Nombre: Jimoto 

Apellido: N/A

Edad: 18 (aparentemente)

Raza: Saiyajin (el desconoce este hecho).

Ocupación: Explorador/Superhéroe 

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La tormenta había azotado las montañas durante toda la noche, pero cuando el sol finalmente asomó entre las nubes, reveló un paisaje marcado por la destrucción. En la cima de una de las montañas más altas, un cráter humeante se extendía entre las rocas, como si algo hubiese caído del cielo.  

Mikasa, una joven de espíritu amable y aventurero, había subido temprano para recolectar hierbas medicinales cuando descubrió el insólito espectáculo. Entre el vapor y la roca ennegrecida, su mirada se posó en un objeto que no debería estar allí: una nave metálica, pequeña, con grietas en su superficie.  

El corazón le latía con fuerza mientras se acercaba, sintiendo una mezcla de asombro y temor. Con cautela, apoyó la mano en el casco caliente de la nave y escuchó un leve sonido proveniente de su interior.  

Un llanto.  

Mikasa contuvo el aliento. Con manos temblorosas, buscó alguna forma de abrir la estructura y, tras un momento de incertidumbre, una compuerta se deslizó con un suave siseo. Dentro, envuelto en una manta de tela extrañamente suave, yacía un bebé de mejillas sonrosadas y ojos brillantes. Su cabello oscuro contrastaba con la luz de la mañana, y cuando Mikasa lo tomó en brazos, dejó de llorar de inmediato, como si supiera que estaba a salvo.  

El bebé, ajeno a la extrañeza de su llegada, soltó un suave balbuceo y se aferró a su dedo con diminutas manos. 

 

Mikasa, a pesar de su juventud, se convierte en una madre protectora y cariñosa. Es fuerte, decidida y llena de energía, enseñándole a Jimoto a ser valiente y a confiar en sí mismo. Sin embargo, nunca dejo de cuestionarse de dónde vino y qué destino le espera.

Mikasa lo cría con valores humanos, enseñándole a apreciar la vida simple en la aldea cercana. Sin embargo, cuando Jimoto comienza a manifestar habilidades cada vez más fuera de lo común, ella se enfrenta al dilema de ocultarlo o ayudarlo a entender su verdadera naturaleza.

 

Actualmente jimoto no tiene un hogar fijo, algo sucedió que le obligó a tener una vida sedentaria aunque aún tiene predilección por los lugares rurales.