CICLO 001

El silencio no es una opción, la muerte sí.

No recuerdo quién soy. Ni recuerdo porqué desperté en este cuerpo que no es mío. No sé porque abrí los ojos gritando el nombre de mi hermano. Pero ahora, esta vida me pertenece, y haré todo lo posible para no vivir en este eterno sueño.

Hora, 08:00pm.

Abrió los ojos. Siempre tenía pesadillas. Sueños que lo atormentaban dónde la historia se repetía una y otra vez. Billy no lograba recordar porqué sentía ese sentimiento de tristeza, de nostalgia. Era como cuando uno juega ajedrez, y no sabes cuál será el próximo movimiento del oponente debido a que no son predecibles.

Los gritos eran lo que más le aterraba. Esos sonidos de lamentos, de dolor, de sufrimiento eran lo que lo señalaban, lo que estaban en los más profundo de su corazón. ¿Porqué tenía que vivir con este peso cuando toda su vida ha sido alguien del bien? Él sólo quería ser feliz, pero a veces la vida es una caja de pandora dónde no sabes cómo reaccionará el caos contra el universo. Contra contigo mismo.  Decidió levantarse de la cama, viendo el reloj. Las ocho de la noche. Recordó que tenía que verse con Agatha, recordó que ella le enseñaría a controlar no solo su magia, sino todo lo que es. ¿Pero porqué sentía que estaba viviendo una vida que no tenía que vivir? Se sentía sucio. Se sentía un impostor en su propia vida. 

¿Quizá estaba loco? No lo sabía, estaba teniendo una vida casi perfecta, y más ahora, que quería encontrar a su hermano. Que quería encontrar a su madre. Que quería saber muchas cosas, y del porque Mephisto le había dado una oportunidad de sobrevivir, ya que poco a poco ha estado recordando su vida pasada antes de ser Billy Kaplan.

Vio a sus padres (los Kaplan) ver la televisión esa noche. Su madre, como siempre le decía que tenía que cuidarse. El se reía cada vez que su padre se preguntaba por qué tenía que salir siempre de noche. No iba a negar que quería a su familia. No iba a negar que daría su vida por protegerlos, porque ellos dos, lo han criado. Un eco se hizo visible en sus pensamientos, dándole un dolor de cabeza tras escuchar un grito de terror en su mente. Sus padres, lo observaron preocupados a lo cuál el respondió:

“Estoy bien

Comentó el, ignorando las voces de su cabeza. Los abrazó, y agarrando su chaqueta, se dirigió hacía un lugar lejos de Westview, precisamente, el bosque dónde siempre se reunía con Agatha. Al llegar, la vio ahí frente a un árbol enorme. Su aspecto espectral era como una imagen vivida de una película de terror. Pero Billy ya no le temía. Ya no le temía a nada.

—¿Alguna pista dónde podría estar Tommy, Agatha?

Preguntó al llegar a su lado. La mujer fantasmal, se giró hacía a él. Su cabello blanco largo estaba sujeto a una coleta, usaba su traje de bruja color lila (así ella murió, y según como había leído, los fantasmas no podían cambiarse de ropa); con su escalofriante sonrisa. ¿Cuántos meses llevaban ya con sus lecciones? No tenía ni idea. Desde el número 50 ya había perdido la cuenta.

—No. ¿Pero en serio te importa él, Billy?

Esa pregunta le hizo estremecer todo su cuerpo. El tragó en seco como si pudiera mentirse así mismo. Hace meses, la respuesta a esa pregunta había sido un rotundo sí. Hace meses, él hubiera dicho que Tommy aún era su objetivo, pero por alguna razón…sentía que ya no era así.

Los gritos volvieron a aparecer en su mente. Se llevó las manos a su cabeza soltando jadeos de dolor. ¿Por qué la vida tenía que ser como un cetro? ¿Por qué la vida tenía que lastimar a las personas que no se lo merecían? Intentó respirar, intentó no jadear más frente a ella, pero le era imposible. Miró como Agatha intentó agarrar su muñeca traspasándola al ser fantasma, y Billy respiró hondo. Cerró los ojos al escucharla.

—¡No dejes que Mephisto te controle! ¿Cuántas veces hemos hecho los hechizos para que él no pueda ver ni leer tu mente? —Billy jadeó, abriendo los ojos. Ella estaba enojada—, eres un inútil, pero práctico, Billy.

—Gracias por llamarme inútil, una última vez —comentó con tono sarcástico, a lo que ella solo sonrió dándole una vuelta.

Billy respiró hondamente cuando los gritos desaparecieron. ¿Por qué él tenía una conexión con Mephisto? ¿Por qué Mephisto podía penetrar todos sus sentidos? Él no recordaba haber tenido algún contacto con ese demonio andante. Él solo sabía de su presencia porqué lo había leído en sus archivos cuando buscaba cosa de magia.

Él frunció el ceño cuando Agatha terminó de dar la vuelta. A lo cual le sorprendió cuando ella empezó a bailar en el medio del bosque, con sus pies descalzos, cantando una ¿opera?; ¿en serio estaba sucediendo? ¿de verdad tenía que tenerla como su mentora? Agatha no le sentaba bien ser un fantasma.

Su voz era tal cual como una soprano. Ella movía radicalmente su cuerpo como si de un ballet se tratase, su voz fantasmal inundaba todo el bosque, y Billy pudo ver como los árboles se empezaban a mover. Una brisa inundó el lugar haciendo que la poca luz que había gracia a las estrellas se volviera todo oscuro.

Una oscuridad infinita.

No veía la luz del cielo. No veía las luces de las estrellas. Los árboles, las piedras, el pantano, todo había desaparecido. Solo se escuchaba la voz de burla de Agatha como si tuviera un eco andante en un salón enorme.

Abrió los ojos cuando sintió una luz que iba directo a su pecho, y Billy dio un movimiento hacía atrás para esquivarla. Se volvió, girándose a ver la luz flotante. La luz brillaba más que nunca. Con curiosidad, se acercó a ella, cuando la iba a tocar con su dedo, en un instante, salió disparado hacía el otro extremo.

Lo que no se imaginaba es, que mientras caía hacía atrás, su espalda chocó contra la oscuridad. La oscuridad se hizo vidrio. Los vidrios eran recuerdos de él. Recuerdos que no conocía, recuerdos que él había vivido y los que estaba por vivir. Había uno dónde le impresionó tanto: Era él matando a su hermano.

Agatha apareció en el medio del caos: Los recuerdos tanto presente, pasado, y futuro estaban a su alrededor. Billy que aún estaba en el suelo por haber sido empujado, se levantó sacudiendo sus hombros. El lugar ya no era el bosque de Westview. Era su mente.

—Estos son…

—Tus recuerdos, los del pasado, presente y futuro —dijo Agatha, moviéndose felizmente, viendo cada recuerdo de él. Billy no sabía cómo sentirse al respecto—, es interesante. Quisiera saber si de verdad podrás soportar el peso de tantas vidas —ella se giró a él, viéndolo de arriba a abajo—, dime, Billy —sonrió, el la miró. Tenía esa sonrisa que aún le daba miedo—, ¿Qué fue lo que hablaste con Mephisto antes de renacer?

—Ya te dije, ¡no lo recuerdo! —gritó Billy obstinado de lo mismo, siguió—, ¿crees que te ocultaría algo? ¿Crees que no te diría nada si me acordara? Cada maldito sueño que tengo es como si me diera alguna señal, Agatha. Pero ni yo lo sé. No sé que son estos recuerdos. No sé que esta… vida —señaló uno en especial, dónde él se veía mucho más grande, teniendo el cuerpo sin vida de su hermano entre sus manos, Agatha rio—, no es divertido.

—Para mí lo es —se acercó hasta quedar frente a él—, oh pobre muchacho. Una vida marcada, un destino sellado. Un sol que estará encima de tus hombros hasta que tú mismo te liberes, hasta que puedas liberarte…

—¿De que demonios…? —habló él pero Agatha lo interrumpió.

—¿En serio te haces el tonto, Billy? —Billy apretó sus puños al verla reírse tan descaradamente—, ¿en serio crees que puedes engañarme? Todo este tiempo desde que he aceptado a ser tú maestra, a enseñarte a ser un gran mago, me he sentido tan realmente estúpida en que algún día confiarías en mí, en que algún día, me contarías la verdad —Billy la miró a los ojos fijamente, sintiendo un sudor en la frente a tener su espectro tan cerca—, hiciste un trato con Mephisto.

—¡No es verdad! —gritó Billy.

—¡Si lo es! —Agatha, le señaló la parte de su cuello. Billy rápidamente se giró a verlo, viendo una pequeña marca ahí. Un círculo de estrella. Agatha sonrió en verlo tan sorprendido—, has aceptado una profecía, y esto —estiró sus manos. Él se giró a verla, viendo como ella señalaba sus recuerdos—, no son más un peso de lo que harás.

Billy tenía rabia encima. Sentía como el poder que poco a poco se había quedado dormido, despertaba. Agatha no ayudaba. No cooperaba. ¿Porqué tenía tantas ganas de matarla? ¿De verdad ella le estaba provocando? Sus manos de repente se pusieron de un tono verde. Un fuego que no le quemaba. Un fuego que él anhelaba poder. Un fuego que lo controlaba de un día a otro.

Agatha reía. Ella se subió al aire, tocando cada uno de sus recuerdos. Parecía una loca. Eso le daba más enojo. Fue cuando entonces, Billy con su furia, gritó. Gritó porque sentía un dolor de cabeza, gritó porque cada alma que tenía en su pecho, cada recuerdo, cada momento que había vivido en esta vida le consumía. Ser el hijo perfecto. Ser la esperanza de la humanidad. Encontrar a su hermano, todo le estaba agobiando, y fue entonces, cuando alzó sus manos hacía a ella, que no dejaba de sonreírle.

—Bienvenido, Wiccan.

El se enfureció. No sabía porque, pero ese nombre le enfurecía. Con ambas manos, y con todo su poder, apuntó el fuego verde que salía de su cuerpo hacía Agatha. Mientras ella gozaba, le guiñó un ojo antes de explotar, antes de desaparecer. Los cristales también se rompieron en pedazos.

Billy cayó al suelo. El bosque había vuelto. ¿En serio había hecho esto? Miró sus manos, queriendo llorar. ¿Él… mató a un fantasma? ¿Pero como era posible? ¿Cómo un chico como él que no sabía nada de magia…podía matar un fantasma de repente? Sintió como sus lágrimas caían por el suelo. Sintió como sus manos se golpearon contra las gramas del pantano dónde estaba una y otra vez. Gritó furicamente haciendo que un rayo azul saliera de su pecho iluminando toda la ciudad, iluminando todo su esplendo. La marca que tenía en su cuello le había iluminado hasta ponerse dorada.

Había llegado al límite.

Esa explosión había acabado con él. En el bosque de Westview no había nada. Sólo polvo.

Y es ahí cuando me di cuenta de mi primer intento fallido.

Es ahí cuando derramé la primera sangre que no debió de ser derramada.

Un cetro se mueve rápidamente mientras su base de dato este configurada,

Y así me siento, como una base de datos que intentan borrar todo mis archivos.

¿Algún día podré salir de esto?

Y fue cuando abrí los ojos, fue cuando volví a despertar en ese accidente.

¿Qué es derramar la sangre que más quieres? El juego de los dioses, el juego del poder, el juego de querer ser controlado había empezado.

¿Este es precio a sostener el sol entre mis hombros?

Quizá luego descubra la respuesta.