LA HIJA DEL DRAGÓN DORADO 

Muchos son los nombres que tiene, y de todos ellos, prefiere uno en particular.

Tuve la oportunidad, querido lector, de conocerla en persona. Fue en uno de mis viajes junto a mi gran amigo Geralt de Rivia. Tras haber escapado de las garras de Loredo en Flotsam nos embarcamos junto a Iorveth y sus Scoia'tael (he de decir que aunque su compañía resultaba de lo más útil, no era de mi agrado) y navegamos por el Pontar hasta Alto Aedirn. El rey Henselt de Kaedwen tenía que reunirse con Saskia, a quien los lugareños llamaban con orgullo "La Virgen de Aedirn." Una doncella, si se me permite el apunte, hermosa, pura, feroz... y el perfecto símbolo de una rebelión.

Pero no adelantemos acontecimientos. Comencemos por el principio.

Saskia nació en algún momento del año 1248 bajo otro nombre y otra apariencia. Sólo cuatro personas en el mundo, incluyéndome a mí, vuestro bardo favorito, conocemos este dato. Ella era la hija de Myrgtabrakke, una dragona verde, y Villentretenmerth, el famoso dragón dorado.

Myrgtabrakke fue el objetivo de la denominada Cacería del Dragón, compuesta por diferentes personas con distintos objetivos. Entre los cazadores se encontraban Geralt, Yennefer y cómo no, Villentretenmerth bajo el nombre y la apariencia humana de Borch Tres Grajos. La dragona fue sutilmente envenenada, y cuando uno de los cazadores se acercó a comprobar que estaba muerta, ella arremetió con todas sus fuerzas sólo para proteger a su cría.

No fue sino por la intervención de Borch que se evitó la muerte de la dragona, peleando con fuego y furia contra sus atacantes. Y después de tal combate, le reveló al brujo su habilidad de transformarse en lo que él desease. Con Myrgtabrakke ya a salvo, Borch lució sus escamas de oro y se llevó a su cría lejos ya de todo peligro.

Ah, querido lector, aquí no termina la cosa. Resultó que la pequeña dragona recibió el nombre de Saesenthessis, así como la habilidad de transformarse en una hermosa doncella humana de cabello dorado, ojos de un extraño gris oscuro, grandes, torso firme y cintura definida. Borch crió a su pequeña bajo los ideales de igualdad entre razas, justicia y honor, y ella los adoptó como propios. Pero una costumbre popular entre los dragones es dejar a las crías que maduren por sí solas, y un día, Villentretenmerth desapareció, dejando a una pequeña Saskia libre —y sola— en el mundo.

Y como toda leyenda, se merece que le dediquemos un capítulo a sus hazañas.

 

LA VIDA COMO SASKIA

Como te iba diciendo, querido lector, la cortejé... ¡No, no! ¡Sólo era una broma, caray!

 

Nuestra heroína se había quedado sola tras la ida de su padre, así comenzó a recorrer el mundo, en primer lugar aprendiendo a dominar su polimorfismo. Esto la llevó a recorrer gran parte de los Reinos del Norte, hasta que un día sus pasos la llevaron hasta las tierras de la Casa La Valette en Temeria. Fue descubierta por un muchacho mientras tomaba aliento tras tan largo viaje, y no se trataba de otro que el mismísimo Aryan La Valette. Su encuentro no fue amistoso, ya que Saskia tenía pavor a que alguien descubriera su secreto; de modo que se enfrentó al joven Aryan torpemente, pero éste, lejos de despreciarla, la invitó a su castillo y le brindó ciertas nociones de combate.

 

​De nuevo en el camino. Sin un propósito ni una meta. Saesenthessis no sabía a dónde ir; así que durante una temporada vagó por el Norte, observando todo lo que poco a poco iba creciendo. No fue, sin embargo, hasta que llegó a la tierra de Aedirn, donde el rey Demavend III gobernaba con puño de hierro, cuando una parte de su destino se abrió ante sus ojos: debía liberar a los no-humanos y promover la coexistencia de las razas bajo unas nuevas normas. Pero, ¿por qué? os estaréis preguntando. Es sencillo; Saesenthessis vio la miseria y la reclusión a la que elfos y enanos estaban condenados, y pensó que tenía que hacer algo al respecto. Las persecuciones se hicieron una práctica habitual, y tanto la demagogia del rey como las incursiones clandestinas de algunos Scoia'tael, que asesinaban humanos en nombre de la libertad no ayudaban demasiado.

 

Pero...¿quién iba a escuchar a una desconocida de diecisiete años sin título, ni reputación?

 

Ah, la incertidumbre. Tenía que hacer algo, y no obstante ni sabía el qué. Así que, macuto al hombro (o más bien, a la pata) continuó su camino.

El destino es caprichoso, querido lector, y juega con las personas de una forma muy cruel. Pues la otra parte de su porvenir le fue revelada en un bosque entre la frontera de Aedirn y el reino élfico de Dol Blathanna.

Efectivamente, amigo mío: el infame Iorveth, comandante de Scoia'tael, antiguo discípulo del mismísimo Isengrim Faoiltiarna, la descubrió volando por el cielo exhibiendo su dracónida magnificencia.

El elfo no obstante no halló dragón alguno, sino una joven hermosa de cabello dorado que yacía inconsciente sobre el suelo. Qué le impulsó a llevársela de ahí nadie lo sabe, ya que su odio hacia los humanos era acérrimo (e incluso participó en algunas "cacerías" junto al que en otro tiempo fuera su mentor).

 

Su encuentro fue cordial, y ambos se respetaron mutuamente. Debieron hablar, ya que el Zorro de los Bosques acabó adivinando su secreto. Y en lugar de matarla o hacerla prisionera le dio un nombre, Saskia, y le atribuyó el mérito de cazar un dragón además de proporcionarle un origen, Aedirn.

Ahí estaba lo que necesitaba, y con su nuevo nombre más la ayuda de Iorveth, Saesenthessis, ahora Saskia, comenzó su incesante labor de promover la igualdad, la justicia y el honor entre las razas. En primer lugar, empezó a intervenir en los conflictos entre humanos y no-humanos en aldeas cuyos nombres no aparecen en el mapa, sembrando así la semilla del cambio.

 

Permíteme, querido lector, que haga aquí un breve inciso para explicarte lo que ocurría en el mundo mientras nuestra Saskia reemprendía su misión; en la isla de Thanedd había un banquete, un gran banquete organizado por el Capítulo de Hechiceros en el que iban a discutir las alianzas políticas que más les interesasen. Ten en cuenta que la Primera Guerra del Norte había terminado de forma desastrosa para los Norteños, y era el momento de actuar. Lo que parecía un banquete, derivó en un golpe de Estado orquestado por Nilfgaard en el que los Reinos del Norte se vieron obligados a intervenir (especialmente, nuestro espía Sigismubd Dijkstra y Philippa Eilhart); Francesca Findabair dejó pasar a sus Scoia'tael y lo que iba a ser una "negociación de paz" acabó derivando en una batalla campal. Entenderás todo esto más adelantez te lo aseguro.

 

Pero, volviendo a las corredurías de Saskia, te diré amigo mío, que Nilfgaard había comenzado a destruir Aedirn a sangre, fuego y acero, empezando por la quema de aldeas innombradas y más tarde batalla de Aldersberg y el sitio de Vengerberg. Nuestra Saskia, con la inestimable ayuda de Ciaran, el mejor amigo de Iorveth, se vio obligada a combatir por Aedirn en la Batalla de Aldersberg, que menguó mucho sus fuerzas para llevarse después a los civiles hasta Vergen. Cecil Burdon, el regidor, aceptó darles cobijo y sustento a cambio de un oficio, con la promesa de Saskia de que en caso de conflicto, asumiría toda responsabilidad y castigo, cosa que le valió la confianza del señor Burdon y su admiración.

 

IORVETH Y SASKIA

Te dije, querido lector, que la historia que atañe al elfo y la dragona merecía un capítulo a parte, pues está llena de aventuras...y desventuras.

Como ya os dejé caer, Saskia conoció a Iorveth en algún momento del año 1265, aún en plenos tiempos de desconcierto y sangre, mientras sobrevolaba la frontera entre el reino humano de Aedirn y el reino élfico de Dol Blathanna, justo donde algunas unidades insurgentes de Scoia'tael habían levantado campamento planeando una incursión hacia los asentamientos humanos.

Y el infame Iorveth, el Zorro de los Bosques, la vio exhibir su belleza sobrenatural con temor, y no obstante, cuando la curiosidad y el miedo se apoderaron de él, solo encontró a una hermosa joven de cabello de oro desnuda y sin sentido. Así que, temiendo por su seguridad, se la llevó del lugar.

Verás, querido lector, ella despertó al cabo de varias horas... Hay quienes confunden amor con admiración, pero en el caso de Iorveth aquello iba más allá de toda lógica. Hablaron, y hablaron mucho, hasta el punto de que él descubrió su secreto, escuchando todo cuanto ella tenía que decir: sus principios, su ideal de igualdad real, justicia, honor, en todo lo que quería conseguir: un Valle del Pontar libre. Y aunque no lo creáis, le dio un nombre, un título y una reputación que él mismo se encargó de difundir al tiempo que proseguía sus cacerías de dh'oine.

Sí, querido lector. Su odio hacia los humanos era más que acérrimo (propiciado en gran parte por Vernon Roche, el líder temerio de los Franjas Azules) y no obstante, luchaba contra ellos por la libertad de su raza. Sin embargo, Saskia había conseguido hacer mella en Iorveth, hasta el punto de que él le había jurado lealtad más allá del amor que le profesaba. Llegó a querer un mundo mejor, pero ese mundo tenía que estar gobernado por ella, y él se encargaría de ponerle una corona en la cabeza.

Oh, pero aquí no acaba la cosa, querido lector; conoces cómo el scoia'tael se prendó de la dragona, algo inusual entre los ardillas, pero ahí no termina la historia.

Saskia había encontrado a su único amigo sincero en el cazador de humanos; lo sabía, y aunque al principio lo consideraba un terrorista y un genocida, confiaba en él de todos modos. Se cuidaban y protegían mutuamente, incluso en las situaciones más difíciles, y Saskia no tardó en comprender que no era un monstruo sediento de sangre.

¿Qué ocurrió en todo este tiempo? Verás, Saskia se quedó junto a Iorveth mientras poco a poco iba alentando a los no-humanos a salir de la miseria y formaba una comunidad igualitaria en la ciudad de Vergen. Solía ir a ver cómo progresaban sus esfuerzos, a menudo acompañada del scoia'tael, que por cierto se dedicó a instruirla en su peculiar arte de la guerra.

Hasta que finalmente, Saskia estableció un hogar propio en Vergen, hogar al que por cierto abría de tanto en cuanto para Iorveth y en el que a pesar de todo, los scoia'tael "eran bien recibidos". Cabe destacar que los humanos y los no-humanos convivían en perfecta armonía, a pesar de los conflictos que llamaban a sus puertas.

Toda historia de amor tiene su parte trágica, querido lector, y ésta llegó como preludio de la Segunda Guerra contra Nilfgaard en forma de Golpe de Estado, en la isla de Thanedd durante una cumbre de magos en la que los Reinos del Norte pretendían hacer frente a los conspiradores nilfgaardianos. Como Iorveth era vasallo del Emperador, fue llamado a filas y durante un tiempo se separaron sus caminos. Al terminar la batalla que desencadenó, los Scoia'tael fueron condenados y perseguidos, para desgracia de Saskia.

Lo que ella no imaginaba era que las noticias que volvería a recibir del elfo eran más que nefastas: la primera noticia que tuvo de él fue que había estado combatiendo en Brenna y que había sido muy malherido a causa de una lanza. Saskia estaba librando sus propias batallas, por lo que ni siquiera podía ir a buscarlo. Tenía que mantener a raya a las tropas de Henselt que se encontraban asentadas en Alto Aedirn planeando una incursión para conquistar Vergen mientras el elfo se curaba en Brokilon y emprendía el viaje de vuelta a su hogar.

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[Esta ficha se irá expandiendo en base a los roles que vayan surgiendo.]