sin respuesta.
Observaba desde la cornisa de un edificio abandonado, las manos enfundadas en los bolsillos de su abrigo. El viento frío agitaba su cabello, pero él permanecia inmóvil, una estatua de quietud en medio de la ciudad.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que había sentido el calor del sol sin que le dolieran los ojos o le diera migraña? ¿Cuánto, desde que había tenido una conversación que no fuera un intercambio de información o una advertencia velada?
Una punzada familiar presionó sus sienes. "La Entidad" se agitaba, inquieto. Siempre lo hacía en las noches quieras, cuando no había un enemigo al que enfrentar, ni nada en lo que concentrarse más allá que el silencio de la propia mente.
«๐๐ฆ๐ฅ๐ช๐ฐ๐ด๐ฐ...» susurró una voz, que era más un eco en su cráneo que una voz. Un pensamiento corrupto que no le pertenecía.
"Cállate", pensó él.
«๐๐ข๐ฏ๐ต๐ฐ๐ด ๐ค๐ฐ๐ณ๐ข๐ป๐ฐ๐ฏ๐ฆ๐ด ๐ญ๐ข๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฅ๐ฐ ๐ข๐ฉ๐ช ๐ข๐ฃ๐ข๐ซ๐ฐ. ๐๐ข๐ฏ๐ต๐ฐ ๐ฎ๐ช๐ฆ๐ฅ๐ฐ, ๐ต๐ข๐ฏ๐ต๐ข ๐ช๐ณ๐ข... ๐๐ฏ ๐ง๐ฆ๐ด๐ต๐ช๐ฏ. ¿๐๐ฐ๐ณ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฏ๐ฐ๐ด ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ฆ๐ฏ๐ฆ๐ฎ๐ฐ๐ด?»
—Porque no somos un animal. Porque soy yo quien tiene el control —murmuró.
«๐๐ญ ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ณ๐ฐ๐ญ ๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฆ ๐ถ๐ฏ ๐ฑ๐ณ๐ฆ๐ค๐ช๐ฐ», habló en su mente aquella voz ronca «๐๐ช๐ฆ๐ฎ๐ฑ๐ณ๐ฆ ๐ญ๐ฐ ๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฆ»
Extendió una mano. Una sombra se arrastró hacia su palma, formando una esfera de oscuridad perfecta que absorbía la luz. La sostuvo, sintiendo su peso frío. Este poder le había salvado la vida. Y este poder se la estaba robando.
Cerró el puño. La esfera se desvaneció con un suspiro.
Él no era un héroe, lo sabía. Los héroes no pactaban con entidades silenciosas y hambrientas, y tampoco temían sus propias sombras. Pero ahí estaba, noche tras noche, conteniendo la tormenta dentro de él para que aquellos que dormían ahí abajo, inocentes de los horrores que existían en el mundo, nunca tuvieran que saber su nombre.
Se dió la vuelta, alejándose de la orilla de la cornisa y sumergiéndose en las sombras más profundas del edificio. Su trabajo nunca terminaba.
«¿๐๐ถ๐ช๐ฆ๐ฏ ๐ต๐ฆ ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฆ ๐ข ๐ต๐ช?» susurró La Entidad. La pregunta, como siempre, quedó sin respuesta.