Ella camina sobre los adoquines, como una ilusión que se materializa con cada paso. Un brazo cargando libros para enriquecer su ya amplio conocimiento, el otro sosteniendo con gracia un parasol, privando al maldito sol de su imagen.
Sus ojos, como dos lagos perfectos de estrellas, ella apenas me vislumbra con su mirada, y mi alma se desvanece al intentar comprender cómo un ser tan radiante como ella puede siquiera notar la sombra que soy.
¿Es este el destino que Mystra ha marcado para mí?
¿Es quizás, la existencia misma de esta visión de primavera en mis manos manchadas de sangre, para redimir lo irreparable?
Ella, como una avecilla que surca cielos, cuya libertad protegería con la misma intensidad con la que la oscuridad me consume.
Sus dedos, tan delicados, juegan con mi alma como si fuesen las páginas de un libro antiguo, cada gesto suyo enciende en mi pecho una peculiar angustia, mientras su sonrisa, se dibuja cuando decido visitarla de aparente imprevisto.
La ironía, mi única esperanza y condena, Mystra me has dado una prueba de tu poder.
Solo algo debo decir ... No haré nada que rompa este frágil hechizo que me mantiene al borde de la perdición y la salvación. No fuerces mi mano, porque tu y yo sabemos que si lo hice una vez, lo volveré a hacer, pero ahora será completamente personal.
Sus ojos, como dos lagos perfectos de estrellas, ella apenas me vislumbra con su mirada, y mi alma se desvanece al intentar comprender cómo un ser tan radiante como ella puede siquiera notar la sombra que soy.
¿Es este el destino que Mystra ha marcado para mí?
¿Es quizás, la existencia misma de esta visión de primavera en mis manos manchadas de sangre, para redimir lo irreparable?
Ella, como una avecilla que surca cielos, cuya libertad protegería con la misma intensidad con la que la oscuridad me consume.
Sus dedos, tan delicados, juegan con mi alma como si fuesen las páginas de un libro antiguo, cada gesto suyo enciende en mi pecho una peculiar angustia, mientras su sonrisa, se dibuja cuando decido visitarla de aparente imprevisto.
La ironía, mi única esperanza y condena, Mystra me has dado una prueba de tu poder.
Solo algo debo decir ... No haré nada que rompa este frágil hechizo que me mantiene al borde de la perdición y la salvación. No fuerces mi mano, porque tu y yo sabemos que si lo hice una vez, lo volveré a hacer, pero ahora será completamente personal.
Ella camina sobre los adoquines, como una ilusión que se materializa con cada paso. Un brazo cargando libros para enriquecer su ya amplio conocimiento, el otro sosteniendo con gracia un parasol, privando al maldito sol de su imagen.
Sus ojos, como dos lagos perfectos de estrellas, ella apenas me vislumbra con su mirada, y mi alma se desvanece al intentar comprender cómo un ser tan radiante como ella puede siquiera notar la sombra que soy.
¿Es este el destino que Mystra ha marcado para mí?
¿Es quizás, la existencia misma de esta visión de primavera en mis manos manchadas de sangre, para redimir lo irreparable?
Ella, como una avecilla que surca cielos, cuya libertad protegería con la misma intensidad con la que la oscuridad me consume.
Sus dedos, tan delicados, juegan con mi alma como si fuesen las páginas de un libro antiguo, cada gesto suyo enciende en mi pecho una peculiar angustia, mientras su sonrisa, se dibuja cuando decido visitarla de aparente imprevisto.
La ironía, mi única esperanza y condena, Mystra me has dado una prueba de tu poder.
Solo algo debo decir ... No haré nada que rompa este frágil hechizo que me mantiene al borde de la perdición y la salvación. No fuerces mi mano, porque tu y yo sabemos que si lo hice una vez, lo volveré a hacer, pero ahora será completamente personal.
